Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion.
(CNN Español) – La muerte del príncipe Felipe ha provocado en todo el mundo tantas muestras de afecto y simpatía que hasta su propia familia –como dijo su hijo el príncipe Carlos– está asombrada de que el duque de Edimburgo hubiese inspirado tanta admiración y cariño. ¡No se lo imaginaban! ¡Y esto ha sido una magnífica sorpresa que sirve de gran consuelo a la propia reina Isabel II!
Y una demostración abierta de los sentimientos que rompen el estricto protocolo de la corte inglesa, donde ser estoicos, no llorar y no expresar tristeza han sido siempre reglas vitales.
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De cierta forma, estas muestras de afecto y gran admiración en todo el mundo –por su larga vida de servicio al Reino Unido, por su misión de proteger y apoyar a su esposa, su familia y a la Corona– han logrado que los royals sean vistos bajo un prisma mucho más humano y sincero. ¡Lejos de ceremonias y vidas alejadas de la realidad y como sufren todas las familias del mundo cuando pierden un ser querido! E incluso ha sorprendido ver las lágrimas muy públicas y sentidas de Sofía, condesa de Wessex y esposa de Eduardo, el hijo menor de la reina. Y las declaraciones a la prensa de un emocionado príncipe Andrés, quien rindió un lindo homenaje a la fortaleza de su padre y su amor por el Reino Unido.
Sin duda, todo esto hubiera alegrado mucho al príncipe –para quien su familia era muy importante, ¡superimportante! Y en estos días de luto hemos oído lindos recuerdos y emocionados homenajes de la boca de sus hijos –como hicieron sus hijos, el príncipe Carlos y la princesa Ana ¡Y también de sus nietos, los príncipes William y Harry, quien tan pronto como pudo regresó a su país, pocos días antes del funeral!
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Y hasta cuando se han comentado las frecuentes e indiscretas “metidas de pata” del príncipe Felipe –que por su exagerada franqueza durante años han sido motivo de críticas– ahora se comentan con benevolencia y hasta sentido del humor. Franqueza que en ocasiones rayaba en lo insultante, pues el marido de la reina nunca callaba lo que le pasaba por la mente.
Es siempre muy reconfortante para las familias sentir el cariño del prójimo en momentos de luto. ¡Un consuelo maravilloso! Y, en el caso del fallecimiento de su “esposo muy querido” –después de 73 años de matrimonio–, este homenaje internacional al duque de Edimburgo es, sin duda, un bellísimo momento para la reina Isabel.
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