(Reuters) – Pedro Castillo asumirá la Presidencia de Perú este miércoles con poco tiempo para recuperar el aliento mientras lucha contra el brote de covid-19 más letal del mundo, las tensiones en su partido y el débil apoyo del Congreso en una nación dividida.
Castillo, hijo de campesinos, tomará posesión del cargo alrededor del mediodía hora local en el Congreso y luego se dirigirá a la nación, que quedó dividida casi a la mitad por una votación polarizada realizada el 6 de junio que él ganó por un margen de solo 44.000 votos.
El abrupto ascenso de Castillo, un ex profesor, ha sacudido a la élite política tradicional de Perú y a los productores de cobre, temerosos de sus planes de aumentar los impuestos a la minería para financiar reformas de salud y educación, además de renovar la constitución de la nación andina.
Todos los ojos estarán puestos en su primer mensaje como presidente y en la composición de su gabinete, todavía en secreto en medio de cruces entre el ala más radical de su partido marxista Perú Libre y asesores y aliados más moderados.
“El mensaje de Castillo establecerá las pautas para el inicio de su gobierno. Pero el gabinete y el equipo que anuncia nos dirán aún más sobre la dirección en la que nos dirigimos”, dijo Jeffrey Radzinsky, un experto en gobernanza con sede en Lima.
Una señal clave será la cartera económica. Fuentes cercanas a Castillo dicen que irá a Pedro Francke, un economista de izquierda moderada, que ha ayudado a suavizar la imagen del candidato externo y calmar los mercados nerviosos en los últimos meses.
La toma de posesión se produce después de que Castillo, de 51 años, superó a su rival de derecha Keiko Fujimori, aunque su victoria no se confirmó hasta la semana pasada. Fujimori había alegado fraude sin evidencia y desafió el resultado, siendo comparada con las tácticas de Donald Trump después de perder las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020.
Castillo tendrá que lidiar con un Congreso fragmentado donde carece de apoyo para promesas clave que incluyen planes para una nueva constitución, así como tensiones con el ala extrema izquierda de su partido, encabezada por el médico marxista Vladimir Cerrón.
También enfrenta un acto de equilibrio entre el poderoso sector minero en el segundo productor de cobre del mundo y la necesidad de aumentar los impuestos para aliviar la creciente pobreza y cumplir las promesas a su base rural que impulsaron su ascenso a la presidencia.
“Castillo necesita unir el núcleo duro de su partido, pero tiene que hacerlo sin destruir la imagen que la gente tiene de él, que es que está en contra del radicalismo”, agregó Radzinsky.
Los presidentes de Argentina, Chile, Bolivia y Ecuador, así como el rey de España y una delegación de Estados Unidos, estarán en Lima, la capital de Perú, para la toma de posesión, que coincide con el 200 aniversario de la independencia del país en 1821.