(CNN Español) – Mientras se espera que más de medio millón de refugiados de Afganistán escapen a los países vecinos para fines de 2021, una mirada a la crisis de los refugiados sirios, que lleva más de una década, puede darnos algunas lecciones para buscar soluciones a la situación de miles de familias afganas.
Si bien los conflictos que vivió -y aún vive- Siria son diferentes de lo que ocurre hoy en Afganistán, el impacto en cuanto a las personas desplazadas es parecido.
“La lección principal que debemos aprender es que los países vecinos a las regiones en crisis son los que en general reciben la inmensa mayoría de refugiados”, dijo a CNN William Spindler, portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) para Latinoamérica.
“Hay que apoyarlos [ a los países vecinos] porque sin el apoyo necesario los refugiados van a buscar seguridad y mejores condiciones en otros lugares”, añadió Spindler.
“Si tomamos el caso del éxodo sirio, empezó a dársele más atención cuando la gente comenzó a llegar a Europa en el verano [boreal] de 2015. Pero la crisis llevaba varios años y no se le daba suficiente atención porque no estaban llegando a Europa”, señaló Spindler.
Según detalló el portavoz de Acnur, estos refugiados se trasladaban principalmente a Turquía, Iraq y Jordania.
“Estos países no recibían apoyo necesario para responder y poder asistir a estas personas”, dijo Spindler.
Esto, en parte, es lo que llevó a muchos sirios a desplazarse hacia otros países, según Spindler.
Ante la posibilidad de que lo mismo ocurra con los afganos que logran escapar, Spindler destacó que es “sumamente importante reconocer el esfuerzo de los países vecinos durante las crisis. Ayudarlos para que puedan dar apoyo y protección a los refugiados”.
De esta manera, sostuvo el representante de Acnur, se evita que las personas se expongan a mayores distancias de traslado y, por tanto, a rutas más peligrosas.
El rol de los países vecinos ante los refugiados
Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hay unos 5,5 millones de desplazados de Afganistán.
Gran parte de ellos no han logrado salir del país aún, mientras que los que sí pudieron escapar, huyen en principio hacia Turquía, Líbano, Jordania, Iraq y Egipto.
Poco después de que los talibanes tomaran el poder en Afganistán, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pidió a otros países europeos que asuman la responsabilidad de los afganos que huyen de los talibanes, advirtiendo que Turquía no tiene la obligación de ser “el almacén de refugiados de Europa”.
“Europa, que se ha convertido en el centro de atracción de millones de personas, no puede evitar este problema cerrando sus fronteras solo para proteger el bienestar de sus ciudadanos. Con esta actitud, Europa está dando la espalda a los valores humanos ”, dijo Erdogan en una conferencia de prensa el 21 de agosto.
Dijo que aproximadamente la mitad de los migrantes “irregulares” que Turquía ha registrado en los últimos tres años son de Afganistán.
Turquía alberga actualmente a unos 5 millones de ciudadanos extranjeros, incluidos 3,6 millones de sirios y 300.000 afganos, agregó.
El mandatario turco dijo que “si es necesario”, su país estaría dispuesto a reunirse con el “gobierno que formarán los talibanes”.
Actualmente, Acnur y otras organizaciones internacionales están pidiendo financiamiento para poder hacer su trabajo.
“Hemos pedido US$ 330 millones de fondos para refugiados afganos y hemos recibido menos de la mitad antes de la crisis”, contó Spindler.
“Es sumamente importante que los pedidos de fondo sean respondidos de forma favorable para que continuemos haciendo nuestro trabajo, tanto en Afganistán como en los países vecinos”.
Spindler detalló que en este momento la crisis humanitaria y de desplazamiento que vive Afganistán es esencialmente interna. “Esto puede cambiar, depende de cómo evolucione la situación. En general, las personas tratan de encontrar seguridad en su país antes de dejarlo. Además, muchas fronteras están cerradas y el acceso al aeropuerto se ha dificultado, tal como vimos en los últimos días”, dijo el portavoz de Acnur para Latinoamérica.
Spindler considera que, si bien la atención de los medios se ha concentrado en las imágenes desgarradoras de los hechos ocurridos en el aeropuerto de la capital, hay otra realidad que no estamos viendo. “La inmensa mayoría de los desplazados no está en Kabul, sino desplazadas dentro del país. A esto se suman otros factores de crisis. Cerca del 45% de la población afgana sufre desnutrición. Hay sequía en el 80% del territorio y a esto hay que añadir la pandemia de covid-19”, detalló Spindler.
Por su parte, desde OIM Argentina dijeron a CNN que la OIM y la comunidad internacional están profundamente atentas e involucradas en el desarrollo de los hechos en Afganistán, y trabajando activamente para proporcionar asistencia en la emergencia a todas las personas desplazadas, migrantes y refugiadas”.
La OIM ha lanzado un llamamiento urgente por US $24 millones “para impulsar su respuesta a las crecientes necesidades humanitarias en Afganistán, incluidos cientos de miles de personas desplazadas internamente en los últimos dos meses”.
Las prioridades son brindar “refugio y ayuda no alimentaria, agua, saneamiento e higiene, salud, protección, asistencia humanitaria multisectorial en áreas fronterizas, medios de vida de emergencia y cohesión social”
Patrocinio comunitario, un ejemplo de solidaridad
Además del trabajo de los organismos internacionales, existen sistemas de apoyo solidario a los refugiados en diferentes países.
