(CNN) – Suneeta no ha podido dormir en días. En cambio, ha estado llamando y enviando mensajes de texto constantemente a sus cuatro hijos, todos menores de 18 años -el menor de solo 7 años- que se esconden solos en un apartamento en Kabul, Afganistán, a miles de kilómetros de su casa en Albany, Nueva York.
Está asustada e inquieta y dijo que no ha podido ir a trabajar ni hacer nada más que preocuparse desde que los talibanes tomaron el control de Afganistán y retomaron la capital del país este domingo. Con los combatientes controlando las calles de la ciudad, sus hijos tienen miedo de salir, dijo, incluso para un viaje rápido al supermercado cercano.
Suneeta, que no quería que CNN publicara su nombre completo ni el de sus hijos por motivos de seguridad, aseguró que teme que los niños corran un grave peligro porque su esposo trabajó con las tropas estadounidenses antes de su desaparición, hace aproximadamente ocho años.
Ahora, todo lo que quiere es llevar a sus hijos al aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul y a Albany.
“Estoy perdida y mi alma está con mis hijos”, le dijo a CNN a través de un intérprete. “Estoy pidiendo ayuda a todos, especialmente al presidente Joe Biden, para que nos ayuden a nosotros, a mi familia y a mis hijos”, agregó.
Desde la caída de Kabul ante los talibanes, los afganos que viven en Estados Unidos se han apresurado a sacar a sus familias de Afganistán, apelando a sus vecinos, amigos y funcionarios del gobierno con la esperanza de que alguien pueda ayudar.
Los talibanes dicen que otorgarán “amnistía general” para todos, pero muchos de los que recuerdan los horrores del gobierno anterior del grupo son escépticos sobre la promesa y dicen que ya han comenzado los casos de intimidación.
Y al igual que Suneeta, muchos de los que trabajan frenéticamente desde Estados Unidos para sacar a sus familias se preocupan por las represalias que sus seres queridos puedan enfrentar por apoyar a las fuerzas estadounidenses.
“Esto es como una pesadilla”, dijo la madre de cuatro hijos. “Estoy muy asustada”, admitió.
No hay salida segura para los afganos
Sara Lowry, abogada del Comité de Refugiados e Inmigrantes de EE.UU. que ha estado trabajando con Suneeta desde su mudanza en 2018, dijo que el gobierno estadounidense aprobó la libertad condicional humanitaria -un estado que permite a las personas bajo amenaza inmediata buscar refugio en Estados Unidos- para los menores de edad. Pero no han podido obtener una visa emitida desde esa aprobación en junio de 2020, dijo Lowry.
La abogada está pidiendo al gobierno estadounidense que ayude a organizar una escolta para los niños, que no están supervisados y están escondidos, al aeropuerto y los ayude a llevarlos a Estados Unidos.
“Estamos aterrorizados de que no podamos sacar a estos niños”, dijo Lowry.
“Si hay otros países que están dispuestos a ir a buscarlos, si todavía hay periodistas en la ciudad que están dispuestos a ser una escolta para ellos, estamos apelando… a todos, en todas partes, por favor ayúdenos”, agregó.
El miércoles, el Pentágono y el Departamento de Estado emitieron declaraciones contradictorias sobre la capacidad de los ciudadanos estadounidenses y afganos para llegar al aeropuerto de Kabul. Si bien el Departamento de Estado dijo que no podía garantizar un tránsito seguro al puente aéreo, el Pentágono dijo que los talibanes están “garantizando un paso seguro” para los ciudadanos estadounidenses.
La subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, dijo a los periodistas que los funcionarios están al tanto de los informes de que los talibanes, “en contra de sus declaraciones públicas y sus compromisos con nuestro gobierno, están impidiendo que los afganos que desean salir del país lleguen al aeropuerto”.
Un hombre de Colorado que habló con CNN bajo condición de anonimato dijo que se mudó a Estados Unidos con su esposa en 2014 después de ayudar a las fuerzas estadounidenses durante varios años en Afganistán. Después del anuncio de Biden de que las tropas estadounidenses se retirarían del país, su esposa e hijos decidieron visitar a su familia durante el verano, sin estar seguros de cómo sería el futuro de Afganistán después de que los estadounidenses se fueran.
Pero dijo que esta semana, un día antes de la fecha programada para volar de regreso a EE.UU., recibieron un mensaje de que su vuelo había sido cancelado. El hombre dijo que llamó a sus amigos en Afganistán para preguntarles si podían acompañar a su familia al aeropuerto, pero todos tenían miedo de hacerlo.
