(CNN) – El descubrimiento tardó décadas. Para algunos supervivientes del Colegio Residencial Indio de Kamloops, en Canadá, la confirmación de que enterraron a niños de tan solo 3 años en los terrenos del internado cristaliza el dolor que llevan consigo toda su vida.
“Perdí el corazón. Fue mucho dolor y pena escuchar por fin, para el mundo exterior, lo que suponíamos que ocurría allí”, dijo Harvey McLeod, quien asistió a la escuela durante dos años a finales de la década de 1960, en una entrevista telefónica con CNN el viernes.
“La historia es tan irreal, que ayer se hizo real para muchos de nosotros en esta comunidad”, agregó McLeod.
La comunidad Tk’emlúps te Secwépemc, en el interior del sur de la Columbia Británica, donde se encontraba la escuela, emitió un comunicado a última hora del jueves en el que decía que se había confirmado una “tragedia impensable de la que se hablaba pero nunca se documentaba”.
“Este pasado fin de semana, con la ayuda de un especialista en radares de penetración terrestre, salió a la luz la cruda verdad de los hallazgos preliminares: la confirmación de los restos de 215 niños que fueron alumnos del Colegio Residencial Indio de Kamloops”, afirmó la jefa Rosanne Casimir, de la comunidad Tk’emlúps te Secwépemc.
“Por lo que sabemos, estos niños desaparecidos son muertes no documentadas”, comentó Casimir en el comunicado.
Niños que se preguntaban dónde habían ido sus amigos y compañeros
Durante décadas, McLeod dice que él y los antiguos alumnos como él se preguntaban qué había pasado con sus amigos y compañeros.
“A veces la gente no volvía, nos alegrábamos por ellos, pensábamos que se habían escapado, sin saber si lo habían hecho o lo que les había pasado”, dijo McLeod, quien ahora se desempeña como jefe de la banda Upper Nicola de la Columbia Británica.
“Se hablaba de que podía haber ocurrido, de que podía haber pasado. De lo que me di cuenta ayer fue de lo fuerte que era de pequeño, de lo fuerte que era estar aquí hoy, porque sé que mucha gente no volvió a casa”, añadió.
El internado indio de Kamloops fue uno de los más grandes de Canadá y funcionó desde finales del siglo XIX hasta finales de la década de 1970. Fue abierto y dirigido por la Iglesia católica hasta que el Gobierno federal se hizo cargo de él a finales de los años sesenta.
Cerró definitivamente una década después, y ahora alberga un museo y un centro comunitario con actos culturales y conmemorativos.
La investigación continuará
Los líderes de la comunidad afirmaron que la investigación continuará junto con la Oficina del Forense de la Columbia Británica, y que los funcionarios de la comunidad y del Gobierno se asegurarán de salvaguardar e identificar los restos.
Por su parte, la jefa de los forenses, Lisa Lapointe, emitió un comunicado en el que afirmaba que su oficina se encuentra en las primeras fases del proceso de recopilación de información.
“Reconocemos la trágica y desgarradora devastación que el sistema de escuelas residenciales canadienses causó a tantos, y nuestros pensamientos están con todos los que están de luto hoy”, afirmó Lapointe.
Legado trágico de los internados en Canadá
En 2015, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá publicó un informe en el que se detallaba el dañino legado del sistema de internados del país.
Se separó de sus familias a miles de niños, en su mayoría indígenas, y se les obligó a asistir a los internados.
El informe detallaba décadas de abusos físicos, sexuales y emocionales contra los niños en instituciones gubernamentales y eclesiásticas.
“Un capítulo horrible en la historia de Canadá”
“La noticia de que se encontraron restos en el antiguo internado de Kamloops me rompe el corazón: es un doloroso recordatorio de ese oscuro y vergonzoso capítulo de la historia de nuestro país. Pienso en todos los afectados por esta angustiosa noticia. Estamos aquí para ustedes”, tuiteó el viernes el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
En una entrevista con CNN, Carolyn Bennett, ministra de Relaciones Corona-Indígenas de Canadá, dijo que esta revelación habla a todos los canadienses sobre una “verdad muy dolorosa” y un “capítulo horrible en la historia de Canadá.”
“Esta fue la razón por la que cinco llamados de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación querían que nos ocupáramos de los niños desaparecidos y las tumbas sin nombre, porque sabían que había mucho más de lo que habían podido averiguar en las comparecencias”, indicó Bennett.
La Comisión recomendó 94 llamados como remedio y curación. Los grupos de derechos indígenas afirman que muy pocas de ellas se han llevado a cabo, incluida la necesidad de igualdad sanitaria y educativa entre los niños indígenas y no indígenas.
En 2019, Trudeau dijo que él y su gobierno aceptaban que el daño infligido a los pueblos indígenas en Canadá equivalía a un genocidio, diciendo en ese momento que el Gobierno avanzaría para “poner fin a esta tragedia en curso”.
Terror para los niños, compañeros y toda la familia
McLeod dijo que el sistema de escuelas residenciales marcó a generaciones de su familia y que el abuso que sufrió en la escuela de Kamloops lo aterrorizó a él, a su familia y a sus compañeros.
“El abuso que me ocurrió fue físico, sí; fue sexual, sí. Y en 1966 era una persona que no quería vivir más, me cambió”, comentó McLeod, comparando el trauma que sufrió con el de un prisionero de guerra.
Agregó que entró en la escuela en 1966 junto con la mayoría de sus hermanos.
“Siete de nosotros fuimos al mismo tiempo, la misma escuela a la que fueron mi madre y mi padre, no había opción, era un requisito, era la ley. Y solo puedo imaginar lo que mi mamá y mi papá, cómo se sintieron, cuando dejaron a algunos de nosotros allí sabiendo lo que vivieron en esa escuela”, recordó.
Miles de niños muertos a lo largo de varias décadas
Como documentó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, muchos de los niños de los internados no recibieron la atención médica adecuada y algunos murieron prematuramente de enfermedades como la tuberculosis.
La Comisión calcula que más de 4.000 niños murieron durante su estancia en los internados a lo largo de varias décadas, pero el informe final de esta dependencia reconoce que es imposible conocer el número real.
McLeod dijo que el descubrimiento de esta semana en su antigua escuela ya ha ayudado a los miembros de la comunidad que conoce a hablar de los abusos que sufrieron y del trauma intergeneracional que causó.
Señaló que le gustaría participar en la recuperación de las heridas y que ahora quiere evitar señalar con el dedo o culpar a alguien.
“He perdonado, he perdonado a mis padres, he perdonado a mis maltratadores, he roto la cadena que me retenía en esa escuela, no quiero volver a vivir allí, pero al mismo tiempo quiero asegurarme de que las personas que no volvieron a casa sean reconocidas, respetadas y llevadas a casa de buena manera”, comentó.