(CNN) – Los dinosaurios tienen que haber tenido relaciones sexuales para reproducirse, pero cómo lo hacían —con volantes en el cuello, placas acorazadas y colas con puntas de púa— no está claro exactamente.
Ningún fósil ha mostrado a dos dinosaurios atrapados en el acto. De hecho, los únicos vertebrados conocidos que se han conservado de manera inequívoca durante el apareamiento son un par de tortugas de 47 millones de años de antigüedad que estaban unidas por sus genitales cuando quedaron enterradas vivas.
Tampoco es posible determinar fácilmente si un dinosaurio es macho o hembra a partir de huesos fosilizados.
Los fósiles que preservan elementos del comportamiento de los dinosaurios son muy raros. Sin embargo, con un análisis detallado y elementos de lo que sabemos sobre los animales vivos, en particularmente las aves, los paleontólogos están comenzando a reconstruir la vida sexual de los dinosaurios.
Diferencias de sexo
Muchas especies de animales muestran una diferencia de apariencia entre distintos sexos, fenómeno que se denomina dimorfismo sexual. Piensa en la melena de un león, las plumas de un pavo real o las astas de un ciervo. Tales características, sin embargo, son sorprendentemente difíciles de determinar en especies extintas.
A pesar de muchas afirmaciones anteriores, incluido el hecho de que las hembras de T. rex eran más grandes que los machos, estos hallazgos ahora se consideran inconclusos. Las diferencias en la anatomía podrían señalar a un individuo joven y uno más viejo o individuos de especies distintas, o simplemente diferencias que no tienen nada que ver con el sexo.
“Realmente no lo sabemos al 100%. No podría levantar la mano con confianza y decir ‘¿sabes qué? Este T. rex es macho, este T. rex es hembra’. Es lamentable porque, como paleontólogo, es un área fascinante y divertida para explorar”, dijo el paleontólogo Dean Lomax, científico visitante en el Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Manchester.
Una excepción a esto es Confuciusornis, un dinosaurio de 125 millones de años que tiene muchas características en común con las especies de aves modernas y muestra una diferencia notable en el plumaje entre los especímenes masculinos y femeninos.
Algunos fósiles muestran plumas de la cola con el largo del cuerpo y con forma de cintas. Se había interpretado que estas plumas se usaban durante la exhibición sexual y los científicos pudieron encontrar pruebas indiscutibles de que las hembras no tenían este plumaje ornamental.
Los investigadores identificaron evidencias del hueso medular —un tejido rico en calcio presente durante un corto período en un ave hembra activa desde el punto de vista reproductivo que se utilizaba para fabricar cáscaras de huevo— en las aves que no lucían el plumaje largo.
El trabajo realizado en la última década en células que contienen pigmentos de color en fósiles exquisitamente conservados de dinosaurios emplumados ha revelado que algunos tenían colores brillantes. Esto quizás es sorprendente, dado que la cultura popular retrató a los dinosaurios históricamente como de color verde grisáceo. Lomax cree que es posible que en el futuro encontremos un fósil que muestre una clara evidencia de dimorfismo sexual.
“En el futuro, probablemente de China, imagino que encontrarás dos dinosaurios distintos con color, sus anatomías coincidirán, pero serán muy diferentes en su coloración”, dijo Lomax, quien también es autor de “Locked in Time: Animal Behavior Unearthed in 50 Extraordinary Fossils”.
‘Juegos previos prehistóricos’
Gracias en gran parte al descubrimiento de fósiles emplumados en China (que alguna vez fueron objetos de controversia) en la década de 1990, ahora sabemos que las aves son el único pariente vivo de los dinosaurios. Específicamente los terápodos, parte de la misma familia que el T. rex y Velociraptor.
“Te remontas 20 o 30 años atrás, y todavía había científicos que decían que las aves no son dinosaurios, pero ahora tenemos mucha más evidencia de que lo son. Así que puedes observar el comportamiento de las aves y averiguar cómo se comportaron algunos de los dinosaurios”, dijo Lomax.
Un ejemplo es un tipo de arañazo que hacen los pájaros machos que anidan en el suelo para indicar que son fuertes y buenos constructores de nidos. Es parte de un comportamiento llamado lekking, cuando los machos, normalmente en grupos, bailan de forma competitiva y realizan otros rituales de cortejo para atraer la atención de las hembras.
