(CNN) – Ebrahim Raisi, un jefe judicial de línea dura con un historial brutal en materia de derechos humanos, ganó unas controvertidas elecciones presidenciales de Irán, según los resultados preliminares anunciados por el Ministerio del Interior e informados por los medios estatales el sábado.
Raisi, quien actualmente cuenta con sanciones de Estados Unidos, emergió como el favorito después de que un organismo de supervisión electoral excluyó a todos sus rivales serios de la carrera. Los analistas describieron la votación como la elección menos competitiva del país desde el establecimiento de la República Islámica en 1979.
Con el 90% de los votos contados, la participación de votantes se situó en alrededor del 48%, según los funcionarios electorales. Muchos menos votantes acudieron a esta elección en comparación con 2017, que fue vista como una conclusión inevitable cuando la participación superó el 70%.
Hasta el momento Raisi ha obtenido más de 17,8 millones de votos, seguido por Mohsen Rezaei, otro conservador que obtuvo 3,3 millones de votos. El único candidato moderado, Abdolnaser Hemmati, obtuvo 2,4 millones de votos.
El presidente electo Raisi asumirá oficialmente el cargo en 45 días, momento en el que se convertirá en el octavo presidente de Irán. Hasta ese momento, Hassan Rouhani seguirá siendo presidente de Irán.
Momento crucial para Irán
La elección llega en un momento crucial para Irán. El próximo gobierno tendrá que hacer frente a una crisis económica agravada por la pandemia de covid-19 y pide una reforma constitucional. Teherán también se encuentra actualmente en negociaciones con Estados Unidos sobre cómo revivir el acuerdo nuclear de 2015.
La elección de Raisi aumentará aún más las especulaciones de que está siendo preparado para suceder algún día a su aliado cercano, el ayatolá Ali Khamenei, como líder supremo de Irán. Bajo el sistema político del país, es en última instancia el líder supremo, no el presidente, quien tiene la última palabra en todos los asuntos importantes de Estado.
A pesar de las numerosas súplicas de Khamenei instando a la gente a votar, una gran parte de la sociedad iraní se mantuvo alejada de los colegios electorales del país el viernes. El recuento preliminar mostró que la abrumadora mayoría de votos fueron para candidatos conservadores, lo que indicaría que los iraníes más reformistas boicotearon las elecciones.
Muchos activistas acusaron al establecimiento clerical del país de “seleccionar” en lugar de elegir al próximo presidente del país, objetando lo que vieron como una elección fuertemente diseñada para afianzar aún más el poder de los gobernantes clericales de línea dura del país, a pesar de los pedidos de reformas del público.
¿Quién es este líder de línea dura?
Raisi hizo una gran campaña en una plataforma anti-corrupción, un aparente intento de apaciguar las frustraciones de los votantes con una economía en crisis atribuida a las paralizantes sanciones de Estados Unidos y la corrupción del gobierno.
Sin embargo, durante la mayor parte de su carrera desempeñó un papel destacado en el enjuiciamiento de los presos políticos de Irán.
En 1988, Raisi formó parte de un “panel de la muerte” de cuatro personas que presuntamente supervisó la ejecución en masa de hasta 5.000 presos políticos, según grupos de derechos humanos. Sus dos años como presidente del Tribunal Supremo de Irán estuvieron marcados por la represión intensificada de la disidencia y los abusos contra los derechos humanos. Amnistía Internacional exigió el sábado que se le investigue por presuntos crímenes de lesa humanidad por las muertes.
Raisi nunca ha comentado sobre las acusaciones, pero se cree que rara vez abandona Irán por temor a represalias o justicia internacional por las ejecuciones.
El presidente iraní saliente, Rouhani, también visitó Raisi para felicitarlo.
¿Cómo sería ahora la relación con Estados Unidos?
Raisi se ha opuesto durante mucho tiempo al compromiso con Occidente y ha ensalzado repetidamente los beneficios de la llamada “economía de resistencia” de Irán, que promueve la autosuficiencia económica frente a las sanciones occidentales.
Sin embargo, los expertos dijeron que es poco probable que su elección afecte el curso de las negociaciones indirectas con Estados Unidos para revivir el acuerdo nuclear de 2015. El ministro de Relaciones Exteriores, Javad Zarif, dijo el sábado que esperaba que las conversaciones sobre el regreso a los términos del acuerdo “probablemente” concluyan antes del final del mandato de Rouhani en agosto.
“Las conversaciones de Viena van bien y es probable que haya un acuerdo antes del mes de agosto, pero todavía hay obstáculos”, indicó Zarif.
Si las conversaciones se extienden al mandato de Raisi, dependerán en gran medida de a quién designe el presidente entrante como su ministro de Relaciones Exteriores. En 2015, el éxito del acuerdo, en el que Irán impuso límites a su programa de enriquecimiento de uranio a cambio del alivio de las sanciones, se atribuyó en gran parte a Zarif.
Pero los expertos dicen que es poco probable que Irán se comprometa con Occidente más allá de regresar al acuerdo nuclear, satisfaciéndose con el fortalecimiento de las relaciones con Rusia y China. También podría abandonar cualquier pretensión de democracia, ya que se vuelve menos susceptible a las críticas occidentales de sus abusos de derechos como consecuencia de la posible restauración del acuerdo nuclear.
El sábado, el presidente ruso Vladimir Putin fue uno de los primeros líderes mundiales en felicitar a Raisi. Expresó “la esperanza de un mayor desarrollo de la cooperación constructiva bilateral en varios campos, así como la interacción en asuntos internacionales, y señaló que esto redunda en los intereses de los dos países”, informó el medio estatal ruso Ria Novosti.