(CNN Español) – El escritor cubano Leonardo Padura estuvo en la más reciente edición de Conecta2, que se transmite en CNN en Español, y en entrevista con María O’Donnell y Ernesto Tenembaum dio su opinión de la nueva realidad cubana sin un Castro en el poder real.
¿Qué significa para un cubano que Cuba no esté más gobernada por una persona que se apellida Castro?
Desde que triunfa la revolución, la figura de Fidel ocupó un espacio físico, simbólico, material, en la vida cubana. Y a partir del momento que Fidel deja el poder, su hermano Raúl ocupa ese espacio con un sentido de gobierno en cierta medida diferente, porque yo creo que Fidel se movía más con un sentido más romántico de la realidad y a veces perdía un poco el sentido práctico. Y Raúl trajo un sentido más práctico, se dio cuenta de que había problemas económicos que era necesario resolver: la misma existencia de dos monedas en Cuba, una ineficiencia de la economía cubana que se arrastraba por mucho tiempo y fue preparando este momento de su salida efectiva del poder aunque no creo que esté lejos de determinadas decisiones.
Incluso el propio presidente y Primer Secretario del partido, Díaz-Canel, deja en claro que las decisiones importantes se las consultaría a Raúl. Es decir que no estamos completamente fuera de un periodo. Y desapareció el cargo de Segundo Secretario del partido. Y han empezado a ocupar lugares de decisión, de representatividad un grupo de figuras más jóvenes que han tenido un desarrollo político en Cuba en determinadas esferas y han ido ascendiendo, incluido el caso del propio presidente Miguel Díaz-Canel.
Pienso que para la imagen de Cuba en el mundo hay un cambio porque no fue lo mismo la Cuba de Fidel o después la Cuba de Raúl que la Cuba sin Fidel y sin Raúl. Y hay que ver, sobre todo, a partir de ahora qué posibilidades de realmente introducir cambios, sobre todo en la esfera económica que está en una condición realmente muy complicada en estos momentos, puede tener este nuevo equipo de gobierno tanto en la parte del Estado como en la parte del Partido, en un país donde el Partido es el rector del gobierno y del Estado.
Con el coronavirus y el freno al turismo mundial se cerró una de las principales fuentes de ingreso de divisas para Cuba. ¿Ese es el factor desencadenante de esta nueva crisis que se ha comparado con lo que fue la crisis severísima por la caída del Muro de Berlín?
Si, es un elemento importante, aunque no creo que decisivo. Creo que hay tres elementos que habría que tener en cuenta a la hora de ver por qué hemos llegado a esta situación económica. Por supuesto la pandemia ha significado una afectación en muchísimas actividades de carácter económico.
Dentro de eso este segundo aspecto, el turismo, era la actividad económica más importante de Cuba en los últimos años: Cuba tiene unas condiciones climáticas y ha ido creando una infraestructura para el turismo muy importante. Pero hay un tercer elemento que tiene que ver con los dos anteriores que ha sido el endurecimiento del embargo o el bloqueo norteamericano con las medidas que fue adoptando Trump en los últimos cuatro años: redujo los vuelos a Cuba, prohibió muchos de estos paquetes que tenían estas justificaciones, las remesas las redujo y al final prácticamente las prohibió porque no hay mecanismos desde Estados Unidos para mandar dinero a Cuba.
Y todas esas cosas se han sumado a una situación económica que ya venía siendo depauperada por todo esto que se está tratando de resolver ahora. El tema este de la unificación monetaria: en Cuba circulaban dos monedas oficiales cubanas y entre una y otra moneda había capacidades de cambio −eso tiene un nombre económico, rating de cambio− que podía ser de 24 a 1, podía ser de 1 a 1. Entonces en un lugar valía 24, en otro 18, en otro 12 y en el otro valía 1. Ninguna economía puede funcionar lógicamente con ese tipo de cambio: en Cuba no se sabía lo que valía nada.
Usted escribía siempre del exilio y que con la ida de Fidel Castro cambiaría todo. Y da la sensación de que el régimen cubano se sobrepone a todas las situaciones. La demanda hoy, ¿va más por el lado de la economía que por el de las libertades políticas o de expresión en Cuba?
