Mira la entrevista completa con Clarissa Ward este sábado en “Conecta2” a las 9 P.M. hora Miami, 10 P.M. hora Buenos Aires, en CNN en Español.
(CNN Español) – Clarissa Ward, corresponsal internacional en jefe de CNN, se volvió el punto de referencia para la cobertura de CNN y los grandes medios de comunicación sobre la situación en Afganistán los últimos meses. La experimentada periodista, quien ha reportado durante más de 15 años desde las primeras líneas de batalla en todo el mundo, desde Siria, Iraq y Afganistán a Myanmar e Irán, habló con Maria O’Donnell para Conecta2 de CNN acerca de los aprendizajes de la cobertura, cómo la trataron los talibanes durante su exhaustiva reportería, la posición de las mujeres en el mundo laboral y los desafíos de los medios.
Ward, nombrada Corresponsal del Año por los premios Gracies en 2019, dice que ha visto lo peor y también lo mejor de la humanidad. Además, señala que siente curiosidad por pasar más tiempo en América Latina.
Ward es autora de ‘On All Fronts: The Education of a Journalist’, un libro de memorias que cuenta su singular carrera como reportera de conflictos y cómo ha documentado la violenta reconstrucción del mundo desde cerca.
Esta es la transcripción en español de la entrevista, editada levemente para mayor legibilidad.
María O’Donell: Me gustaría preguntarte sobre tu última cobertura en Afganistán. ¿Qué crees que dejaste allí cuando te fuiste?
Clarissa Ward: Bueno, creo que dejé atrás a muchas personas muy desesperadas y asustadas que no tienen idea de cómo va a ser el futuro de su país. No es que a todos en Afganistán les guste Estados Unidos. De hecho, eso está lejos de ser verdad. Pero todavía existe una profunda preocupación, particularmente en las zonas urbanas, particularmente para las mujeres, sobre cómo será la vida bajo el gobierno talibán. Los talibanes han dicho que han cambiado, que son más pragmáticos y maduros y diplomáticos. Pero, hasta ahora, para ser honestos, realmente no hemos visto nada en el territorio que le de crédito a esa declaración. Y, por lo tanto, creo que hay una gran preocupación sobre lo que sucede, particularmente cuando los afganos ahora enfrentan no solo una crisis política, sino también una potencial crisis económica.
Hablando de las mujeres, ¿cómo fue cubrir en Afganistán el enfrentamiento con los talibanes siendo una reportera mujer?
Creo que, de alguna manera, hizo que mi trabajo fuera más fácil. Porque a menudo, como las mujeres en lugares como Afganistán están lidiando con grupos como los talibanes, te ven como un poco menos amenazante que tal vez a mis colegas masculinos. Eres vista más como una curiosidad. Los talibanes realmente no sabían qué hacer conmigo. Hubo muchos casos en los que estaban claramente desconcertados o perturbados por mi presencia, donde me pedían que me hiciera a un lado o que mirara hacia otro lado o me cubriera la cara, y se negaban a hablar conmigo. Pero, en gran parte, creo que como mujer occidental una disfruta de una posición bastante privilegiada que quiero enfatizar. Mis colegas afganas no tienen ese privilegio y se enfrentan a amenazas mucho mayores cuando están en las calles y tratan de hacer su trabajo de informar.
¿Crees que Estados Unidos tenía una mejor opción de seguir adelante, que la posición que Joe Biden adoptó?
Siempre es difícil como periodista dar tu opinión sobre lo que debería ser la política. Creo que todos con los que hablé en Afganistán querían que Estados Unidos se fuera o, al menos, entendían que Estados Unidos no podía quedarse para siempre en una guerra donde había tan poca sensación de progreso o avance hacia cualquier cosa que pudiera llamarse una victoria. Así que creo que hubo una amplia comprensión de eso. Pero sí creo que hubo mucha decepción y angustia por la forma en que se ejecutó la retirada. No solo bajo el mandato del presidente Biden, sino volviendo también al mandato del entonces presidente Trump. Porque ahí es donde se hizo el acuerdo y mucha gente sintió que no había suficientes certezas o garantías de que los talibanes se vieran obligados a dar para que las fuerzas estadounidenses se fueran, que esencialmente Estados Unidos había hecho saber que iba a retirarse sin importar lo que pasara y lo único que los talibanes tenían que hacer para ayudar a lograr eso era garantizar que Afganistán nunca más se convirtiera en un refugio seguro para los terroristas. Pero había muy pocas garantías sobre la cooperación con el gobierno afgano. Y, por lo tanto, creo que todavía hay mucha amargura en Afganistán sobre cómo Estados Unidos terminó su rol allí.
