(CNN) – Los niños migrantes que cruzaron solos la frontera entre Estados Unidos y México siguen pasando un tiempo prolongado en instalaciones gubernamentales temporales. Esto genera preocupación entre los abogados que dicen que las condiciones son inadecuadas para los niños, según un expediente judicial publicado el lunes.
Durante la primavera, el gobierno de Joe Biden se apresuró a sacar un número récord de niños migrantes de las instalaciones de detención de la Patrulla Fronteriza, que son más como cárceles, y llevarlos a instalaciones temporales, que los abogados admitieron que están mejor equipados para los niños pero aún tienen deficiencias. En más de una docena de declaraciones presentadas este lunes, los niños informaron condiciones variables en los albergues, desde recibir comida poco cocida hasta acceso limitado a las duchas.
Un equipo de abogados tuvo acceso para hablar con los niños porque están monitoreando el cumplimiento del gobierno del acuerdo de Flores de 1997, que rige las condiciones bajo las cuales los funcionarios estadounidenses pueden detener a niños inmigrantes. Los abogados visitaron el albergue y entrevistaron a niños en la mayoría de las instalaciones de emergencia, que inicialmente estaban destinados a estancias cortas.
“Los demandantes están cada vez más preocupados por la detención prolongada de miles de niños en instalaciones [de admisión de emergencia] sin licencia y sin estándares que, en el mejor de los casos, son adecuadas para atención de emergencia a corto plazo y son inherentemente incapaces de cuidar a los niños como lo requiere el Acuerdo”, dice la presentación.
Hasta el domingo, había 14.467 niños bajo la custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés), muchos de los cuales se alojaban en sitios de admisión de emergencia. Cientos de niños han pasado 60 días o más en estos albergues, dice la presentación dada a conocer el lunes. Los retrasos provocaron confusión entre los niños, que informaron que se sentían desesperados por reunirse con sus familias en Estados Unidos.
“Todos los días me siento muy triste. Sigo viendo a otros niños irse”, dijo un joven de 16 años de Guatemala en una declaración presentada el lunes. El adolescente ha estado en un albergue de admisión de emergencia en Pecos, Texas, durante 62 días, esperando reunirse con un tío en Maryland.
“Hay otros niños que han estado aquí casi al mismo tiempo que yo, y hay mucha tristeza entre nosotros”, dice la declaración.
Así son las instalaciones donde están los menores
El HHS, que se encarga del cuidado de los niños migrantes no acompañados, tiene una capacidad de camas autorizada de alrededor de 13.500, equipadas con una gran variedad de servicios, como educación y recreación, pero dadas las limitaciones de capacidad relacionadas con la pandemia de coronavirus, el departamento ha tenido que confiar en albergues temporales.
En general, las instalaciones improvisadas para recibir a los migrantes tomaron la forma de refugios de emergencia, que ofrecían necesidades básicas pero no llegaban a brindar otros servicios —como educación y administración de casos— a los cientos de niños alojados. Las condiciones en los albergues de admisión de emergencia pueden variar, y cambiar regularmente, pero en algunos casos, el rápido ritmo al que se establecieron los albergues contribuyó a sus deficiencias.
CNN informó anteriormente sobre una instalación en Texas que los abogados compararon con un “almacenamiento” de niños. El secretario de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra, dijo a los periodistas a fines de mayo que el sitio de Fort Bliss, al igual que otras instalaciones de emergencia, permitió a la administración trasladar rápidamente a los niños de las instalaciones de la Patrulla Fronteriza a un lugar que pudiera satisfacer mejor sus necesidades, y contradijo las preocupaciones sobre condiciones en la instalación.
Pero los abogados que visitaron Fort Bliss a principios de junio encontraron que los problemas persisten allí. “Por ejemplo, los niños en el EIS de Fort Bliss duermen en filas de literas en tiendas de campaña gigantes con cientos de otros niños, no disfrutaban de privacidad, casi no reciben educación estructurada, tienen poco que hacer durante el día y carecen de atención de salud mental adecuada para abordar la ansiedad y angustia severa de los niños que rodean su detención prolongada “, dice la presentación del lunes.
