(CNN Español) –– En la provincia de Salta, en el noroeste de Argentina, la Fiscalía Penal de Derechos Humanos investigó los casos de ocho personas que denunciaron haber sufrido lesiones oculares e incluso haber perdido uno de sus ojos tras recibir disparos de balas de goma o de pintura por parte de policías locales, informó la fiscal Verónica Simesen de Bielke, a cargo de los expedientes, en una entrevista con CNN. Siete de los hechos denunciados ocurrieron durante el aislamiento social obligatorio por la pandemia en 2020, aseguró la magistrada.

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02:15 - Fuente: CNN

El soldado voluntario Néstor Ramón Ávalos es uno de los casos. Resultó herido la noche del 29 de julio de 2020 cuando se dirigía desde la casa de su padre hacia un comercio cercano, en el barrio Norte Grande, en las afueras de la ciudad de Salta. El joven, que al momento del hecho tenía 25 años, afirma que esa noche recibió un disparo en el rostro que le hizo perder el ojo izquierdo. Lo que truncó su aspiración de ascender en el Ejército argentino, añadió. La fiscal confirmó la denuncia de Ávalos ante la consulta.

Ávalos contó en una entrevista con CNN que estaba esperando ser atendido en un comercio de su barrio cuando vio pasar corriendo a dos jóvenes. Un móvil policial que los perseguía frenó a metros de donde él estaba. “Ellos bajan la velocidad, y se tiran un poco al cordón para girar detrás mío para ir a seguir a los dos jóvenes que habían corrido hacia el lado izquierdo. Cuando bajan la velocidad, yo miro el vehículo y desde la puerta de atrás del acompañante sale el disparo. Primero siento el impacto en el ojo izquierdo y después siento el sonido”, relató Ávalos al recordar aquella noche.

La fiscal de Derechos Humanos de Salta confirmó que Ávalos recibió una bala de goma o antitumulto. Y afirmó que los policías no tenían justificación para estar esa noche en aquel lugar. Tampoco para haber disparado contra Ávalos.

“Cerraron la puerta y se fueron. Me abandonaron, me dejaron solo”, aseguró el soldado. Su caso es uno de los ocho expedientes de personas que perdieron un ojo por el impacto de balas de goma o balas de pintura entre diciembre de 2019 y julio de 2020 en Salta, informó la fiscal.

Vecinos y familiares trasladaron a Ávalos a un primer hospital, de donde lo derivaron a otra institución médica. Luego de pasar la noche esperando a un oftalmólogo, al soldado lo atendieron a la mañana siguiente. “El médico me da la noticia. Él me revisa todo y me dijo: ‘Tu ojo no tiene reparación, no tiene arreglo. Perdiste el ojo’”, recordó en la entrevista. Le cuesta hablar de esa noche y asegura que el hecho no solo afectará la posibilidad de ascender en su carrera militar, sino que lo cambió para siempre.

Actualmente, Ávalos cumple funciones administrativas en el hospital militar de Salta, explicó a CNN.

El ministro de Seguridad de Salta, Juan Manuel Pulleiro, máxima autoridad política de la policía provincial, reconoció en diálogo con CNN que la policía no está debidamente capacitada en el uso de la fuerza. “Sí, entiendo que hay que reforzar la instrucción de tiro y los procedimientos”, aseguró el funcionario.

El procurador general de Salta, Abel Cornejo, cree que estos casos reflejan una crisis de la policía provincial. “Es una reforma urgente que necesita la fuerza en todo su sistema de formación y educación”.

Amnistía Internacional reportó en un informe de 2020 haber documentado más de 30 denuncias de uso excesivo de la fuerza durante la pandemia, en el contexto de aislamiento, en otras provincias de Argentina, como informó CNN.

“Tanto las balas de pintura como las de goma tienen que ser disparadas a una cierta distancia. En caso de no serlo producen estos hechos donde claramente hay lesiones en el cuerpo de las personas”, afirmó Simesen de Bielke.