¿Podrías volver si lo desearas?
Absolutamente, y lo estoy planeando. Espero regresar en un futuro cercano. Creo que es realmente importante, en este momento, que los medios internacionales continúen contando esta historia y vigilen de cerca lo que está sucediendo allí. Hemos escuchado a los talibanes hablar. Ahora es el momento de ver si van a caminar. Y, hasta ahora, no hay indicios de que realmente lo sean. Pero sin la mirada del mundo fija en Afganistán, no habrá nadie que los responsabilice por la discrepancia entre sus palabras y sus acciones. Y, por lo tanto, creo fundamentalmente que es más importante que nunca, incluso cuando hay una disminución natural del interés en esta historia a nivel mundial y en Estados Unidos para que los periodistas continúen cubriéndola, el seguir empujando las noticias, para asegurarse de que los que están en el poder rindan cuentas y que aquellas personas que tal vez no tienen una voz en este momento tengan la oportunidad de mostrarle al mundo lo que está sucediendo.
Clarissa, ¿cuál sentís que es tu misión una vez que te encontrás en el territorio que estás cubriendo?
Creo que hay varios aspectos. Mi misión principal es destacar algo que está sucediendo y darle a la gente una idea de lo que pasa en el lugar. Ya sabes, muy a menudo escuchamos a políticos y analistas hablar sobre temas en todo el mundo y usan esa jerga geopolítica. Y suena muy frío, abstracto e intelectual. Mi trabajo es hacer que la gente lo sienta, ayudarlos a tener un sentido de conexión con las personas en ese territorio. Y mi trabajo es darles voz a las personas de ese lugar, darles una plataforma para que el mundo tenga una mejor comprensión de lo que están pasando, cómo ven un conflicto, cómo están experimentando los eventos en el territorio. Y entonces creo que esos son los dos objetivos principales que me tomo más en serio en mis coberturas, tratando de humanizar las historias, permitiendo que las personas a cientos de kilómetros de distancia puedan conectarse y priorizando ese foco y dándole voz a lo que se necesita.
Leí que sentiste el llamado de ser corresponsal de guerra después del 11 de septiembre. Y la salida de las tropas de Estados Unidos de Afganistán, en cierto sentido, cierra ese período que comenzó el 11S y que termina ahora con la retirada de Afganistán. ¿Eso se sintió, de alguna manera, como algo personal para ti?
Definitivamente se sintió personal, y estoy segura de que lo fue para muchos estadounidenses y para tantas personas en todo el mundo, ciudadanos internacionales. Este es un desenlace extraordinario que termina con un par de décadas muy turbulentas, comenzando con los ataques del 11 de septiembre. Muchas personas se sintieron llamadas al servicio o llamadas a participar o a entender mejor, de alguna manera, la forma y sus variantes. Y luego vivimos dos décadas muy sangrientas, dos guerras muy sangrientas, innumerables ataques con aviones no tripulados, ataques terroristas, una enorme cantidad de servicio y sacrificio, la Bahía de Guantánamo, algunas de las grandes manchas en el legado de Estados Unidos. Y que todo esto termine con una salida bastante ignominiosa y los talibanes en el poder, una vez más, es una declaración muy profunda sobre los errores que se han cometido, las lecciones que se han aprendido. Y también creo que es un punto de inflexión. Es un momento en el que la gente tiene la opción de sentarse y pensar, como estadounidenses, sobre quiénes queremos ser. ¿Qué hemos aprendido del pasado? ¿Cuál es nuestro próximo movimiento? ¿Cómo nos ve el mundo? Es un momento realmente importante, me parece, como observadora, como periodista, el hecho de tener ese momento de reflexión y pensar realmente para qué era todo esto.
Cuando decidiste ser corresponsal internacional, ¿estabas pensando en cubrir principalmente guerras o no solo guerras?
