Hong Kong (CNN) – Simu Liu, protagonista de la nueva superproducción de Marvel “Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings”, ha recibido críticas positivas en todo el mundo desde el estreno de la película, salvo una notable excepción: su lugar de nacimiento.
En China, donde nació antes de mudarse a Canadá de niño, está siendo criticado por una entrevista de 2017 en la que supuestamente describió el país que dejaron sus padres en términos poco halagadores. El video, publicado originalmente por la cadena pública canadiense CBC, ya no está disponible en su sitio web.
Los comentarios reaparecieron esta semana en la plataforma de redes sociales china Weibo, y la reacción no se hizo esperar.
“¿Es esta la superioridad de los chinos de ‘clase alta’?”, decía un comentario, un término sarcástico que se refiere a los chinos que abandonan el país para estudiar o vivir en el extranjero, con un significado similar a “blanqueado”. Otros usuarios de Weibo amenazaron con denunciar o boicotear la película si se estrenaba en China.
CNN se puso en contacto con la empresa matriz de Marvel, Disney, para obtener comentarios.
Liu es la más reciente celebridad de ascendencia china que ha sido señalada por comentarios que se perciben como críticos hacia la China continental. Y la lista crece, reflejando la creciente presión sobre lo que el gobierno de China llama “chinos de ultramar”.
El término “chino de ultramar” ha sido ampliamente utilizado por los funcionarios del Partido Comunista y los medios de comunicación estatales en los últimos años para referirse a los ciudadanos extranjeros o residentes de ascendencia china, independientemente de su nacionalidad o de cuántas generaciones de su familia hayan vivido en el extranjero. Desde que el presidente Xi Jinping asumió el cargo, ha afirmado repetidamente que los chinos de ultramar también pertenecen a la nación, borrando a propósito la línea entre etnia y nacionalidad.
En un discurso de 2017, Xi se comprometió a “unir a los chinos de ultramar” con sus parientes en China “para que puedan unirse a nuestros esfuerzos para revitalizar la nación china”. Y el pasado octubre, “hizo hincapié en unir al gran número de chinos de ultramar para hacer realidad el sueño chino”, informó el medio de comunicación estatal Xinhua.
Esto, combinado con el aumento del nacionalismo y la retórica patriótica en los últimos años, ha puesto un fuerte escrutinio en las figuras de alto perfil de ascendencia china, que a menudo son tachadas por algunos en China como “desleales” o “traidoras” si critican al país o a su gobierno.
Por ejemplo, cuando la cineasta Chloé Zhao, nacida en Beijing, pero residente de Estados Unidos, ganó un Óscar por su película “Nomadland” esta primavera, su victoria fue censurada en las redes sociales del país e ignorada por los medios de comunicación estatales, todo porque, en una entrevista de 2013, describió la China de su infancia como un lugar “donde hay mentiras por todas partes”.
Aunque Zhao habló con orgullo de sus raíces chinas en la ceremonia de los Óscar, tuvo que hacer frente a los ataques de los nacionalistas chinos en línea, lo que ilustra la disminución de la tolerancia a las críticas a China, especialmente para las celebridades en el escenario mundial.
Las mismas tensiones se han puesto de manifiesto en la controversia sobre la doble nacionalidad. China no reconoce oficialmente la doble nacionalidad, pero en décadas anteriores se aplicaba de forma poco estricta, sobre todo a medida que el país se abría y un mayor número de ciudadanos chinos empezaba a viajar al extranjero para estudiar o trabajar.
Sin embargo, bajo el mandato de Xi, el gobierno ha tomado medidas enérgicas, animando al público a denunciar a las personas que tengan dos pasaportes en secreto. A los que se les descubre, se les puede restringir el acceso a los servicios públicos. Los famosos con dos pasaportes también han sido objeto de escrutinio por parte de la opinión pública china, que les exige que demuestren su lealtad a la China continental, lo que ha llevado a muchos a renunciar públicamente a su ciudadanía extranjera.
Nicholas Tse, un actor de Hong Kong que también tiene pasaporte canadiense, dijo en una entrevista emitida por la cadena estatal CCTV la semana pasada que iba a solicitar la renuncia a su ciudadanía canadiense. “Tse dijo que tiene la responsabilidad de difundir la cultura y el espíritu chinos en el mundo”, informó el tabloide nacionalista estatal Global Times.
Arthur Chen Fei-yu, un actor chino-estadounidense nacido en Estados Unidos, también renunció a su ciudadanía estadounidense en julio. En el anuncio en Weibo, su estudio dijo que Chen “siempre ha amado incondicionalmente a la gran patria”, completado con varios emojis de la bandera china.
A medida que aumentan las tensiones políticas y Xi intensifica su campaña nacionalista, los descendientes de chinos de todo el mundo se ven obligados a enfrentarse a cuestiones de lealtad. Esto ha sido especialmente grave durante la pandemia, en la que han aumentado el racismo y los crímenes de odio contra los asiáticos.
No importa que muchos descendientes de chinos hayan rechazado el término “chino de ultramar” o hayan rechazado los intentos del Partido Comunista de reivindicar la identidad china.
Sin embargo, para quienes están en el ojo público, declarar un bando puede tener un gran impacto en sus carreras y en su imagen pública.
En 2020, China superó a Estados Unidos para convertirse en el primer mercado cinematográfico del mundo, tras años de rápido crecimiento.
Esto significa que los famosos con ascendencia china tienen buenas razones para pensarlo dos veces antes de enojar al público o al gobierno de la nación: un comentario fuera de lugar podría desencadenar boicots o ataques en línea, y acabar con el éxito de una estrella en el país.
Y es un arma que los fans están dispuestos a usar. Después de que los comentarios de Liu salieran a la luz esta semana, un usuario de Weibo comentó: “¿Ahora necesitan a la China comunista para promocionar su película y contribuir a su taquilla? Qué ironía”.
Pero, por otro lado, los que abrazan plenamente a China se arriesgan a alienar a los fans de occidente a medida que las relaciones entre Estados Unidos y China empeoran, lo que pone en una cuerda floja a las estrellas étnicamente chinas que parece ser cada vez más estrecha.