Los dinosaurios tenían un comportamiento de apareamiento similar, de acuerdo con “rasguños” fosilizados que quedaron en rocas de 100 millones de años en la formación Dakota del oeste de Colorado. Un sitio reveló más de 60 rasguños distintos en una sola área de hasta 50 metros de largo y 15 de ancho.
“La evidencia de rasguños tiene implicaciones significativas”, dijo Martin Lockley, profesor emérito de Geología en la Universidad de Colorado en Denver, cuando se publicó el estudio en 2016.
“Esta es una evidencia física de juegos previos prehistóricos que son muy similares a (los de) las aves de hoy. Las aves modernas que los rasguños como cortejo ceremonial generalmente lo hacen cerca de sus sitios finales de anidación. Así que la evidencia del rasguño fósil ofrece una pista tentadora de que los dinosaurios en ‘celo’ pueden haberse reunido aquí hace millones de años para reproducirse y luego anidar cerca”, explicó.
Volantes de coqueteo
Se cree que el gran volante óseo que bordea el cráneo de los dinosaurios Protoceratops, de la misma familia que el Triceratops, también se utilizaba como señal para posibles parejas, según sugiere un estudio reciente de 30 cráneos completos.
Esta no es una característica que se encuentre en animales vivos hoy en día, y los paleontólogos han debatido durante mucho tiempo cuál era la función de la diversa gama de volantes y cuernos en los ceratopsianos. Quizás, pensaban los científicos, era para regular el calor corporal o por defensa.
El análisis tridimensional demostró que el volante formaba una región independiente del cráneo que crecía mucho más rápidamente que cualquier otra región de la cabeza, un patrón que se observa a menudo con la selección sexual, es decir, la idea de que ciertos rasgos son favorecidos por el sexo opuesto y por eso, con el tiempo, se vuelven más elaborados.
En el caso de Protoceratops, sin embargo, los investigadores concluyeron que tanto los machos como las hembras habrían lucido el volante distintivo y que no habría variado drásticamente entre los sexos.
Sexo entre dinosaurios
Entonces, ¿cómo se vería de hecho el apareamiento de dinosaurios?
Si bien la mayoría de los mamíferos tienen orificios separados para distintas funciones corporales, muchos otros animales, incluidos los pájaros y los reptiles, solo tienen uno que se conoce como cloaca.
Una gran pista para comprender el sexo entre dinosaurios se reveló a este año cuando paleontólogos de la Universidad de Bristol y la Universidad de Massachusetts Amherst anunciaron en la revista Current Biology que habían encontrado una cloaca de dinosaurio perteneciente a un Psittacosaurus, un dinosaurio del tamaño de un labrador.
La mayoría de las aves se aparean por “besos cloacales”, presionando sus aberturas. Algunos paleontólogos piensan que los dinosaurios pueden haberse apareado así.
Sin embargo, Jakob Vinther, paleontólogo y profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, cree que el Psittacosaurus macho habría tenido un pene. La abertura fosilizada es más similar a la de un cocodrilo, que tienen, y algunas aves, como avestruces y patos, que también tienen pene.
“Por lo que podemos ver, esta cloaca no habría sido adecuada para los besos cloacales”, dijo Vinther. “Parece que hubiera sido sexo con penetración”, explicó.
Pero era la primera vez que se estudiaba la cloaca de un dinosaurio, y gran parte de la mecánica del sexo de los dinosaurios desafía la imaginación, especialmente en el caso de criaturas como el estegosaurio, con sus placas acorazadas y su cola puntiaguda.
“Si a la hembra no le gusta el macho, y está moviendo su cola puntiaguda, eso es un problema. Observa los ángulos potenciales. Podría ser que se movieran juntos cola con cola para un beso cloacal… un encuentro rápido y eso es todo, “, dijo Lomax.
“Potencialmente podría haberse montado en la parte posterior, pero creo que es más improbable debido a la fricción de las púas. Otra posibilidad es que la hembra Stegosaurus podría haberse acostado y el macho montado desde un lado. Pero es difícil saber. Realmente no conocemos la vida sexual de estos animales”, explicó.