Londres (CNN) – La duquesa de Sussex recibió un golpe esta semana, ya que el organismo de control de los medios de comunicación del Reino Unido concluyó que no se había infringido el código de transmisión cuando el presentador de televisión británico Piers Morgan criticó a Meghan Markle a principios de este año.
Sus comentarios en el programa “Good Morning Britain” de la ITV, tras la explosiva entrevista con Oprah Winfrey en marzo, cuestionaron la veracidad de Meghan en cuanto a sus pensamientos suicidas y la revelación de que un miembro de la familia real había expresado su preocupación por el tono de piel de su bebé.
Los miembros de la realeza se enfrentan habitualmente a las críticas de la prensa, pero es raro que tomen medidas formales al respecto.
Harry y Meghan han lanzado una serie de desafíos legales contra los medios de comunicación, incluyendo un caso de privacidad contra el Mail en febrero sobre la publicación de una carta de su padre, y una demanda sobre las fotografías “intrusivas” de paparazzi tomadas de su hijo Archie en California. En este caso, Meghan se sintió lo suficientemente fuerte como para presentar una queja formal ante la ITV. CNN se enteró entonces de que su queja no era por la naturaleza personal de la diatriba al aire, sino por su preocupación de que los comentarios de Morgan sobre el suicidio pudieran socavar la seriedad de los problemas de salud mental.
En su momento, muchos aplaudieron a Meghan por hacer pública su lucha y tratar de eliminar el estigma que rodea a las dificultades de salud mental.
Al concluir su fallo, Ofcom: dijo “recordamos a ITV la necesidad de tener cuidado al emitir contenidos sobre temas delicados como el suicidio y la salud mental, y la necesidad de que los organismos de radiodifusión ofrezcan una programación responsable que pueda proporcionar a los espectadores una protección adecuada contra los daños”.
La organización benéfica británica Mind, que rechazó los comentarios iniciales de Morgan, insistió en este punto en un comunicado sobre su reacción a esta decisión.
El director ejecutivo de la organización Paul Farmer dijo en un comunicado: “Con demasiada frecuencia, los sentimientos de vergüenza y aislamiento hacen que las personas afectadas por problemas de salud mental no reciban la ayuda y el apoyo que necesitan y merecen. Todos tenemos un papel que desempeñar para reducir el estigma de la salud mental y la discriminación en los medios de comunicación y en la sociedad en general”.
En las horas posteriores a la publicación de la decisión, un apodo insultante que Morgan empezó a utilizar para la duquesa se volvió tendencia en Twitter en el Reino Unido.
Algunos pidieron que Meghan se disculpara y alabaron la decisión del organismo de control como una victoria de la libertad de expresión, mientras que otros la calificaron de “blanqueo” y dijeron que su conclusión condenaba a cualquiera que dijera querer suicidarse como mentiroso y perpetuaba el estigma de la salud mental.
Pero el fallo de Ofcom es apenas una batalla en una guerra más amplia que los Sussex están librando.
Harry apunta contra la desinformación sobre las vacunas
El jueves, el duque de Sussex aprovechó una aparición sorpresa para plantear la cuestión de la desinformación. El príncipe Harry se pasó por los premios GQ Men of the Year de manera virtual en Londres para rendir homenaje a los científicos que participaron en el desarrollo de la vacuna contra el covid-19 de Oxford/AstraZeneca. En su discurso rindió homenaje al trabajo del equipo, pero también pidió a los gobiernos que aborden la desigualdad en materia de vacunas y culpó a la abrumadora “desinformación a gran escala” por frenar la adopción de las mismas.
“Al mismo tiempo, las familias de todo el mundo se ven abrumadas por la desinformación a escala masiva a través de los medios de comunicación y las redes sociales, donde los que trafican con mentiras y miedo están creando dudas sobre las vacunas, lo que a su vez está dividiendo a las comunidades y erosionando la confianza”, dijo el duque.
No es la primera vez que Harry expresa su preocupación por la desinformación. En marzo se unió a la lucha del Instituto Aspen contra este tema y mantiene desde hace tiempo una tensa relación con los medios de comunicación, a los que culpa de la muerte de su madre.
Ahora que están fuera de la línea de miembros de la realeza activos, Harry y Meghan son libres de definir su propia política en lo que respecta a los medios. Se han retirado del sistema Royal Rota, el grupo de periodistas británicos que durante décadas ha cubierto todos los eventos reales y comparte información y fotos con otros medios. Así, ahora pueden elegir cuándo y cómo quieren colaborar con la prensa.
Actualmente, optan con más frecuencia por publicar sus propios anuncios directamente en la página web de su organización sin ánimo de lucro Archewell y colaborar con nuevos medios de comunicación u organizaciones comunitarias.
A pesar de sus intentos por controlar la narrativa de su mensaje y frenar lo que consideran una información errónea, seis meses después de su entrevista con Oprah, gran parte del trato hacia Meghan en los medios del Reino Unido sigue siendo el mismo. La duquesa recibe regularmente una cobertura más negativa que la familia real en general. Ese escrutinio invasivo fue una de las razones que citó la pareja para trasladarse a Estados Unidos.
La renovada discusión en las redes sociales y en muchos periódicos sensacionalistas del Reino Unido sobre Meghan tras el fallo de la Ofcom es el último ejemplo de cómo en medio del amor o el odio polarizado hacia las figuras públicas, el punto fundamental puede perderse. Al hablar con Oprah, Meghan dijo que esperaba cambiar las actitudes hacia la salud mental y abrir la puerta a las conversaciones sobre la raza, dos temas que la pareja ha demostrado que quiere, y está bien posicionada, para defender.
Los comentaristas y la prensa sensacionalista reaccionaron a la noticia de la sentencia diciendo que la duquesa estaría “furiosa” con la decisión. Pero, ¿es realmente así?
La queja de Meghan se debió a la preocupación de que los comentarios de Morgan pudieran restar importancia al tema grave que estaba planteando. En última instancia, el regulador ha recordado a las emisoras británicas su responsabilidad y obligación de presentar los temas delicados de forma adecuada. En cuanto a Morgan, terminó su participación en el programa de ITV.
Hasta ahora no ha habido respuesta de los Sussex, por lo que podemos deducir que se sienten cómodos sabiendo que su caso fue considerado y dejaron atrás la entrevista con Oprah. Puede que hayan perdido la batalla de las quejas, pero es probable que su lucha contra lo que consideran prácticas mediáticas desagradables y desinformación esté lejos de terminar.