Nota del editor: David Axelrod, comentarista político de CNN y presentador de “The Axe Files”, fue asesor principal del presidente Barack Obama y estratega jefe de las campañas presidenciales de Obama en 2008 y 2012. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Ver más opiniones aquí.
(CNN) – Florida está de nuevo bajo la lupa por estar en el epicentro de la cuarta ola de covid-19.
Uno de cada cinco nuevos casos a nivel nacional se han registrado en el estado y prácticamente todos ellos han sido provocados por la variante delta, altamente contagiosa.
Si fueras gobernador, probablemente reconocerías la amenaza y pensarías que es tu deber trabajar día y noche para asegurarte de que todos los residentes que cumplen los requisitos reciben las vacunas que pueden salvar sus vidas.
Tú lo pensarías. Pero no Ron DeSantis.
Donde uno puede ver pérdidas y sufrimientos trágicos e innecesarios, el gobernador de Florida aparentemente ve algo más: una oportunidad.
Desde que surgió la pandemia, DeSantis, un aspirante a Donald Trump muy ambicioso, se ha abierto camino hasta la cima del potencial campo presidencial republicano con su vistoso desafío a los expertos y directivas de salud pública.
Desde el principio, la ruidosa derecha lo ha ensalzado por frenar o resistirse a los cierres, los mandatos de uso de mascarillas y otras medidas de salud pública. Se ganó la atención nacional y los hurras de las bases por prohibir los “pasaportes de vacunación”.
Y ahora, incluso cuando las salas de urgencias y las unidades de cuidados intensivos de Florida vuelven a estar desbordadas de pacientes gravemente enfermos por el covid-19, muchos de ellos jóvenes, DeSantis busca otra pelea que puede beneficiar a sus ambiciones mientras pone en peligro la salud pública.
Después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU. ofrecieran la semana pasada nuevas guías que recomiendan que los niños en edad escolar usen mascarilla este otoño, DeSantis volvió a defender el sagrado derecho de los estadounidenses a exponerse a sí mismos, a sus hijos y a otros al virus mortal.
Las guías de los CDC se produjeron en medio de la oleada de covid-19 impulsada por la variante delta, que ha afectado de forma abrumadora a los no vacunados.
Muchos de los enfermos son jóvenes que no se han vacunado y niños menores de 12 años, que aún no pueden hacerlo. Por lo tanto, la guía de uso de mascarillas tiene sentido, y varios de los distritos escolares más poblados de Florida han anunciado planes para seguirla.
Esos condados también son bastiones demócratas, y DeSantis rápidamente redobló su amenaza de castigar a los distritos escolares que obliguen a los estudiantes a usar mascarillas este otoño, llegando incluso a sugerir que retendría la financiación estatal a aquellos que la apliquen.
Cuando el presidente Joe Biden señaló a DeSantis y al gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, un estado que es el segundo mayor contribuyente de infecciones del país en esta oleada actual, el gobernador de Florida tomó las ondas para arremeter contra el presidente y se lanzó como líder de la resistencia.
“Joe Biden sugiere que si no impones políticas de confinamiento, entonces deberías, cito, ‘quitarte de en medio’. Bueno, déjenme decirles esto: si viene a por los derechos de los padres en Florida, yo me interpongo en su camino”, dijo DeSantis, con una justa indignación que seguramente acelerará los corazones trumpianos y las donaciones online.
DeSantis ve más oro en la batalla con los burócratas y expertos de la salud que, según él, se ensañan con los ciudadanos. ¿Anticipar una batalla entre él y Biden? Es una oportunidad que no podía dejar pasar. (Y para ser justos, Biden se lo buscó al señalar a DeSantis).
Todo esto está al servicio del objetivo obvio y primordial del gobernador, que es ser el heredero de la base de Trump en el 24, si el melancólico expresidente se da por vencido o se vuelve demasiado peligroso para el Partido Republicano.
¿Tasa de infecciones y muertes en aumento? ¿Hospitales abarrotados hasta el punto de ruptura? ¿Riesgos crecientes para los niños no vacunados?
Estos son problemas para otro día.