La demanda de libertad de expresión es una demanda que está ahí presente. Hay grupos en Cuba que en os últimos dos o tres años han tenido mayor visibilidad, una prensa alternativa al gobierno que a través de las redes sociales ha podido tener el espacio de publicidad, de visibilidad, con visiones distintas a las oficiales.
Por otra parte los creadores, en sentido general, defendemos como algo que es inalienable para la creación tener el derecho de la libertad de expresión, de pensamiento, de palabra. Esas son demandas que siempre están y que pueden estar y de hecho están limitadas en Cuba. Mis libros, por ejemplo, hasta ahora todos se han publicado en Cuba afortunadamente.
Las dos últimas novelas no han salido, también por problemas económicos, no solo por problemas de que hayan decidido publicarlas o no. Pero la cantidad de ejemplares que se publican es muy limitada, no se le hace promoción porque hay gentes que dirigen ciertos niveles de dirección de la cultura en Cuba que piensan que mis novelas no deben ser distribuidas y promovidas en Cuba.
Su última novela, “Como polvo en el viento”, es sobre el exilio cubano. Si pudiera hablarles a ellos, ¿qué les diría?
Esta es una novela que tiene que ver con tres grandes temas que creo que son universales. Primero, el tema del exilio: cómo aprender a vivir en una cultura diferente. Segundo, el tema de la permanencia o la pertenencia, porque hay personajes que quedan en Cuba y hay personajes que se van de Cuba y no pueden renunciar a esa pertenencia cultural. Ustedes lo argentinos tienen una experiencia de exilio muy grande y saben que ocurre así. He visto, aquí en España, a dos argentinos que son personas que conozco que prácticamente son como dos españoles más y cuando se encuentran automáticamente empiezan a hablar en argentino, de una manera como si no hubieran salido de Buenos Aires nunca en su vida y llevan 30 años viviendo aquí.
Ese es el otro tema: como uno pertenece a una cultura y en un momento determinado de la vida es inalienable. Y el tercer tema es la amistad. Yo creo que esta es una novela que trata sobre cómo, incluso con diferencias ideológicas, diferencias políticas, con distancias geográficas, con maneras diferentes de ver el mundo, hay valores humanos que pueden permanecer y es la amistad. Esta es una novela de un grupo de amigos y es un homenaje a esa posibilidad de sostener la amistad.
Uno imaginaba que el sistema sin los Castro no iba a seguir, ¿no?
El sistema se ha mantenido y el Congreso siempre se dijo que era el Congreso de la continuidad. Yo creo que a nivel político está muy claro que el partido y el gobierno cubanos aspiran a una continuidad del sistema, introduciendo algunas modificaciones de carácter económico. Porque hay algo que es muy importante en esto: Cuba en lo esencial no ha cambiado en los últimos 30 años, desde el año 90 hasta acá, que se produce una ruptura con la desaparición de la Unión Soviética, la crisis económica que se vive en Cuba.
Aparentemente ha cambiado el sistema político y el sistema económico muy poco, pero la sociedad cubana ha cambiado mucho. La gente es distinta, la generación de los muchachos que tienen hoy 20 años tiene una manera completamente distinta de ver la realidad, todas estas posibilidades de comunicación, de difusión de la información, de contacto entre las personas, e conocimiento, ha cambiado muchísimo la sociedad cubana. Y se ve en muchas manifestaciones, por ejemplo, la música. La música urbana cubana es similar a la que se hace en Puerto Rico o en República Dominicana o en Argentina. ¿Por qué? Porque los niveles de comunicación, de cercanía, son mucho mayores.
Es una sociedad que ha cambiado muchísimo también porque el mundo ha cambiado mucho. Yo siempre digo que el cambio del siglo XX al XXI no solamente fue un cambio de siglo, creo que ha sido un cambio de era. Pasamos de la era analógica a la era digital y los códigos, por supuesto, que se manejan son diferentes en prácticamente todas las manifestaciones de la vida.
¿Puede ser posible que una sociedad cambie mientras el poder político y la situación económica no?
Si, es posible, porque creo que la sociedad cubana ha cambiado. Y yo siento que la gente en Cuba ve la realidad de otra manera, la expresa de otra manera, con mucha más libertad de lo que podía hace unos años.