(CNN) – Cuando el equipo de fútbol de Inglaterra cante el himno nacional antes de que comience la final de la Eurocopa 2020 contra Italia el domingo, el príncipe William se unirá al resto de la multitud en Wembley, tal como ha hecho en otros partidos clave.
William ha asistido en su calidad de presidente de la Asociación Inglesa de Fútbol (un puesto bastante genial para un integrante de la realeza amante del fútbol), pero en la aparición del domingo también representará a la reina. Después de todo, no se puede esperar que la monarca aguante un partido completo de 90 minutos a su edad. Más si va a alargue y penales… imagínate. De hecho, no, no te lo imagines.
Los integrantes de la realeza no van a los partidos solo por diversión. Como cabeza de la nación, la reina tiene el deber de actuar como “un foco de identidad nacional, unidad y orgullo” y “reconocer el éxito y la excelencia” oficialmente. Por esto es que la familia estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y en otros eventos nacionales importantes y momentos de celebración. Los británicos queremos que ellos nos animen y se emocionen con nosotros cuando las cosas van como queremos, de la misma manera que queremos que hagan lo contrario cuando estamos perdiendo. No solo nos representan, también deben reflejar las emociones de la nación.
La reina domina el arte de expresar el estado de ánimo de la nación, incluso cuando parece que no está expresando ninguna emoción en absoluto. Así es como ha conectado con sus súbditos y se ha mantenido relevante durante su reinado de 69 años, a pesar de tener muy poco en común con ellos en la realidad.
Los príncipes Carlos y William tendrán que hacer lo mismo cuando asuman el trono para que sus reinados tengan el mismo éxito. La parte fácil de ser rey serán los deberes formales que vienen de la mano con ser cabeza de estado. La tarea más difícil es llevar a cabo esas funciones de manera que se sienta que es en nombre del público.
El domingo será una prueba clave para el príncipe William, que estará allí arriba en las gradas, por su cuenta, mientras las cámaras se le acercan en los momentos más importantes del partido, un partido que verán millones de personas y que podría pasar a la historia si la fortuna favorece a los británicos. Es su oportunidad de que se lo asocie con eso.
Si logra ser visto como se siente la nación, será su mayor oportunidad hasta el momento para conectarse con sus futuros súbditos y demostrar que está ahí para ellos como siempre ha estado su abuela. No se trata solo de un miembro de la realeza amante del fútbol que va a ver un partido, se trata de asegurar el futuro de la monarquía británica y su lugar en el corazón de la nación.