(CNN) – ¿Circula sin cesar el estrés por tus venas? Incluso si tu presión arterial es normal en este momento, los altos niveles de estrés pueden ponerte en riesgo de desarrollar hipertensión en la próxima década, según un nuevo estudio.
Cuando la hormona del estrés, el cortisol, sigue aumentando con el paso del tiempo, también se corre un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco o una enfermedad del corazón, de acuerdo con la investigación publicada el lunes en Circulation, la revista de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA por sus siglas en inglés).
Se trata de otro estudio que ilustra la relación entre la mente y la salud del corazón de una persona, dijo el cardiólogo Dr. Glenn Levine, profesor de Medicina en el Baylor College of Medicine, de Houston, quien no participó en el estudio.
Un estudio más que refuerza la idea de que el estrés nos hace infelices y afecta nuestra salud
“El estrés, la depresión, la frustración, la ira y una visión negativa de la vida no solo nos hacen personas infelices, sino que repercuten negativamente en nuestra salud y longevidad”, señaló Levine, que presidió la declaración científica de la AHA sobre la conexión entre el bienestar mental y las enfermedades cardíacas.
Al elaborar la declaración de la AHA, “examinamos todos los datos que pudimos encontrar y llegamos a la conclusión de que los factores psicológicos negativos para la salud, como el estrés, estaban claramente asociados a muchos factores de riesgo cardiovascular”, indicó Levine.
La buena noticia, según Levine, es que, como la mente, el corazón y el cuerpo están interconectados y son interdependientes, una persona también puede mejorar su salud cardiovascular esforzándose por tener una perspectiva psicológica positiva.
“Puedes decidir cambiar tu forma de pensar sobre esa situación estresante o establecer límites: solo con ser consciente puedes evitar que ese estrés se convierta en algo tóxico para ti”, dijo la doctora Cynthia Ackrill, experta en gestión del estrés y editora de la revista Contentment, producida por el Instituto Estadounidense del Estrés.
Análisis de las hormonas del estrés
El nuevo estudio siguió a 412 adultos multirraciales de entre 48 y 87 años con presión arterial normal, midiendo en la orina los niveles de las hormonas del estrés en varios momentos entre 2005 y 2018. Luego se compararon los niveles hormonales con los eventos cardiovasculares que pudieran haber ocurrido, como presión arterial alta, dolor cardíaco, ataques cardíacos y cirugía de bypass.
“Las investigaciones anteriores se centraron en la relación entre los niveles de la hormona del estrés y la hipertensión o los eventos cardiovasculares en pacientes con hipertensión existente. Sin embargo, faltan estudios sobre adultos sin hipertensión”, afirma el autor del estudio, el Dr. Kosuke Inoue, profesor adjunto de Epidemiología Social de la Universidad de Kyoto (Japón), en un comunicado.
El estudio analizó tres hormonas –norepinefrina, epinefrina y dopamina– que regulan el sistema nervioso autónomo y controlan funciones corporales involuntarias como el ritmo cardíaco, la presión arterial y la respiración.
Inoue y su equipo también analizaron los niveles de cortisol, una hormona esteroidea que el cuerpo libera como reacción al estrés agudo, como por ejemplo el peligro. Una vez que el peligro ha pasado, el cuerpo reduce la producción de cortisol, pero si una persona está continuamente estresada, los niveles de cortisol pueden permanecer elevados.
“La norepinefrina, la epinefrina, la dopamina y el cortisol pueden aumentar con el estrés provocado por los acontecimientos de la vida, el trabajo, las relaciones, las finanzas, etcétera”, explica Inoue.
Mayor impacto en los más jóvenes
Según el estudio, duplicar los niveles de cortisol por sí solo, pero no los de norepinefrina, epinefrina o dopamina, se asoció a un riesgo un 90% mayor de sufrir un evento cardiovascular.
Cada vez que se duplicaban los niveles combinados de las cuatro hormonas del estrés, el riesgo de desarrollar hipertensión arterial aumentaba entre un 21% y un 31%. El efecto fue más pronunciado en personas menores de 60 años, un hallazgo preocupante, según los investigadores.
“En este contexto, nuestros hallazgos generan la hipótesis de que las hormonas del estrés desempeñan un papel fundamental en la patogénesis de la hipertensión entre la población más joven”, escribieron.
Los autores señalaron que el estudio tenía limitaciones, como la falta de un grupo de control y el uso de una sola medida, el análisis de orina, para comprobar las hormonas del estrés.
Aún así, examinar las medidas urinarias de las hormonas del estrés a lo largo del tiempo es “limpio y novedoso”, dijo Levine. “Es una forma algo objetiva, lo mejor que podemos decir con herramientas imperfectas, de categorizar a las personas que probablemente estén más estresadas, durante más tiempo”.
¿Qué hacer?
Dices: “Espera un momento. Quiero saber si estoy estresado, pero no puedo ir corriendo a hacerme un análisis de orina”. Entonces, ¿cómo puedo saber si corro el riesgo de tener problemas cardíacos debido a los altos niveles de hormonas del estrés?
“Aunque obviamente todos no sabemos cuáles son nuestros niveles de cortisol en orina, hay formas de aprender a autorreflexionar sobre si podemos tener algunos factores psicológicos negativos, en particular cosas como el estrés”, dijo Levine.
“Si reconocemos que tendemos a estar frecuentemente estresados, frustrados o enfadados, entonces es útil reflexionar sobre cuáles son exactamente las cosas que nos llevan a estresarnos”, añadió. “Una vez que lo hacemos, podemos sentarnos a reflexionar y decidir si vale la pena permitir que estas cosas me lleven a estresarme o frustrarme”.
Ser consciente de lo que desencadena tu estrés te permite ser capaz de detener esas respuestas hormonales automáticas antes de que desencadenen tu sistema circulatorio, señaló Ackrill.
“El mecanismo del estrés es que nos exaltamos por algo, así que nuestro sistema nervioso simpático lo acelera todo. Necesitamos que nuestro corazón bombee rápidamente para mantener la presión arterial alta, de modo que tengamos una buena circulación y podamos alejarnos del peligro”, dijo.
“Hay que intervenir antes, cuando se empieza a montar la respuesta al estrés, con una respiración profunda u otra respuesta de relajación”, añade Ackrill.
Eso permitirá que tu cerebro ejecutivo superior entre en acción, dándote opciones sobre cómo manejar la situación.
“A menudo dejamos que nuestra mente reaccione rápidamente a algo antes de tener tiempo de permitir que nuestros niveles superiores de funcionamiento cognitivo, nuestra corteza prefrontal, intervengan”, dijo Levine. “Queremos hacer una pausa, reflexionar y digerirlo, y tomarnos un par de segundos para decidir cuál es la forma más adecuada de reaccionar”.