Johannesburgo, Sudáfrica (CNN)– Los soldados y la policía se esforzaban por restablecer el orden en algunas partes de Sudáfrica este martes, al tiempo que la policía informó que el número de personas muertas en los días de protestas y saqueos se elevó a por lo menos 72 en algunos de los peores actos de violencia que el país ha visto en años.
Las protestas estallaron la semana pasada cuando el expresidente Jacob Zuma, de 79 años, se entregó a las autoridades para cumplir una condena de 15 meses de cárcel por desacato al tribunal. Zuma se había negado a comparecer ante una comisión anticorrupción para hacer frente a varias acusaciones, entre ellas las de soborno y fraude, que ha negado repetidamente.
Entre los fallecidos por la violencia hay 10 que murieron en una estampida en el municipio de Soweto, según declaró a CNN el portavoz del Ministerio de Policía, Lirandzu Themba. Más de 1.200 personas han sido detenidas en las provincias de KwaZulu-Natal, de donde es originario Zuma, y Gauteng.
Desde hace casi una semana, los manifestantes y los saqueadores han incendiado centros comerciales y se han enfrentado a la policía, que ha respondido con balas de goma y ahora está tan desbordada que se ha recurrido a los militares para que la respalden.
CNN visitó el martes Soweto, donde el propietario de una tienda, Rahman, que no facilitó su apellido, dijo que teme haberlo perdido todo.
“Incluso ahora mismo dónde me voy a quedar, qué voy a comer, qué voy a hacer… no sabemos nada. Realmente, lo estamos perdiendo todo”, dijo a CNN.
“Es muy doloroso, y no sé qué puedo decir al respecto. Esto no es culpa nuestra. No sé qué ha pasado con el gobierno. No lo sabemos, pero esto no es culpa nuestra. No hemos hecho nada. Simplemente perdemos así”.
Los soldados patrullaron el martes las calles de Johannesburgo en vehículos blindados de transporte de personal, con rifles con munición real, mientras los militares se esforzaban por poner algo de orden tras la violencia.
El ministro de policía de Sudáfrica, Bheki Cele, se comprometió a frenar la continua violencia que estalló durante el fin de semana.
“No podemos permitir que nadie se burle de nuestro Estado democrático y hemos dado instrucciones a las fuerzas del orden para que redoblen sus esfuerzos para detener la violencia y aumenten el despliegue en el terreno”, dijo, pidiendo a quienes se manifiestan que lo hagan de forma pacífica.
“Ningún descontento o circunstancia personal de nuestro pueblo da derecho a nadie a saquear, vandalizar y hacer lo que le plazca e incumplir la ley”.
El gobierno de la vecina Botswana emitió el martes una advertencia para que sus ciudadanos eviten viajar innecesariamente a partes de Sudáfrica.
El lunes por la noche, el presidente Cyril Ramaphosa se dirigió a la nación para hacer un llamamiento a la calma y anunció que el ejército se desplegaría en las provincias afectadas. Reconoció que las protestas y los saqueos pueden haber comenzado por agravios políticos, pero dijo que elementos criminales “oportunistas” habían tomado el control.
También advirtió que la continuación de las protestas y los saqueos podría socavar aún más la respuesta al covid-19 y el despliegue de la vacunación en el país, ya que varios centros de vacunación se han visto obligados a dejar de administrar dosis a causa de la violencia.
El número de muertes por covid-19 en el país ha ido aumentando desde junio y los médicos han descrito un sistema que está más allá de su punto de ruptura, con camas de hospital insuficientes y apenas el oxígeno necesario.
Zuma se entregó a la policía la semana pasada tras días de especulaciones sobre si cumpliría las órdenes judiciales de encarcelamiento. Los abogados de del expresidente solicitaron este lunes una reducción de la condena.
Zuma fue presidente entre 2009 y 2018 y en su día fue muy celebrado como figura clave del movimiento de liberación del país. Pasó 10 años en prisión con el héroe antiapartheid y expresidente Nelson Mandela.
Pero sus nueve años en el poder se vieron empañados por acusaciones de corrupción de alto nivel.
A Zuma se le acusa de corrupción en la que están implicados tres empresarios cercanos a él: los hermanos Atul, Ajay y Rajesh Gupta y de permitirles influir en la política del gobierno, incluida la contratación y el despido de ministros para alinearse con los intereses empresariales de la familia. Los Gupta niegan haber actuado mal, pero abandonaron Sudáfrica después de que Zuma fuera expulsado de la presidencia.
– Amy Cassidy de CNN contribuyó con este reportaje.