(CNN) – Ahora que ya firmó el paquete de ayuda por covid-19 de US$ 1,9 billones propuesto por los demócratas, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pasa a los siguientes puntos de su agenda legislativa, y sienta las bases para aumentar impuestos a los estadounidenses más ricos.
Se espera que presente el siguiente paso de su programa económico durante una sesión conjunta ante el Congreso el 28 de abril.
Biden reafirmó las promesas que hizo como candidato, diciendo que los que ganan más de US$ 400.000 “verán un aumento de impuestos que va de pequeño a significativo”.
Sin embargo, prometió que los que estén por debajo de ese umbral “no verán ni un solo centavo de impuestos federales adicionales”, y ya trabaja para hacer realidad varias exenciones fiscales importantes, aunque sea de forma temporal, para los estadounidenses de bajos ingresos y de clase media que formaban parte del estímulo. Entre ellas se encuentran la ampliación de la reducción fiscal por hijos y la reducción fiscal por ingresos de trabajo, así como subvenciones más generosas a las primas de la Ley del Cuidado de Salud Asequible.
(Más adelante se hablará del impacto a los que ganan menos de 400.000 dólares).
Gran parte del plan de Biden se basa en revertir los recortes de impuestos de 2017 hechos por los republicanos, que se inclinaron más hacia los que están en el extremo superior de la escala de ingresos, aunque muchas disposiciones clave expirarán después de 2025.
En marzo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que Biden cree que “los de arriba no están haciendo su parte” y “obviamente que las empresas podrían estar pagando impuestos más altos”.
Biden no ha presentado una propuesta fiscal formal desde que asumió el cargo, aunque se espera que revele pronto medidas que ayuden a financiar sus planes de infraestructura, energía limpia y otros esfuerzos de reactivación.
Durante su carrera por la Casa Blanca el año pasado, dio a conocer un plan que aumentaría los ingresos federales en US$ 2,1 billones a lo largo de una década, según un análisis no partidista del Centro de Política Fiscal publicado en noviembre.
Aunque es probable que su propuesta sea modificada por el Congreso, se espera que tenga una buena aceptación en el Capitolio, controlado por los demócratas. Los legisladores más progresistas, como los senadores Elizabeth Warren, de Massachusetts, y Bernie Sanders, de Vermont, vuelven a impulsar el controvertido impuesto sobre la riqueza que propusieron en sus recientes campañas presidenciales de las primarias demócratas.
Esto es lo que propuso Biden en campaña:
Aumentar la tasa del impuesto sobre la renta
Biden pidió que se devolviera la tasa marginal al 39,6%, señalando que esa era la tasa cuando el presidente republicano George W. Bush estaba en el cargo. El recorte de impuestos de 2017 redujo esa tasa al 37%.
Múltiples fuentes familiarizadas con las discusiones en curso confirmaron a CNN que el plan prevé elevar la tasa marginal del impuesto sobre la renta hasta 39,6% para los hogares con ingresos de US$ 400.000 o más.
Funcionarios de la Casa Blanca han subrayado que los pormenores del plan no se han terminado y podrían cambiar antes del anuncio. Biden sigue manteniendo reuniones con asesores políticos para ultimar los detalles.
Biden dijo en una entrevista en marzo con ABC News que este aumento recaudaría US$ 230.000 millones, lo que supone aproximadamente el doble de la estimación del Centro de Política Fiscal para elevar la tasa a quienes ganan unos US$ 400.000 al año. Esta medida captaría a algunas personas cuya tasa máxima es actualmente del 35% y a todas las que se encuentran en el tramo del 37%, dijo Howard Gleckman, investigador principal del centro.
Su propuesta también introduciría dos cambios que limitarían el valor de las deducciones para los contribuyentes por encima de ese umbral de ingresos, lo que generaría otros US$ 275.000 millones aproximadamente, según el centro.
Se estima que el 1% de los que más ganan, por ejemplo, verán una reducción media del 15,6% en sus ingresos después de impuestos en 2022, según el centro.
Subir los impuestos sobre las ganancias de capital
Los que ganan más de US$ 1.000.000 al año tendrían que pagar más impuestos sobre las ganancias de capital, que suelen constituir la mayor parte de los ingresos de los ricos, según la propuesta de campaña de Biden.
Las ganancias de capital a largo plazo de estos contribuyentes estarían sujetas a la tasa máxima de sueldos y salarios, que actualmente es del 37%, pero que se elevaría al 39,6% según su plan ampliado.
Esto gravaría esas ganancias como ingresos ordinarios, casi duplicando la tasa a la que se gravan actualmente y borrando la distinción con las ganancias de capital a corto plazo, que ya se gravan como ingresos ordinarios para las inversiones mantenidas menos de un año. Fuentes que conocen el debate confirmaron que esta disposición sigue en el plan.
