Nota del editor: Roberto Izurieta es director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington. Ha trabajado en campañas políticas en varios países de América Latina y España, y fue asesor de los presidentes Alejandro Toledo, de Perú; Vicente Fox, de México, y Álvaro Colom, de Guatemala. Izurieta también es colaborador de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor. Ver más opiniones en cnne.com/opinion
(CNN Español) – Es muy común que luego de sobrepasar un grave reto, olvidamos la importancia del logro. Pocos años después de haber ganado la guerra, olvidamos el significado de la paz. Ahora, el mundo enfrenta una de sus mayores guerras de la historia: la guerra contra el covid-19. La administración Biden está ganando esta guerra, en gran medida, gracias a su intenso plan de vacunación.
Toda guerra la ganan sus ciudadanos con su compromiso y sobre todo, los que están al frente de la batalla, en este caso, los trabajadores de la salud y aquellos que no han podido trabajar virtualmente porque se necesita su fuerza de trabajo en supermercados (principalmente cajeros), transporte público, recolección de basura, plantas de alimentos y muchos otros sitios. Pero, sobre todo, ganaremos esta guerra por la consciencia de la mayoría de la población para mantener la distancia física y usar mascarillas en público.
Durante las últimas semanas de la presidencia de Donald Trump, el promedio diario de la aplicación de las vacunas en Estados Unidos rondaba los 500.000; hoy, es normal pasar los 2,7 millones diarios. Estamos llegando al punto en el cual, cualquier persona que quiera –mayor de 16 años– puede recibir la vacuna. El reto será vacunar a los que no quieren y la causa principal de ese problema radica en los meses de desinformación y manipulación política lideradas por Trump.
Este proceso comenzó con el gran esfuerzo de la comunidad científica mundial para descubrir las vacunas. Y comenzó hace mucho tiempo. En 1999, la Fundación Gates invirtió US$ 750 millones en las investigaciones más prometedoras. Otra decisión visionaria vino de los Gobiernos de EE.UU, Europa, China y la India de comprar de antemano la producción de esas posibles vacunas, asumiendo el riesgo de no usar aquellas que no lograran su aprobación. Fue un esfuerzo mundial de gran alcance.
Pero el mayor logro de Biden, que se definió como su principal característica de su gobierno, fue la capacidad de coordinar, administrar y potencializar la producción, distribución y aplicación de las vacunas. Los logros están a la vista.
Durante el gobierno de Donald Trump se aprobaron dos grandes paquetes de estímulo económico y respaldo a los trabajadores sin empleo o de recursos bajos y medios. Ofrecer subsidios para las personas que perdieron sus empleos con bajos recursos fue otra gran decisión que tomó EE.UU., así como otros países del mundo. s. El Gobierno de Biden impulsó un tercer paquete -aún más enérgico- a pesar de que solo en este tercer caso los republicanos se opusieron usando argumentos que no usaron en ninguno de los paquetes propuesto la amdinistración Trump y apoyados por los legisladores demócratas.
El siguiente reto es el paquete tan esperado de inversión en infraestructura vial, transporte, tecnología, salud y medio ambiente. Una propuesta muy ambiciosa. Todos reconocemos las necesidades, el problema es como financiarlo sin sobrepasar un nivel de deuda pública aceptable. Ojalá lleguen a un acuerdo.
Biden todavía tiene sus mayores retos por delante
El mayor reto del Gobierno de Biden seguirá siendo la inmigración. EE.UU. clama por una reforma inmigratoria integral. Y sin duda, la migración desordenada no es la respuesta a la crisis que está viviendo la región. La reforma integral debe comenzar reconociendo el trabajo y el sacrificio de los indocumentados. Combatir una injusticia de tal tamaño es condición fundamental para el progreso y el desarrollo de toda nación.
Existen otros retos que -al igual que la inmigración- no han sido atendidos en décadas: el control de las armas. No es admisible acostumbrarnos a leer y ver cada día actos de violencia trágica, facilitados por el uso indiscriminado y sin sentido de las armas. Aquí también se necesitará el respaldo de los republicanos.
Otro gran logro de la administración Biden es que ha disminuido la bulla política. Muchas veces, cuando un gobierno pasa algo desapercibido es bueno. El rol del Estado es administrar lo público e impulsar al sector privado para que trabaje en la creación de empleo y progreso. Para lograrlo, muchas veces, hay que simplemente dejar a este último en paz.
Sin duda, el Gobierno de Biden será uno más institucional y basado en la experiencia de la administración pública: la extensa administración de las vacunas es su mejor ejemplo. No está nada mal para haberlo logrado en 100 días.