Una cámara en miniatura como las utilizadas en un local comercial en Seúl, Corea del Sur, para espiar a las mujeres y niñas.

(Reuters) – La delincuencia sexual digital está ahora tan extendida en Corea del Sur que el miedo a ella está afectando a la calidad de vida de las mujeres y las niñas, y muchas víctimas afirman haber pensado en el suicidio o en abandonar el país, según afirmó el miércoles un organismo de vigilancia de los derechos humanos.

Corea del Sur se ha convertido en el epicentro mundial de las cámaras espía: el uso de diminutas cámaras ocultas para filmar a las víctimas desnudas, orinando o manteniendo relaciones sexuales.

Otros casos se refieren a la filtración de fotos íntimas sin permiso, o a abusos sexuales, como violaciones captadas por la cámara, los videos de las cuales son luego compartidos en Internet.

Las víctimas suelen quedar aún más traumatizadas y se ven “inmersas en el abuso” durante los encuentros posteriores con la policía y otros funcionarios de la justicia, y por la expectativa de que deben reunir pruebas y vigilar Internet en busca de nuevas apariciones de imágenes suyas, señaló en un informe la organización estadounidense Human Rights Watch (HRW).

“Los delitos sexuales digitales se han vuelto tan comunes, y tan temidos, en Corea del Sur que están afectando a la calidad de vida de todas las mujeres y niñas”, dijo Heather Barr, autora del informe, en un comunicado.

Secuelas graves

“Las mujeres y las niñas nos dijeron que evitaban utilizar los aseos públicos y que se sentían angustiadas por las cámaras ocultas en público e incluso en sus casas. Un número alarmante de supervivientes de delitos sexuales digitales dijo haber considerado el suicidio”.

El informe, basado en 38 entrevistas y una encuesta en línea, dijo que los juicios por delitos sexuales relacionados con la filmación ilegal se multiplicaron por 11 entre 2008 y 2017, según datos del Instituto Coreano de Criminología.

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, ha pedido a la Policía que investigue el creciente número de denuncias de abusos sexuales, incluso recientemente entre miembros del Ejército.

El año pasado, la Policía desarticuló una red en línea que atraía a decenas de mujeres y niñas menores de edad a lo que las autoridades han llamado “esclavitud virtual”, chantajeándolas para que enviaran imágenes sexuales cada vez más degradantes y a veces violentas de sí mismas.

HRW dijo que el Gobierno surcoreano necesita hacer más, aumentando las penas legales para los delincuentes condenados, incrementando el número de mujeres entre la Policía, los fiscales y los jueces, y cambiando la desigualdad de género más amplia que normaliza el consumo de imágenes no consentidas.

En 2019, los fiscales abandonaron el 43,5% de los casos de delitos sexuales digitales en comparación con el 27,7% de los casos de homicidio y el 19% de los casos de robo. Aunque generalmente lograron condenas para los delitos sexuales que fueron procesados, según el informe.