(Reuters) – Jerome Powell, esta historia es para ti.
El presidente de la Reserva Federal, siempre atento a las señales de inflación, quizá quiera darse una vuelta por el Upper East Side de Manhattan, donde un plato de papas fritas de US$ 200 extiende la definición de alta cocina.
El restaurante Serendipity 3 ya ostenta los récords mundiales de la hamburguesa más cara (US$ 295) y del helado más caro (US$ 1.000), así que si la pregunta es “¿quieres papas fritas con eso?” su respuesta es un rotundo sí.
Guinness World Records certificó la hazaña: desde el 13 de julio, estas papas fritas son oficialmente las más caras del mundo.
“Serendipity es realmente un lugar feliz”, dice el director creativo y chef Joe Calderone. “La gente viene aquí para celebrar, para escapar de la realidad de la vida a veces”.
La Crème de la Crème Pommes Frites comienza con papas Chipperbec. Se escaldan en vinagre y champán. Luego se fríen en grasa de ganso pura, no en aceite, y no una sino dos veces, para que queden crujientes por fuera y suaves por dentro.
Enseguida, se sirven en un plato de cristal con una orquídea, trufas en rodajas finas y son espolvoreadas con oro comestible y aderezadas con sal de trufa y aceite de trufa. Las papas se acompañan con una salsa de queso Mornay que también está impregnada de trufa, una seta rara de temporada.
“La trufa es la estrella principal aquí”, dijo el chef ejecutivo de la empresa, Frederick Schoen-Kiewert.
Al igual que muchos restaurantes, Serendipity cerró durante la pandemia de covid-19 y Calderone y Schoen-Kiewert pensaron que las elegantes papas fritas serían una buena forma de anunciar su regreso.
Y está funcionando. Hay una lista de espera de ocho a diez semanas para probar las papas fritas.
“Ha sido un año y medio duro para todos, y ahora tenemos que divertirnos”, dijo Calderone.