(CNN) – Los últimos soldados estadounidenses abandonaron la base aérea de Bagram, según un funcionario de defensa, lo que marca el final de la presencia de EE.UU. en el extenso complejo que se convirtió en el centro del poder militar en Afganistán.
La retirada total de los soldados estadounidenses aún no está completa, pero se espera muy pronto.
Casi dos décadas después de que los primeros soldados estadounidenses llegaran a Bagram y ayudaran a tomar el control del terreno después de los ataques del 11 de septiembre, la transferencia de la base al ejército afgano se llevó a cabo sin fanfarrias, un final silencioso que presagia la inminente conclusión de la guerra más larga de Estados Unidos.
El aeródromo, que alguna vez fue una pista en ruinas que apenas tenía electricidad en los edificios circundantes, se convirtió en una pequeña ciudad por derecho propio, con tiendas, gimnasios y aulas para los miles de militares y contratistas que trabajaban en la base y sus instalaciones.
La pista, surcada con las marcas de llantas negras oscuras de innumerables despegues y aterrizajes, fue el punto de partida para las operaciones militares en todo el país, con espacio para aviones de carga, aviones de combate y helicópteros de ataque. Los presidentes George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump visitaron Bagram durante su mandato, prometiendo una victoria y un futuro mejor para Afganistán.
Pero la retirada de Bagram, desprovista de pompa y ceremonia, es una victoria simbólica para los talibanes, que han librado una batalla implacable en el país contra el ejército afgano, haciendo retroceder a las fuerzas gubernamentales e invadiendo un creciente número de distritos.
El jueves, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, habló con el ministro de Defensa afgano, Bismillah Khan Mohammadi, y dijo que Washington estaba comprometido con la “seguridad y estabilidad de Afganistán” a medida que la retirada se acercaba a su finalización.
Bagram fue el punto de entrada para decenas de miles de soldados que ingresaron al país como parte de la Guerra contra el Terrorismo, y fue el punto de salida para muchos de los casi 2.000 militares estadounidenses muertos en acción durante 20 años de combates. Los soldados se colocaban en el camino principal que cruza la base aérea, conocido como Disney Drive, mientras los ataúdes cubiertos con banderas de los militares muertos en Afganistán se dirigían hacia su avión para el viaje final a casa.
Durante años, la base fue blanco de numerosos ataques de los talibanes, incluidos atentados suicidas y ataques con cohetes. Al final, no fue la violencia lo que llevó a la salida de Estados Unidos, sino la diplomacia. El Pentágono había estado reduciendo la presencia de tropas en Afganistán durante años, pero el Acuerdo de Doha, firmado entre la administración Trump y los talibanes en Qatar en febrero de 2020, marcó el comienzo del fin. A mediados de 2011, había casi 100.000 soldados estadounidenses en el país y otros 35.000 contratistas estadounidenses. Una década después, ese número se había desplomado a 2.500 soldados y 18.000 contratistas.
La administración Biden dejó en claro que los últimos soldados restantes saldrían a más tardar el 11 de septiembre, pero a medida que avanzaba la retirada, quedó claro que sería mucho antes.
Durante los últimos días de la retirada de EE.UU., las tripulaciones subieron cajas de envío en aviones de carga, llevando lo último que se consideró lo suficientemente valioso como para sacarlo del país. El martes, el Comando Central de Estados Unidos, que supervisa Afganistán, dijo que había retirado el equivalente a casi 900 cargas de aviones C-17 de Afganistán y destruido casi 16.000 piezas de equipo.
Dos aviones que transportaban fuerzas y equipos estadounidenses y de la coalición partieron de la base el jueves por la noche, según una fuente del ejército afgano.
Un tercer avión partió de la base el viernes por la mañana temprano, dijo la fuente a CNN.
Barbara Starr de CNN contribuyó a este informe.