Esta imagen satelital muestra cómo estaba atascado el barco en el canal de Suez el domingo.

Nota del editor: David Bittan Obadia es abogado, escritor, analista de temas políticos e internacionales, columnista del diario El Universal, de Venezuela, y colaborador en otros medios de comunicación. Como conferencista, participó en el Congreso Judío Mundial y fue presidente de la comunidad judía de Venezuela. Su cuenta de Twitter es @davidbittano. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor. Puedes leer más artículos como este en cnne.com/opinión.

(CNN Español) – Casi una semana el canal de Suez, que conecta el mar Mediterráneo con el mar Rojo se mantuvo cerrada por el atasco de un barco con un peso de aproximadamente 224.000 toneladas.

Para hacernos una idea de la magnitud de este problema es oportuno resaltar los siguientes datos: aproximadamente el 30% del volumen de contenedores del mundo transita diaramente por el canal del Suez, aproximadamente el 12% del comercio global total de todas las mercancías.

Estas son unas cifras realmente impresionantes que nos ayudan a entender la enorme trascendencia de lo que ocurrió.

Las pérdidas por este atasco, incluso con la liberación del canal, ascenderán a cifras incalculables; más de 300 barcos llenos de mercancía tuvieron que esperar para poder pasar y la cosa no va tan rápido como se piensa. Con el tiempo se resentirán las economías y la escasez de algunos productos generará inflación en varios rincones del mundo. El mundo de hoy no está hecho para perder ni un minuto.

Con este incidente ha quedado demostrado hasta qué punto depende el mundo de la denominada cadena global de distribución y, como bien lo señala Ilan Goldin, profesor de la Universidad de Oxford: “A medida que nos volvemos más interdependientes, estamos más sujetos a las fragilidades que surgen, y siempre son imprevisibles”.

El mundo debe estar alerta y concentrarse en la búsqueda de alternativas al comercio marítimo para garantizar la cadena de suministro. Quizás la globalización nos fue arropando demasiado rápido y temas como el tránsito de las mercancías no parecían representar un problema; esto sin embargo se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza, pues un solo barco puso de rodillas el comercio mundial.

Habrá que replantearse quizás la globalización, observando la regionalización de las economías y poner mayor énfasis en los vecinos. En el caso de Estados Unidos hay que enfocarse en sus socios naturales: América Latina, donde hay grandes oportunidades por explorar, todo por hacer e inmensas reservas de recursos naturales.

El encarecimiento del transporte de las mercancías dará un margen mayor para fabricar en países distintos a China, donde se sabe que existe una descarada explotación laboral.

Las alternativas de rutas al canal de Suez

Una sería el cabo de Buena Esperanza en el sur de África, donde ciertamente existen una serie de riesgos de seguridad ante el auge de la piratería marítima y donde también la distancia se convierte en un problema; la otra es la ruta del Ártico, pero esta, además de ser más larga, presenta características climatológicas extremas. En el mejor de los casos, ambas opciones agregan costos, mayor tiempo de navegación y riesgos. El transporte aéreo, por su parte, resultaría impensable para tanto movimiento.

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El papel de Moscú

Rusia muestra sus intenciones de meterse en el juego, como siempre, y casualmente ya tiene tiempo promocionando la ruta del Ártico; debemos recordar que en la Guerra de los Seis Días, del año 1967, en la cual Israel derrotó a Egipto, Siria y Jordania, el canal de Suez se mantuvo cerrado durante ocho años; allí Rusia sacó partido desde el punto de vista económico y también geopolítico, y ahora seguramente ocurrirá lo mismo.

La reflexión

Este evento ha demostrado una vez más la sensibilidad internacional causada por la globalización; además se activan las alarmas, ya que este capitulo se convierte -con toda seguridad- en un plato apetitoso para los terroristas en el Medio Oriente, quienes en más de una oportunidad han amenazado con bloquear el paso por dicho canal. También ofrece una perspectiva de su eventual papel como jugador que podría sacar partido de esta desgracia.