(CNN) – Cuando la vicepresidenta de EE.UU. Kamala Harris visitó Guatemala a principios de este verano, el presidente Alejandro Gianmattei le ofreció en privado un consejo sobre su objetivo de frenar la avalancha de migrantes esperanzados hacia la frontera de Estados Unidos con México.
Sea más firme, le dijo Giammattei. Envíe un mensaje contundente a los inmigrantes y a los contrabandistas, que a menudo reinterpretan los anuncios para utilizarlos en su beneficio, dijo Giammattei, según un alto funcionario guatemalteco que habló con CNN.
Poco después de la reunión, en una conferencia de prensa conjunta, Harris hizo precisamente eso, lanzando una advertencia severa pero clara a los migrantes: “No vengan”.
Pero casi dos meses después, los migrantes siguen llegando a la frontera entre México y Estados Unidos en números récord, en un momento en que los arribos suelen disminuir como consecuencia del abrasador calor del verano.
Mensajes contradictorios
En su esfuerzo por distanciarse de la agenda migratoria restrictiva del expresidente Donald Trump y dar una nota de compasión, los funcionarios de Biden enviaron a menudo mensajes contradictorios sobre quién está autorizado a entrar en Estados Unidos y cuándo. Como resultado, la situación fronteriza sigue siendo un lastre político para la Casa Blanca, que recibe críticas tanto de la izquierda como de la derecha.
Los republicanos siguen afirmando que Biden tiene una crisis fronteriza en sus manos que es de su propia creación, mientras que los progresistas demócratas se han quejado de que Biden no se está moviendo lo suficientemente rápido para aflojar las regulaciones y desmantelar las políticas de la era Trump.
En las últimas semanas, el Departamento de Seguridad Nacional ha aumentado los recursos y el personal en el Valle del Río Grande, que se ha visto desbordado por el número de llegadas, desplegando agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas para ayudar a la Patrulla Fronteriza, reforzando el personal médico y estableciendo vuelos para enviar a las personas a otros sectores fronterizos para su procesamiento.
Cifras récord de detenciones
Las detenciones en la frontera se mantienen en el nivel más alto en décadas, llegando a un millón antes de que termine el año fiscal. El número de niños no acompañados en el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos se ha disparado. Informantes han denunciado las malas condiciones de un centro temporal para niños que ahora también se ha convertido en objeto de una revisión por parte del gobierno. Y los grupos de defensa de los inmigrantes han criticado la decisión del gobierno de seguir expulsando a los inmigrantes encontrados en la frontera.
El gobierno de Biden libra batallas legales tanto en su flanco izquierdo como en el derecho. El lunes, la Unión Americana de Libertades Civiles dijo que iba a volver a los tribunales para impugnar el uso continuado por parte de la administración de una autoridad de salud pública que permite la expulsión rápida de los migrantes. Y la semana pasada, el Departamento de Justicia impugnó una orden ejecutiva emitida por el gobernador de Texas, Greg Abbott, que restringía el transporte de migrantes. Un juez federal bloqueó temporalmente la orden el martes.
Equilibrio entre seguridad y compasión
Históricamente, Estados Unidos ha recurrido a la disuasión para evitar que la gente se dirija a la frontera entre México y Estados Unidos. Biden está íntimamente familiarizado con estos desafíos, ya que fue vicepresidente durante el aumento de niños no acompañados en 2014 y anteriormente supervisó los esfuerzos para abordar las causas fundamentales de la migración en América Central.
Pero al desarrollar su programa de inmigración, Biden también ha tenido que enfrentarse a las realidades de la migración y a los obstáculos políticos que la acompañan, lo que a veces ha puesto a su administración a la defensiva. En abril, por ejemplo, en medio de una afluencia de migrantes en la frontera, Biden se resistió a firmar el aumento del límite de refugiados de la era Trump debido al clima político. Más tarde lo aumentó.
Un funcionario de la Casa Blanca rechazó la idea de que el mensaje de la administración no es coherente. “Estamos tratando de trazar un nuevo camino distinto al de la administración anterior en tener políticas justas y políticas humanas, especialmente en el tratamiento de las personas que son indocumentadas y el tratamiento de las personas que están detenidas”, dijo el funcionario. “Pero no creo que eso esté en conflicto con una frontera bien gestionada”.
La Casa Blanca publicó recientemente un documento que resume las medidas que el gobierno ha tomado para abordar la inmigración y que esboza su proyecto “para un sistema de inmigración justo, ordenado y humano”. Incluye el refuerzo de los mensajes públicos para desalentar la migración irregular y promover vías legales.
“Me pareció que el plan era una de las primeras veces en que se intentaba encontrar el equilibrio entre seguridad y compasión”, dijo Ali Noorani, presidente y director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración.
“Los planes no van a servir para comunicar el enfoque del gobierno sobre la inmigración. Durante años, si no décadas, la inmigración ha sido mucho más un debate cultural que un debate político o una política. Y la administración tiene que encontrar la manera de hablar del debate sobre las culturas y los valores que realmente impulsan la retórica de la inmigración”, añadió.
Un “desastre de comunicación”
La Casa Blanca también impulsó su estrategia para abordar las causas profundas de la migración en Centroamérica, donde miles de migrantes huyen de la pobreza y la violencia. Biden encargó a Harris la supervisión de este esfuerzo en marzo, lo que dio lugar a su viaje a Guatemala y México durante el verano. La estrategia se comprometió a invertir recursos e infundir esperanza en la región.
