Ginebra y Londres (CNN) – Incluso antes de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reuniera con su homólogo ruso, Vladimir Putin, las expectativas eran bajas.

Más allá de algunos compromisos básicos sobre el reintegro de diplomáticos y el acuerdo de abrir un diálogo “constructivo” con Estados Unidos sobre temas como la seguridad cibernética y la política exterior, Putin no dio indicios de que la primera reunión cara a cara de los dos líderes el miércoles hubiera obligado a cambiar de actitud. Al parecer, ninguna cantidad de palabras amistosas impedirá que el líder ruso continúe persiguiendo enérgicamente su agenda política tanto en Rusia como en el extranjero con casi total impunidad.

A pesar de decir en la primera parte de su conferencia de prensa que no creía que hubiera “ningún tipo de hostilidad” entre él y Biden, Putin se lanzó a una diatriba familiar de “whataboutism” (es decir, la forma argumental que se basa en responder a las críticas con “y qué de esto otro…”) anti-estadounidense para desviar las críticas a la Federación Rusa.

El presidente de EE.UU, Joe Biden, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, llegan para reunirse en la 'Villa la Grange', Miércoles 16 de junio de 2021 en Ginebra, Suiza.

Cuando CNN le preguntó sobre los ataques cibernéticos a instituciones estadounidenses provenientes de suelo ruso, Putin mencionó los ataques cibernéticos contra Rusia. “En lo que a ciberseguridad se refiere, acordamos que iniciaríamos las consultas sobre ese tema y creo que es extraordinariamente importante. Obviamente, ambas partes tienen que asumir ciertas obligaciones allí”, dijo también.

Cuando se le preguntó sobre la política interna rusa, Putin criticó repetidamente la estabilidad y la posición moral de Estados Unidos, señalando los disturbios del 6 de enero en el Capitolio y el asesinato de George Floyd. Para muchos negros en Estados Unidos “no tienes tiempo para abrir la boca y te matan a tiros”, dijo.

Cuando se le preguntó sobre la represión de Rusia contra la oposición política interna, en particular el arresto de Alexey Navalny, el presidente ruso incluso sugirió que el conocido disidente en realidad quería ser arrestado.

“Este hombre sabía que estaba infringiendo la ley de Rusia. Ha sido condenado dos veces… Quería conscientemente infringir la ley. Hizo exactamente lo que quería hacer. Entonces, ¿qué tipo de discusión podemos tener (sobre él)?”

Sobre el tema de la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia, Putin afirmó que la actividad militar de su país en la región estaba completamente en línea con el derecho internacional, y que los estadounidenses de hecho eran los agresores por “desarrollar capacidades en la frontera rusa”. Sobre el delicado asunto de la adhesión de Ucrania a la OTAN, dijo que “no había nada que discutir”.

Los observadores habituales del presidente ruso están acostumbrados a este nivel de confianza y desdén. Putin es un hombre tan seguro de su poder absoluto en casa que puede acudir a una reunión con la persona más poderosa del mundo sin prácticamente nada que perder.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ofrece una conferencia de prensa después de reunirse con el presidente de Estados Unidos en la 'Villa la Grange' en Ginebra el 16 de junio de 2021.

Lo que Putin se llevó

La óptica de la cumbre estuvo casi adaptada a las necesidades internas de Putin. Las reuniones fueron solicitadas por EE.UU., lo que, en lo que respecta al Kremlin, confirma que Putin es un líder de estatura similar al presidente estadounidense.

“Esto es exactamente lo que quiere el Kremlin. Hablar con Estados Unidos de igual a igual y de tal manera que la otra parte no exija un cambio de posición como condición para el diálogo”, dice Oleg Ignatov, analista senior de Rusia de Crisis Group con sede en Moscú.

“No hay duda de que Putin continuará poniendo a prueba a Biden si el diálogo se estanca o se desarrolla en una dirección que sea desventajosa para Moscú. Este no es todavía el comienzo de la normalización de las relaciones. Es una pausa en su mayor deterioro”, añade.

Por muy contradictorio que pueda ser para Putin golpear en el ojo al presidente de Estados Unidos en un futuro, todas las acciones del presidente ruso se realizan con miras a cómo funcionará para él a nivel nacional.

Keir Giles, senior consulting fellow del Programa Rusia y Eurasia en Chatham House, señala que enfrentarse a Estados Unidos ha sido una gran parte del éxito de Putin en casa.

El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken (izquierda), el presidente de EE.UU., Joe Biden, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov (derecha), posan para la prensa antes de la cumbre entre Estados Unidos y Rusia en la Villa La Grange, en Ginebra el 16 de junio de 2021.

“Su sólida respuesta tanto a las preguntas suaves de los medios rusos domesticados como a los desafíos de los periodistas extranjeros ganará puntos en casa entre aquellos rusos que comparten su convicción de que Occidente es la parte peligrosa, impredecible y agresiva de la relación”, dice.

Por supuesto, los eventos del miércoles también juegan en una narrativa más larga que se ha arraigado durante la última década: Occidente, sin importar cuán duro hable sobre Rusia, ha sido en gran parte incapaz de controlar a Putin y sus aliados. A los ojos de los opositores de Putin, no ha habido repercusiones suficientes para un hombre que envenena a los opositores políticos, se entromete en las elecciones de otros países, apoya al dictador sirio Bashar al-Assad en el bombardeo de su propio país y anexa territorio extranjero.

A los ojos de muchos de sus partidarios, la reunión de Putin con el presidente de Estados Unidos parecerá una prueba de que el líder de Rusia está totalmente justificado en sus acciones. Pueden argumentar que ha accedido razonablemente a trabajar con Estados Unidos en grandes asuntos internacionales como la seguridad y restablecer los canales diplomáticos convencionales. Y se las arregló para hacerlo mientras destacaba los defectos de la sociedad estadounidense y defendía los suyos.

La cumbre también le ha dado a Putin la oportunidad de detener las consecuencias del deterioro de las relaciones entre Moscú y Washington, ya que Estados Unidos ahora podría mostrarse reacio a imponer sanciones económicas adicionales a Rusia o reprender a Putin por arrestar a los disidentes en casa. Todo lo cual podría ser útil cuando Rusia celebre elecciones parlamentarias a finales de este año.

En resumen, Putin fue a Ginebra y obtuvo exactamente lo que quería. Y salió de Suiza con una gran victoria diplomática, simplemente por aparecer ahí.