Creo que siempre me atrajo el conflicto porque me atrae la crisis más extrema, la ruptura más extrema de la comunicación, los ejemplos más extremos de la deshumanización. Pero nunca hubo una sensación de que estuviera exclusivamente interesada en el conflicto. Me mudé a Rusia como pasante para CNN en Moscú cuando tenía 22 años. Estudié ruso, francés e italiano, y viví en China durante dos años y medio y viajé extensamente por Asia. Quiero decir, para mí el mundo es infinitamente fascinante e infinitamente emocionante. No es que esté específicamente llamada a cubrir un conflicto y, sin embargo, no puedo ignorar el hecho de que tan a menudo me encuentro regresando a zonas de guerra y, honestamente, regresando principalmente a las historias de personas comunes que viven en medio del caos y en medio del fuego cruzado.
De hecho, una de las coberturas anteriores fue en la India por el impacto del coronavirus, ¿no es así?
Sí, y esa fue absolutamente una de las historias más intensas y desgarradoras que he cubierto para ver la increíble dignidad de la gente de la India en este momento extremo de dolor y lucha, donde literalmente había gente muriendo en las calles, hospitales que se quedaban sin oxígeno, un fracaso total del gobierno para proporcionar una especie de información de salud pública que permitiera a las personas tomar mejores decisiones sobre cómo evitar contagiarse de covid-19, cómo evitar propagarlo, si ir o no al hospital. Fue casi como una tormenta perfecta de cosas terribles que sucedían al mismo tiempo. Y, como periodista, sentí muy fuertemente que tenía que hacer justicia al horror de este momento para que la gente de todo el mundo prestara atención.
Clarissa, hablas mucho sobre la empatía. ¿Qué pasa con el miedo? ¿Qué pasa con el miedo a ser asesinada en medio de la guerra? ¿O el miedo sobre tu propia salud cuando vas a la India? ¿Cómo juega el miedo en tu trabajo?
Siempre le digo a la gente que si no tienes miedo, eres estúpido porque el miedo es realmente importante, es una emoción realmente importante y una sensación física visceral que realmente influye en nuestra toma de decisiones en tiempos difíciles y angustiantes. Así que debes sentir miedo y debes escuchar tu miedo. La forma en que respondes a tu miedo es otra cosa, ya sea que dejes que te asuste o si intentas usarlo para salir de una situación peligrosa, en caso de que estés en una. Solo diría que cuando cubrí la India, me había dado las dos vacunas. Tuve mucho cuidado de lavarme las manos, de usar una mascarilla, de usar el adecuado equipo de protección completo cuando estaba adentro de una sala de covid-19 en un hospital público. Y creo que pasa lo mismo cuando cubro conflictos. En realidad, soy muy cautelosa y hago todo lo que está a mi alcance, junto con mi equipo, para garantizar que los riesgos se mitiguen lo mejor que podamos.
Y convertirse en madre, de cualquier manera, cambia tu sensación de miedo. De la forma en que, quiero decir, tu trabajo también exige que viajes mucho y eso hace que estés mucho tiempo fuera de casa.
Sí. Sí, es realmente difícil y, ya sabes, no creo que sea útil fingir lo contrario. Es difícil. Es un acto de malabarismo. Estoy dejando caer pelotas todo el tiempo. Mis hijos son lo más importante del mundo para mí. Y me encanta mi trabajo y quiero que estén orgullosos de él. Pero tengo que equilibrar eso con las responsabilidades de ser madre. Y hay riesgos que habría tomado antes que no estoy dispuesta a tomar ahora. Y hay tareas que pueden durar seis semanas y simplemente ya no puedo hacerlas. No puedo estar lejos de mis hijos por más de tres semanas e incluso tres semanas es doloroso. Duele, es difícil. Pero, haces lo mejor que puedes. Y mis hijos pequeños son muy afortunados y yo soy muy afortunada de tener una gran red de apoyo de maravillosos amigos y familiares. Y creo que haces lo mejor que puedes.
Sí. ¿Sentís que como mujeres todavía tenemos que hacer más concesiones que los hombres en el trabajo? ¿O crees que sería diferente si fueras un hombre?
