(CNN) – El gobierno de Brasil ha presentado una nueva meta oficial para combatir la deforestación en el Amazonas, una novedad para la administración del presidente, Jair Bolsonaro. Pero los críticos dicen que no es suficiente.
El general retirado del Ejército y vicepresidente, Hamilton Mourao, publicó el miércoles el Plan Amazonas 2021/2022 en el boletín oficial brasileño. Prioriza para la mitigación de la deforestación cinco de los nueve estados dentro de la “Amazonía Legal”, equivalente a alrededor del 60% del territorio brasileño, y anticipa varios cambios en la forma en que el gobierno federal y los estados que componen la cuenca manejan la vasta área.
El Plan Amazonas
Entre los cambios de política, el plan describe el fortalecimiento y la fusión de agencias que vigilan y luchan contra las actividades ilegales relacionadas con el medio ambiente y el uso de la tierra. También llama a regularizar la propiedad de la tierra y brindar nuevas alternativas económicas a las personas que viven en la región, incluida la promoción del desarrollo empresarial y la expansión de la infraestructura de salud y educación.
Para 2022, el Plan Amazonas también apunta a reducir la pérdida anual por deforestación al promedio registrado entre 2016 y 2020, un área de aproximadamente 8.700 kilómetros cuadrados. Es una caída significativa con respecto al nivel actual de destrucción: el Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), que rastrea la pérdida de bosques por satélite, estima que se perdieron 11.088 kilómetros cuadrados por deforestación en 2020.
Sin embargo, la meta de 2022 todavía permite aproximadamente 16% más de deforestación que en el año anterior a la toma de posesión de Bolsonaro, lo que no es una reversión de las pérdidas en la selva tropical más grande del mundo, un baluarte esencial en el esfuerzo contra el cambio climático. Según el INPE, se deforestaron 7.500 kilómetros cuadrados de la Amazonía en 2018.
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Una meta “muy modesta”
Carlos Nobre, uno de los principales científicos climáticos de Brasil, describe la meta de deforestación para 2022 como “muy modesta”. Dice que “para generar algún optimismo, las metas para 2021-2022 deben ser al menos 2.000 kilómetros cuadrados menos (que el promedio 2016-2020). Y con una meta a mediano plazo de reducir la deforestación anual a menos de 4.000 kilómetros cuadrados en tres años.”
“El documento oficial del Gobierno Federal es muy general y no es específico sobre las medidas reales que han mostrado un efecto positivo pronunciado en el pasado”, agrega Nobre.
Marcio Astrini, director del Observatorio del Clima de la red brasileña de defensa del medio ambiente, dice que el plan del gobierno esencialmente admite permitir una mayor tala de bosques. “Significa que el gobierno de Bolsonaro se compromete a lograr, después de cuatro años, una tasa de deforestación… más alta que cuando comenzó su gobierno. No es un objetivo, es una confesión de delito ambiental”, dijo Astrini.
Culpa al gobierno de Bolsonaro por alentar la actividad ilegal y la tala de bosques en la Amazonía, y señala que un paquete de leyes propuestas actualmente en el Congreso facilitaría el desarrollo de tierras protegidas. “Bajo Bolsonaro, el bosque está solo y bajo el control de los criminales”, dijo Astrini.
La deforestación se ha disparado durante la presidencia de Bolsonaro. En 2019, su primer año como presidente, los datos del INPE muestran que la Amazonía perdió 10.129 kilómetros cuadrados por la deforestación, un aumento del 34% con respecto al año anterior.
Aunque el presidente ha aprobado varios decretos y leyes para proteger la Amazonía, simultáneamente ha recortado drásticamente los fondos para los programas gubernamentales de protección y monitoreo ambiental y ha presionado para abrir las tierras indígenas a la agricultura y la minería comerciales.
Conferencia climática con Joe Biden
La presentación del plan se produce solo una semana antes de que Brasil participe en una conferencia climática virtual de alto perfil organizada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que comienza el 22 de abril.
Enfatizando su desconfianza por los compromisos ambientales de Bolsonaro, la semana pasada cerca de 200 organizaciones no gubernamentales hicieron un llamado a Biden para que no llegue a ningún acuerdo sobre la protección del Amazonas con Bolsonaro sin una consulta más amplia con la sociedad civil y los grupos indígenas.
El lunes, el embajador de Estados Unidos en Brasil, Todd Chapman, se reunió con miembros de la Articulación del Pueblo Indígena de Brasil (APIB) luego de que solicitara un “canal directo” de comunicación con Estados Unidos sobre temas relacionados con la Amazonía brasileña.
Los funcionarios a nivel estatal en Brasil también han buscado establecer una línea directa con Washington para la negociación ambiental. Representantes de 22 de los 26 estados de Brasil más el Distrito Federal escribieron esta semana una carta pública a Biden pidiendo que Estados Unidos se asociara directamente con los gobernadores estatales, prometiendo transparencia y “resultados verificables”.
“Nuestros estados cuentan con fondos y mecanismos especialmente creados para responder a la emergencia climática. [Los fondos están] disponibles para un uso seguro y transparente de los recursos internacionales, garantizando resultados rápidos y verificables”, dice la carta.
Esfuerzo de las empresas
Nobre, el científico de medio ambiente, dice que un punto positivo en los esfuerzos de Brasil para combatir la deforestación no proviene en absoluto del gobierno, sino de las grandes empresas que asumen una mayor responsabilidad en sus cadenas de suministro.
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“El único indicador algo positivo no proviene del gobierno. Está surgiendo de las grandes empresas agroindustriales de cadenas de carne y soja que se han comprometido a impulsar cadenas de suministro libres de deforestación en los próximos 5 años”, dice.
“Muchas empresas se comprometieron con la deforestación cero (ilegal y legal) para 2025. Es probable que esto haya enviado un mensaje claro al crimen organizado detrás de la mayor parte de la deforestación ilegal de que los sistemas de trazabilidad en implementación harán que sea mucho más difícil para ellos comerciar principalmente carne de áreas deforestadas ilegalmente, incluso tierras tomadas por delincuentes”.