En 1988, el príncipe Carlos y la princesa Diana visitan Palma de Mallorca, España, con sus dos hijos. Anwar Hussein / Getty Images

Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion.

(CNN Español) -- El 1 de julio la princesa Diana habría cumplido 60 años. Y en 2021 su cumpleaños coincide con una ceremonia en el jardín del Palacio de Kensington en Londres, donde se desvela en una ceremonia íntima una estatua en su honor ante la presencia de sus dos muy adorados hijos, los príncipes William y Harry.

¡Y en qué momento más terrible y triste tiene lugar esta ceremonia!

Los hermanos, que solían ser tan unidos, están furiosos el uno con el otro. Totalmente distanciados, han intentado conversar, pero no han sido productivas esas charlas. Y ni siquiera la labor pacificadora de Kate Middleton ha podido unir a su marido y su querido cuñado.

Y la razón de esta hostilidad tan profunda —que según reportes de prensa se ha puesto todavía peor después del funeral de su abuelo el principe Felipe— no se debe a un solo hecho, sino al exceso de palabras, de “confesiones” televisivas, de rumores… y parece que la herida entre William y Harry es cada día más dolorosa y más fea.

Aunque públicamente William nunca ha hablado sobre ello, Harry en su entrevista con Oprah Winfrey, en otra entrevista radial posterior con Dax Shepard en su podcast Armchair Expert y en un especial junto a Oprah en Apple TV sobre Salud Mental, no se ha cansado de repetir sus quejas contra su padre, el príncipe Carlos, y la crianza tan fría que dice que recibió de él. Dijo en ese podcast que su vida era como vivir en un zoológico y que ambos, su padre y su hermano, están atrapados por el protocolo y la vida de la Corona. Agregó que sus abuelos —la reina Isabel II y el recién fallecido príncipe Felipe — a su vez criaron a su padre de una manera fría, sin el cariño que él quiere no le falte a su hijo Archie.

En fin, si buscamos en la reciente hemeroteca, por meses ya las revelaciones de Harry contra su familia se acumulan e impactan mucho. ¡Y así, pienso yo, es imposible arreglar las cosas en familia!

Y todo esto sin mencionar siquiera las declaraciones de su esposa Meghan sobre la forma como ha sido tratada por los Windsor… ¡las que han indignado al muy impulsivo príncipe Harry!

¡Y es que las palabras que se dicen, cuentan! Cuentan mucho y hacen daño. Especialmente cuando ocurren entre miembros de familias. ¡Y a veces nos olvidamos de ello! Y quizás hay que pensar dos veces antes de decir —sin pensar en las consecuencias — lo que nos pasa por la mente. Porque pelearse y enfadarse con familiares —especialmente entre padres y hermanos— dejan heridas muy dolorosas y difíciles de cicatrizar.

Creo que todos los que seguimos la vida de la realeza pensamos que la armonía que existía entre esos dos hermanos —que el mundo arropó con inmenso cariño ante la trágica muerte de su madre en 1997— debe existir de nuevo. William y Harry se lo deben a su madre, quien los adoraba y les dio una niñez feliz y llena de cariño.

La princesa Diana con un traje azul claro y un sombrero tipo pillbox en 1995, acompañada de su hijo el príncipe Harry. Crédito: Princess Diana Archive/Hulton Archive/Getty Images

Diana se comía a besos y abrazos a sus niños, y ese amor no se merece que cuando se le honra en lo que hubiera sido su 60 cumpleaños, sus hijos estén furiosos el uno con el otro.

Recordemos que debido a que Diana misma había tenido una niñez dolorosa por el fallido matrimonio de sus padres y posterior divorcio. Su madre, Frances Shand Kydd, se divorció de John Spencer, el Vizconde Althorp, al enamorarse de otro. Y su padre despues se casó de nuevo con Raine McCorquodale, una madrastra con la que Diana tuvo una relación complicada, aunque se arregló años antes de la muerte de la princesa, según la revista People. Para mí, todo este desastre emocional provocó que al tener a sus propios hijos la princesa volcara en ellos todo el amor del mundo. Y ahora tenemos esto… ¡una verdadera pena!

Acompañada por el príncipe William, la princesa Diana llega a Wimbledon antes del inicio de la final de singles femeninos en 1994. Adam Butler / PA Images / Getty Images