“Estos programas son sumamente importantes porque envían un mensaje de solidaridad a los países. Numéricamente quizás no es una ayuda enorme, pero simbólicamente sí. Muestran que hay una comunidad dispuesta a ayudar a los refugiados”, dijo Spindler.
Desde OIM Argentina destacaron el caso del Programa de reasentamiento para la población siria en Argentina. “Es un ejemplo positivo de una solución sostenible para las personas desplazadas, que podría servir como antecedente ante la decisión de los Estados de avanzar con la recepción de personas provenientes de Afganistán”, señalaron en un email enviado a CNN.
“Este programa se basa en el modelo de patrocinio comunitario, conformado por un esquema intersectorial que incluye a actores de gobierno, organismos internacionales y la sociedad civil con el objetivo de brindar apoyo y asistencia en el traslado, la recepción y la integración de las personas desplazadas”, detallaron.
CNN habló por videollamada con representantes de la Red de Patrocinio Comunitario en Argentina
“Con la crisis siria llevamos a cabo el acompañamiento de personas y familias. Las ayudamos a integrarse a nivel local”, contó Nicolás Figari, coordinador de la Red.
En ese sentido, destacó que como paso previo es fundamental el compromiso del Estado, en términos de protección de los refugiados y de adherir a mecanismos internacionales.
Andrea Dos Santos, representante de Juventud Con Una Misión (Jucum), que forma parte de la Red de patrocinio comunitario, contó que la organización se ofreció a ayudar cuando surgió la crisis siria. “Propusimos que las iglesias evangélicas que quisieran, podían recibir a una familia siria, al menos por un año, brindando vivienda, alimento, educación y ayudando a la inserción laboral”.
“El acompañamiento de organizaciones es voluntario, solidario, sin fines de lucro
subsidiario al Estado, que es el principal responsable de asistir y brindar protección
las personas”, explicó Figari.
Por su parte, Carolina Mussi, representante de la Fundación Amal Argentina, que también es parte de la red, contó que, ante la crisis siria, convocaron a voluntarios locales para recibir a familias refugiadas.
“Hemos logrado establecer protocolos y buenas prácticas”, dijo a CNN, y añadió que esto mismo podría implementarse en el caso de los afganos. Para esto, ya presentaron una carta al Gobierno argentino.
“Sería muy positivo que la Argentina se sumara a dar refugio a ciudadanos afganos. Sería un mensaje internacional muy solidario. La sociedad civil está dispuesta”, dijo Mussi.
Los más pequeños, los principales afectados en las crisis humanitarias
Tanto en el caso de Siria, como en el de Afganistán, los más vulnerables y los que sufren las peores consecuencias de la crisis humanitaria son los menores de edad.
Según un informe de Acnur, “los derechos de los niños durante la crisis se ven socavados a diario. Un número cada vez mayor de niños sirios han sido víctimas del trabajo infantil, y los casos en el Líbano casi se han duplicado en solo un año”.
Lo mismo sucede en Afganistán. Según Unicef, este país “ha sido, durante muchos años, uno de los peores lugares del mundo para ser niño. Pero durante las últimas semanas, la situación de muchos niños se ha vuelto aún más desesperada”.
Las cifras respaldan esta preocupación. Desde principios de año, “más de 552 niños han muerto y más de 1.400 han resultado heridos” en Afganistán. En tanto, “la mitad de la población, más de 18 millones de personas –entre ellas casi 10 millones de niños- necesita ayuda humanitaria”.
La preocupación de Unicef y de otros organismos internacionales ha crecido por el aumento de las violaciones graves de los derechos de los niños, especialmente su reclutamiento por parte de grupos armados.
“Los contextos de Siria y Afganistán son diferentes, y no es fácil establecer paralelismos”, dijo vía mail a CNN Blanca Carazo, responsable de Programas y Emergencias de Unicef España. “En el caso de Siria la guerra llegó a un país con un nivel de desarrollo alto y unos indicadores positivos a nivel de infancia (altas tasas de vacunación, educación casi universal, servicios básicos de agua, salud, etc., adecuados). El conflicto arrasó con todo y ha supuesto un retroceso de muchos años para la situación de la infancia y la adolescencia”, destacó.
“Afganistán, por su parte, arrastra décadas de conflicto y se mantiene a lo largo del tiempo como uno de los lugares del mundo más difíciles para ser niño o niña”, señaló.
“En ambos casos, como en el resto de crisis humanitarias del planeta, es que los niños y niñas sufren desproporcionadamente el impacto de la violencia y las privaciones, y necesitan ayuda urgente”, sostuvo la representante de Unicef, y destacó que el organismo “tiene el firme compromiso de seguir en el terreno, tanto en Afganistán como en Siria, con programas que, entre otras cosas, permitan suministrar agua potable, aumentar la vacunación, ofrecer tratamiento contra la desnutrición, llevar a niños y niñas a la escuela y protegerles frente al matrimonio infantil, el reclutamiento por grupos armadas y otras formas de violencia”.
En ese sentido, pidió que se garantice la llegada de suministros a Afganistán. Y sostuvo que “es importante establecer canales seguros para la salida del país y cumplir con los acuerdos internacionales en cuanto a asilo y refugio, y evitar, como ocurrió con los refugiados sirios, y como sigue ocurriendo cada día en el Mediterráneo, que la desesperación lleve a las familias a arriesgar sus vidas y las de sus hijos e hijas, en una huida controlada por las mafias y por vías llenas de peligros”.