Desde marzo, EE.UU. ha destinado más de US$ 250 millones den ayuda humanitaria, ha proporcionado más de 10 millones de dosis de la vacuna covid-19 al Triángulo Norte y ha comprometido al sector privado para que realice más inversiones en la región.
Aunque lel gobierno dice que está trabajando para proporcionar vías legales de entrada a Estados Unidos desde la región, todavía hay pocas opciones para los que buscan asilo.
“Es muy duro oírles hablar de humanidad y, al mismo tiempo, ver a Biden decir que la gente debe solicitar asilo en el país”, dijo Taylor Levy, un abogado de inmigración con sede en California que trabaja con migrantes en la frontera sur. “Es un desastre de comunicación, en mi opinión, en cuanto a lo que se intenta transmitir a los solicitantes de asilo y a las personas que huyen de la violencia en su propio país”.
Números récord
Los migrantes que se enfrentan a un deterioro de las condiciones en sus países de origen siguen viajando a la frontera sur de Estados Unidos. El representante de Texas Henry Cuellar, un demócrata que ha criticado el manejo de la frontera por parte de la administración, tuiteó el lunes que el Valle del Río Grande terminó la semana pasada con 21.921 aprehensiones, por encima de los 20.647 arrestos de la semana anterior. “¡Algo tiene que cambiar!”, dijo.
David Shahoulian, secretario adjunto de política fronteriza y de inmigración del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su siglas en inglés), dijo en una declaración judicial presentada el lunes que EE.UU. está encontrando “números récord” de migrantes, incluyendo familias. Según datos preliminares, es probable que la CBP se haya encontrado con unos 210.000 individuos en julio, muchos de los cuales son rechazados bajo una política fronteriza de la era Trump.
Los que cruzan repetidamente también suelen constituir una parte considerable de los totales mensuales de detenciones. Por ejemplo, en junio, al menos el 30% de los aprehendidos habían intentado cruzar ilegalmente la frontera con anterioridad, según el funcionario de la Casa Blanca.
“Ciertamente tenemos un reto en la frontera”, dijo el lunes el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, en una entrevista con la cadena MSNBC.
Expulsión acelerada
El número de niños migrantes no acompañados también ha comenzado a aumentar de nuevo después de que un número récord de llegadas a principios de este año desbordara las instalaciones. El DHS prevé la detención de más de 19.000 niños no acompañados en julio, lo que supone un nuevo récord. El 3 de agosto, había 2.498 niños no acompañados bajo la custodia de la CBP, unas instalaciones similares a las cárceles diseñadas para adultos, no para niños.
En un indicio de la cautela del gobierno de Biden respecto a los migrantes, incluidos los que solicitan asilo, que viajan a la frontera sur de Estados Unidos, el DHS anunció la semana pasada que reanudó un procedimiento de deportación acelerado para los migrantes.
A partir de ahora, algunas familias estarán sujetas al procedimiento conocido como “expulsión acelerada”, que permite a las autoridades de inmigración expulsar a una persona sin necesidad de una audiencia ante un juez de inmigración. El procedimiento se aplicará a las familias que no sean expulsadas rápidamente en virtud de una política fronteriza relacionada con la pandemia. El viernes, 73 personas fueron expulsadas en vuelos de “expulsión acelerada”, según un portavoz del Servicio de Inmigración y Aduanas.
“Creo que Biden está haciendo un gran trabajo sobre la economía. Vamos a hacer un gran trabajo en el transporte y otras cosas”, dijo previamente a CNN Cuellar, quien también pidió que Biden creara un alto cargo concentrado en la frontera. “Pero en inmigración, no están haciendo un buen trabajo en inmigración”.
La “crisis fronteriza de Biden”, según los republicanos
Los republicanos han culpado a las políticas del presidente de impulsar la migración, apodándola la “crisis fronteriza de Biden”. “La crisis fronteriza de Biden se está saliendo de control. Es una crisis de seguridad nacional. Una crisis de salud pública. Una crisis humanitaria”, tuiteó el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
Muzaffar Chishti, investigador principal del Instituto de Política Migratoria, elogió las acciones de la administración en una serie de otras cuestiones de inmigración, como la reducción del alcance de la aplicación de la ley de inmigración, la terminación de las prohibiciones de viaje y emisión de visados, y la ampliación de una forma de ayuda humanitaria conocida como Estatus de Protección Temporal.
“En medio, lo que se está perdiendo es un extraordinario conjunto de logros que el gobierno de Joe Biden ha sido capaz de poner en marcha sin mucha fanfarria y sin llevarse mucho crédito por ello”, dijo.
Biden también presentó un proyecto de ley de reforma integral de la inmigración poco después de asumir el cargo. Aunque ese proyecto de ley no ha cobrado mucho impulso, Biden apoyó la inclusión de la política de inmigración en su paquete multimillonario de lucha contra la pobreza, asegurando a un grupo de legisladores que les apoyaría en su empeño por conseguir una vía de acceso a la ciudadanía para millones de personas.
Pero esta iniciativa, al igual que la serie de cambios en la política de inmigración que la preceden, también tendrá sus propios desafíos.