La posibilidad de gravar las ganancias de capital a la misma tasa que los ingresos ha sido una larga batalla en el Capitolio, con muchos demócratas a favor.
En la actualidad, las inversiones que se mantienen durante al menos un año están sujetas a una tasa máximo del 20%. Las personas que ganan US$ 200.000 al año y los matrimonios que ganan US$ 250.000 al año pagan un impuesto adicional del 3,8% sobre sus ganancias de capital para ayudar a financiar la Ley del Cuidado de Salud Asequible.
Poner impuestos a las ganancias de capital no gravadas en el momento del fallecimiento
Actualmente, los herederos de los estadounidenses ricos disfrutan de una importante exención fiscal. Los activos que pasan directamente a ellos reciben un “incremento” en su base de costo, lo que significa que se valoran a partir de la fecha de la muerte. Esto puede minimizar la carga fiscal de los herederos cuando vendan los activos. Y significa que las ganancias acumuladas durante la vida del progenitor fallecido nunca se gravan.
Biden exigiría que las herencias paguen impuestos sobre las ganancias no gravadas de estos activos.
Esta medida, junto con el aumento de la tasa sobre las ganancias de capital, permitiría recaudar US$ 370.000 millones en 10 años, según el Centro de Política Fiscal.
Aumentar los impuestos sobre la nómina de los ricos
Como parte de su plataforma de campaña, Biden quería someter los salarios de más de US$ 400.000 al impuesto sobre la nómina del Seguro Social, que actualmente tiene un tope de US$ 142.800 para 2021.
Los trabajadores y sus empresas pagan cada uno el 6,2% de los salarios para financiar el Seguro Social. La disposición de Biden crearía un “periodo sin cobertura”, en el que los ingresos por debajo del límite y por encima del nuevo umbral estarían sujetos al impuesto sobre la nómina.
Esto permitiría recaudar US$ 740.000 millones en una década.
Impulsar el impuesto federal sobre el patrimonio
Biden devolvería la política del impuesto sobre el patrimonio a como estaba en 2009, cuando la exención federal era de US$ 3,5 millones de dólares por persona y la tasa era del 45%.
Los cambios anteriores en la legislación fiscal habían elevado la exención a US$ 5,5 millones y reducido la tasa al 40% en 2017. Los recortes fiscales de los republicanos aumentaron en gran medida la exención, que ahora es de US$ 11,7 millones por persona para 2021, y mantuvieron la tasa del 40%.
Los cambios en el impuesto sobre el patrimonio aportarían unos ingresos adicionales de US$ 218.000 millones, según el Centro de Política Fiscal.
Subir impuestos a las empresas
Biden revertiría parte de los recortes fiscales de 2017 a la tasa del impuesto de las empresas. Lo elevaría al 28%, desde el 21% actual, pero no tan alto como el 35% de tasa máxima que existía antes de las exenciones fiscales republicanas.
Su propuesta de campaña también pedía imponer un impuesto mínimo más agresivo a las empresas multinacionales y gravar los ingresos contables declarados a los accionistas, no los ingresos declarados a la Agencia Tributaria, entre otras medidas.
Estas subidas de impuestos a las empresas constituyen el componente más importante de la propuesta de campaña de Biden, ya que suponen una recaudación de unos US$ 1,3 billones en una década.
Este es el impacto sobre los que ganan menos de US$ 400.000
Durante la entrevista con ABC News, Biden reiteró su promesa de no subir los impuestos a quienes ganen menos de US$ 400.000 al año, una afirmación que hizo repetidamente durante su campaña. Eso incluye a alrededor del 90% de los contribuyentes.
Un análisis de las propuestas de campaña de Biden por parte del Centro de Política Fiscal, así como los modelos del Comité para un Presupuesto Federal Responsable y el Modelo de Presupuesto de Penn Wharton, han demostrado que eso es cierto. Muestran que las familias que ganan menos de US$ 400.000 dólares al año no verán un aumento directo de los impuestos federales.
De hecho, los hogares de medianos ingresos podrían ver un recorte de impuestos promedio de US$ 680 y los hogares de bajos ingresos podrían ver sus facturas de impuestos caer en US$ 760 para 2022, halló el Centro.
Pero la historia es un poco diferente cuando se consideran los impuestos indirectos, como el aumento del impuesto a empresas que propone Biden. Los economistas parten de la base de que los trabajadores acaban asumiendo parte del costo de esos impuestos. No verán una tasa de impuesto sobre la renta más alta, pero sus salarios después de impuestos podrían ser más bajos.
Jason Hoffman, Kaitlan Collins, Jeff Zeleny y Jeanne Sahadi, de CNN, contribuyeron a este artículo.