“Hay talibanes en todas las ciudades”, dijo, y agregó que ha escuchado que militantes han establecido puestos de control para detener y registrar a la gente que pasa. “Si encuentran alguna evidencia o documentación que demuestre que has sido un aliado de las fuerzas estadounidenses… te convertirían en una víctima. Esa es una de las razones por las que mi familia no puede ir al aeropuerto”, agregó.
Dijo que un amigo finalmente pudo transportar a su esposa e hijos al aeropuerto, donde abordaron un avión a Qatar. Pero contó que el resto de su familia, incluidos su madre y sus hermanos, todavía se esconden en Kabul.
Muchos temen que sus familias enfrenten represalias
Un hombre, que habló con Don Lemon de CNN desde Nuevo México este martes bajo el alias “Srosh”, dijo que trabajaba como traductor con las fuerzas estadounidenses. Por su trabajo, dijo que los talibanes dispararon y mataron a su hermano afuera de su casa en 2014.
“Perdí a mi hermano porque trabajaba con estadounidenses, y todavía tengo a mi familia allí”, dijo. “No quiero perder a otro hermano”, agregó..
Srosh le dijo a su familia en Kabul que se quedara en casa en lugar de ir al aeropuerto, donde esta semana surgieron imágenes desgarradoras de multitudes que intentaban huir del país, y ahora está trabajando para encontrar formas alternativas de sacarlos de Afganistán.
“Ayudé a los estadounidenses en el campo de batalla y ahora necesito ayuda. Necesito ayuda lo antes posible. Necesito ayuda desesperadamente”, dijo. “Quiero que saquen (a mi familia) lo antes posible”, insistió.
Ismail Khan, quien pasó varios años junto a las tropas estadounidenses como traductor, ahora se encuentra en Seattle y trabaja para sacar no solo a su familia, sino a muchas otras familias de Afganistán.
“Mi historia es la historia de cada afgano que ayudó a las fuerzas estadounidenses en Afganistán”, dijo Khan a Chris Cuomo de CNN el miércoles por la noche. “Separé a mi familia en cuatro lugares diferentes para asegurarme de que estén a salvo”, contó.
Dijo que no ha podido dormir por la noche porque ha estado recibiendo llamadas y correos electrónicos de Afganistán de familias que están “pidiendo ayuda” y pidiéndole que los saque de una “zona de muerte”.
“Estaba hablando con mi mamá y dije, si algo les pasa a alguno de ustedes, me culparé por el resto de mi vida”, le dijo a Cuomo. “Mis hermanos son jóvenes, nunca han visto al gobierno talibán, nunca han visto lo salvajes y despiadados que son”, agregó.
Más testimonios
Sam, un ex intérprete del ejército estadounidense, habló con Cuomo bajo ese alias el día anterior y dijo que también está tratando de llevar a su familia a un lugar seguro a miles de kilómetros de distancia.
Su familia vive en el norte de Afganistán y no puede llegar a Kabul y al aeropuerto, dijo.
“Tienen que pasar por aquellas provincias que (están) fuertemente controladas por los talibanes y eso no es lo suficientemente seguro. Eso es incluso (más) peligroso que quedarse en casa”, dijo.
Sam dijo que a pesar de la promesa de los talibanes sobre “amnistía”, los afganos no creen que el grupo cumplirá su palabra y dijo que ya ha escuchado informes de lugareños de que militantes talibanes están registrando hogares.
Sam dijo que si bien el ejército de EE.UU. prometió que ayudaría a mantener a salvo a sus aliados afganos y a sus familias y los ayudaría a evacuar, ahora se está tropezando con las paredes tratando de sacar a su familia del país, especialmente ahora que la embajada de EE.UU. en Kabul ha sido evacuada.
“Me siento como si estuviéramos abandonados. Tengo un hermano (que) trabajó durante más de una década con las fuerzas alemanas. Ahora mismo está en Kabul”, dijo Sam. “Tiene sus visas y pasaporte en el bolsillo, pero no puede tomar ningún vuelo”.
Y con los puestos de control de los talibanes, teme que atrapen a su hermano y que los militantes descubran que era un aliado de las fuerzas extranjeras.
“No puedo dormir por la noche solo por eso”, dijo Sam. “Solo pensando que le queda otra semana de vida”.