(CNN) – Algunos animales de sangre caliente están experimentando cambios en la forma de su cuerpo, probablemente como respuesta a las presiones del cambio climático, según una nueva revisión de las investigaciones existentes.
Los animales ahora tienen picos, patas y orejas más grandes que les permiten regular mejor su temperatura corporal a medida que el planeta se calienta, y las aves se ven especialmente afectadas, afirma Sara Ryding, investigadora de la Universidad de Deakin, Australia y una de las autoras de la investigación que se publicó este martes en la revista Trends in Ecology & Evolution.
Los mayores cambios en el tamaño de los apéndices en los más de 30 animales que analizaron en la revisión se produjeron entre algunas especies de loros australianos, que vieron aumentar el tamaño de sus picos entre un 4% y un 10% de media desde 1871.
“Significa que los animales están evolucionando, pero no significa necesariamente que estén haciendo frente al cambio climático. Podemos ver que algunas especies han aumentado el tamaño de sus bocas hasta ahora, pero no sabemos si podrán seguir el ritmo a medida que se agrave la crisis climática”, dijo Ryding por correo electrónico.
“Tampoco sabemos si estos cambios de forma ayudan realmente a la supervivencia (y, por tanto, son beneficiosos) o no. Este fenómeno de cambio de forma no debería verse como algo positivo, sino que es alarmante que el cambio climático esté empujando a los animales a evolucionar así, en un plazo tan relativamente corto”.
Ryding mencionó que los cambios eran sutiles y probablemente no se notaran de inmediato, pero podrían ser “funcionalmente importantes”.
Aunque el calentamiento climático era un “argumento convincente” como fuerza impulsora de estos cambios de forma, el estudio decía que era difícil “establecer la causalidad con confianza” dados los efectos multifacéticos que el cambio climático tiene en el medio ambiente.
Cuerpos más pequeños, apéndices más grandes
Dentro de una especie animal, los individuos de climas más cálidos tienen apéndices más grandes, como alas y picos, un patrón conocido como regla de Allen, ya que la mayor superficie permite a los animales controlar su temperatura más fácilmente, señala el estudio.
Al mismo tiempo, el tamaño del cuerpo tiende a reducirse, ya que los cuerpos más pequeños retienen menos calor.
En Estados Unidos, un estudio reciente sobre 70.716 aves migratorias de 52 especies demostró que en las últimas cuatro décadas se han hecho más pequeñas y su envergadura es mayor. Todas las aves murieron al chocar contra edificios altos en Chicago durante la migración y fueron recogidas por el Museo Field de la ciudad.
“Nuestros dos estudios analizan cómo los animales responden al cambio climático alterando su relación entre superficie y volumen”, explica Ryding.
Aunque la mayor parte de las investigaciones sobre el cambio morfológico a lo largo del tiempo se han centrado en las aves, el documento señala que las musarañas y los murciélagos han aumentado el tamaño relativo de sus orejas, cola, patas y alas.
El documento afirma que es necesario investigar más sobre diferentes especies y en diferentes ecosistemas para determinar la prevalencia del fenómeno y poder predecir qué especies podrían cambiar de forma en el futuro.
“Los estudios anteriores han mostrado casos de cambio de forma, pero se han centrado en especies individuales o grupos. Nuestro artículo de revisión los combina para mostrar lo extendido que parece estar este fenómeno”, dijo Ryding.