El contexto del aislamiento

Los hechos que investiga Simesen de Bielke ocurrieron durante el aislamiento obligatorio por la pandemia, decretado en marzo de 2020 en Argentina, según confirmó la fiscal. La funcionaria agregó que las personas que recibieron los impactos se encontraban en sus domicilios o en la vía pública. “El patrón es bastante común, porque las lesiones normalmente ocurren en la zona de la cara, de los ojos, y todas estas personas han perdido la vista a raíz de estos procedimientos”, agregó.

Por el caso de Ávalos, la fiscal acusó a cinco policías de vejaciones calificadas y lesiones graves. La magistrada dijo a CNN que la investigación determinó que los policías acusados por la fiscalía habrían participado en otros hechos similares. “Cuando verificamos esta situación, damos con la triste coincidencia de que era un grupo que ya venía desde el mes de enero llevando adelante esta práctica en esa zona”, aseguró.

El ministro de Seguridad de Salta, Pulleiro, reconoció estas ocho denuncias de personas que han perdido sus ojos o la visión tras supuestamente haber recibido disparos balas de goma y de pintura de parte de policías de la provincia. Afirmó que el caso de Ávalos es uno de los que se investigan en Asuntos Internos de la fuerza.

“¿Qué nos pasa en ese escenario? Normalmente va un móvil con tres o cuatro efectivos y donde hay dos grupos antagónicos de entre 20 y 30 personas en cada uno de esos grupos, que normalmente ven la presencia del patrullero y en lugar de irse del lugar, por el contrario, normalmente se juntan y agreden y empiezan a tirar piedras y se ven superados incluso los policías”, dijo Pulleiro.

El ministro sostuvo que “todos los casos (de personas que perdieron un ojo o la visión por los disparos) son nocturnos”. “Son hechos que acontecieron por desórdenes en la vía pública. Normalmente en su mayoría también son enfrentamientos entre grupos antagónicos”, aseguró.

Sin embargo, la fiscal aseguró que los disparos que investiga no sucedieron en el marco de enfrentamientos entre grupos de civiles. “En la mayoría de los casos las personas se encontraban en su vivienda o en las proximidades”, dijo Simesen de Bielke. La fiscal también estableció que la policía no tenía justificación para disparar o reprimir.

La Fiscalía y el Ministerio de Seguridad de Salta también disienten en uno de los puntos de la investigación: que un mismo grupo de policías haya participado en algunos en estos reiterados episodios de violencia institucional.

Pulleiro sostuvo que no le consta que “sea la misma comisaría y menos el mismo personal” el que haya participado de la agresión denunciada por Ávalos y otros de los hechos investigados que la fiscal investiga.

Simesen de Bielke asegura que tanto en el caso de Ávalos como en otros de los expedientes que ha investigado, se repite la participación de algunos de los oficiales acusados.

Versiones contrapuestas

Las dos entidades también disienten en información clave para las investigaciones y posibles sanciones a los involucrados. Según la fiscal, son unos 30 efectivos acusados por los ocho casos de personas que han perdido un ojo o la visión. El ministro, sin embargo, informó que Asuntos Internos de la policía investiga el desempeño de once agentes por estos casos. El funcionario respondió, además, que ninguno de ellos ha sido suspendido.

“No existen explicaciones claras del porqué del uso de esa fuerza”, remarcó la fiscal. Además informó sobre otro caso que se denunció en septiembre, cuando una mujer de 58 años también recibió un disparo en la cara y perdió el ojo derecho. En este expediente se determinó que “la policía irrumpió directamente en el domicilio. Estaban tal vez cometiendo una contravención porque tenían la música a alto volumen, y cuando se estaban retirando (los policías) también realizaron diversos disparos y le terminan impactando en la cara a una señora”, relató la fiscal.

Pulleiro no reconoce que los policías hayan ingresado al domicilio por una denuncia de música a alto volumen y da otra versión que aún no fue corroborada por Asuntos Internos. “Se está investigando cuáles fueron las causas por las cuales ingresó la policía a ese domicilio. Aparentemente lo que pasó en ese caso fue que venían persiguiendo a delincuentes que habían escapado y que ingresaron en ese lugar”, informó.

Otros dos casos que informa la Fiscalía son los de Adrián Mercado, de 31 años, quien también perdió el ojo izquierdo en mayo y el de Luciano Cruz, de 19 años, a quien le estalló el ojo derecho tras recibir el impacto de una bala de goma.