(CNN) – Siete profesionales de la salud en Argentina fueron acusados de homicidio por la muerte de la leyenda del fútbol Diego Maradona.
La estrella de Argentina murió de insuficiencia cardíaca en noviembre de 2020, el mismo mes en que fue operado con éxito de un hematoma subdural, que se conoce más comúnmente como un coágulo de sangre en el cerebro.
A principios de este mes, la investigación sobre su muerte pasó a manos de los fiscales, que ahora han solicitado que no se permita a los acusados salir del país.
Tras la investigación, los fiscales afirman que el equipo médico de Maradona “incumplió las funciones que cada uno tenía encomendadas”, lo que posteriormente “condujo al desenlace fatal del paciente que, de otra manera, podría haberse evitado”, según los documentos judiciales.
Los otros imputados en el caso de Maradona
El neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov se encuentran entre los imputados tras haber sido criticados anteriormente por los investigadores médicos.
En noviembre, Luque declaró a los fiscales sobre su relación profesional con Maradona. “No hay nada que sugiera que fui negligente”, dijo.
En diciembre, el abogado de Cosachov dijo a CNN que su cliente “había utilizado su mejor criterio desde el punto de vista médico”.
CNN no pudo contactar de inmediato con los representantes de Cosachov y Luque y de las otras personas acusadas.
Los acusados comenzarán a declarar a partir del 31 de mayo y podrían enfrentarse a entre ocho y 25 años de prisión si son condenados.
Según un informe de la junta médica designada para investigar su fallecimiento, Maradona agonizó durante 12 horas antes de su muerte.
El jugador de 60 años “no tenía pleno uso de sus facultades mentales” y podría haber tenido “más posibilidades de sobrevivir” si hubiera sido ingresado en un centro sanitario, concluyó la junta médica en su informe, que formó parte de la investigación judicial sobre esta muerte.
Los investigadores estudiaron por qué el exfutbolista fue atendido en casa durante sus últimos días y si su estado psicológico le permitía tomar decisiones por sí mismo. También investigaron la falta de tratamiento para su enfermedad cardíaca, entre otras cosas.
La junta dijo que es posible inferir “que el equipo médico contempló plena y totalmente la posible muerte del paciente, se mostró completamente indiferente ante esa posibilidad y no modificó su conducta ni su plan de tratamiento, incurriendo en las omisiones perjudiciales expuestas anteriormente, dejando la salud del paciente ‘al azar’”.