Los abogados también encontraron problemas en otros albergues grandes, donde cientos de niños viven en espacios reducidos.
Una niña de 17 años de Guatemala compartió su experiencia durmiendo en una tienda de campaña con otras 300 niñas en el sitio de Fort Bliss. “Dormimos en literas. Antes dormía arriba, pero ahora estoy abajo debido a mi ansiedad. Tenía miedo de caerme. Las literas son bastante bajas. No puedo sentarme en mi litera sin golpearme la cabeza”, dice su declaración.
Los niños generalmente informaron que se les permite la recreación al aire libre durante “tan solo una hora al día”, que tienen poca o ninguna privacidad, que duermen durante el día para pasar el tiempo y que tienen llamadas limitadas con la familia, dice el documento.
Albergues cerrados
En Houston, un albergue creado por la Asociación Nacional de Iglesias Cristianas, que había estado ayudando a albergar a niños, se cerró abruptamente poco antes de que los abogados lo visitaran, según Neha Desai, directora de inmigración del Centro Nacional de Derecho Juvenil. Desde entonces, han localizado a más de una docena de chicas que estaban en el lugar.
Las niñas describieron desmayos, alimentación inadecuada o falta de alimentos, falta de ropa limpia y restricciones que les impedían usar el baño después de las 10 p.m., según declaraciones.
“La comida era horrible. Había pollo que estaba hervido y cuando abrimos el pollo estaba crudo por dentro”, dice una declaración de una niña hondureña de 17 años.
“Durante el día y la noche, nos dijeron que teníamos que quedarnos en nuestras camas y que solo podíamos levantarnos para ir al baño y ducharnos. Teníamos que comer en nuestras camas porque no había otro lugar para comer”, dice una declaración de una joven de 17 años de El Salvador.
También describe haber usado la misma ropa durante 15 días y que los miembros del personal les indicaron a las niñas que “usaran la misma ropa interior y simplemente la voltearan del revés, porque no había máquinas para limpiar nuestra ropa”.
“El HHS se compromete a garantizar el bienestar de los niños bajo nuestro cuidado. Cerramos proactivamente las instalaciones de Erie y Houston porque no cumplían con nuestro estándar de atención y estamos trabajando incansablemente con los contratistas para garantizar que esos estándares se cumplan en los albergues que operan hoy”, dijo anteriormente un portavoz del HHS a CNN en un comunicado, refiriéndose al albergue de emergencia establecido en Houston y otro en Erie, Pensilvania.
Otro de los principales desafíos en los albergues de emergencia es la falta de administración de casos, generalmente incorporada en los refugios de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados ya establecidos. Los administradores de casos trabajan con niños para reubicarlos con patrocinadores, como padres u otros parientes en Estados Unidos mientras continúan con sus procedimientos de inmigración.
Si bien la administración ha tratado de acelerar las liberaciones en algunos casos, los abogados encontraron que aún faltan servicios de administración de casos, lo que lleva a los niños a permanecer en las instalaciones por períodos más largos. Los niños informaron una serie de problemas, como retrasos e interrupciones en la administración de casos, no poder solicitar una reunión con un administrador de casos y que los administradores de casos fueran retirados o reemplazados sin previo aviso o explicación, dice la presentación.
Carlos Holguín, uno de los abogados que visitó los albergues de admisión, dijo en un expediente que “el factor estresante que los niños reportaron con mayor frecuencia en Fort Bliss fue no saber cuánto tiempo permanecerían separados de sus seres queridos”.
“Los niños con los que hablé parecían visiblemente angustiados al contar cómo se sentían al ver a más y más niños con los que habían llegado a Fort Bliss liberados, dejándolos con la pregunta de si simplemente se habían caído por las grietas y habían sido olvidados”, dijo en una declaración.