Creo que es diferente cuando eres un hombre, y no estoy segura de si realmente se permite o se supone que diga eso en estos tiempos, pero te daré un ejemplo. Me hiciste la pregunta sobre cómo ser madre ha cambiado las cosas. Y creo que esa es una pregunta realmente válida. Pero también creo que es muy interesante que a mis colegas varones, que son padres, no se les pregunte tanto eso de: ¿cómo ha cambiado tu situación siendo padre? Creo que lo entendemos como madres, mucho más que como mujeres, como madres que hacen este trabajo. Y, de manera similar, ya sabes, cuando estoy en el territorio y estoy en un teléfono satelital en el norte de Siria tratando de organizar las citas médicas de mi hijo y las citas de juego mientras él está en Londres, no veo a mis colegas hombres que son padres haciendo eso tan seguido. Y, entonces, no quiero hacer grandes generalizaciones. Y obviamente hemos recorrido un largo camino y las cosas han cambiado mucho. Pero, a nivel personal, definitivamente siento que ser madre y estar haciendo una cobertura y lejos de tu familia por largos períodos de tiempo, es un gran desafío en muchos niveles y algunas personas todavía se sienten incómodas con eso.
Sí, no es solo cómo te sientes al respecto sino también cómo el resto de las personas te miran en esa situación, ¿no? O tal vez todavía estás llevando…
Exactamente. Hay mucho juicio. Hay mucho juicio.
Y tú tienes el tuyo. Todos tenemos suficiente con nuestros propios juicios, como para que además las otras personas juzguen.
Exactamente, como si no fuéramos lo suficientemente duras con nosotras mismas como madres. No necesitamos a otras personas encima.
¿Cuál te gustaría que fuera la próxima cobertura, Clarissa?
Bueno, definitivamente quiero seguir cubriendo lo que está sucediendo en Afganistán, porque, como dije, creo que es importante que el mundo se mantenga enfocado en ese tema y continúe responsabilizando a los talibanes por sus acciones. Estoy deseando ver cómo será la cumbre del G20 a fines de octubre. Creo que el G20 tiene muchos temas realmente importantes y complejos, espinosos, que van a tener que entrar juntos. Temas calientes en los que van a tener que meterse juntos. Y creo que será interesante ver cómo se presenta el presidente Biden. Es que el G7 era una cosa. Y ahora será interesante ver cómo se ven las cosas unos meses más tarde, después de Afganistán. Creo que hay una sensación de que las cosas no son tan color de rosa como lo eran. Así que será interesante ver eso también. Y luego, más allá de todo, quiero decir, hay tantas historias en las que sigo teniendo una gran cantidad de interés, sobre todo lo que está sucediendo en Rusia en este momento. Tenemos elecciones parlamentarias en marcha allí ahora. El líder de la oposición, Alexey Navalny, sigue recluido en una colonia penal. Así que siempre estoy enfocada en historias de investigación en Rusia también.
Volviendo a Afganistán, ¿cree que ha habido suficiente conciencia en el mundo en relación con el peligro en el que se encuentran las mujeres ahora bajo el régimen Talibán? Una vez más, quiero decir, las mujeres que estaban trabajando, estudiando, tenían sus propias vidas independientes y ahora tienen que volver a esas reglas. Realmente no sabemos lo difíciles que serán, pero su vida no es la misma que solían tener.
De hecho, me ha complacido mucho ver cuántas personas en todo el mundo se han centrado tanto en el tema de la amenaza que tantas mujeres en Afganistán ahora enfrentan el potencial de perder sus derechos, de ser subyugadas una vez más, eliminadas de la vida pública. Ha sido realmente inspirador ver lo apasionadas que son las personas por esa historia y cuánto se preocupan por ella y cuánto se conectan con ella. Lo que creo que será realmente importante en el futuro es garantizar que la gente siga comprometida, que todavía se interese y, en cierto sentido, en un cierto nivel de lucha por esas mujeres afganas, asegurándose de que su historia permanezca en las noticias. Y, a medida que avanza el tiempo, porque creo que la realidad es que realmente no vamos a ver la verdad de lo que va a suceder en Afganistán de la noche a la mañana. Esto va a tardar meses y meses en desarrollarse. Y, ya sabes, el mundo no puede dejar de prestarle atención a esto.
¿Crees que esa es tu audiencia? ¿Con quién hablas? Estados Unidos, una audiencia global. ¿Qué te parece? ¿Para quién crees que trabajas?
Creo que soy muy afortunada de trabajar para CNN y tener una plataforma internacional, así como una plataforma nacional estadounidense. Me siento muy privilegiada de tener una audiencia verdaderamente global. Y, en realidad, estaba mirando a mis seguidores de Instagram el otro día y decía que tengo un gran número de seguidores en una ciudad llamada Guayaquil en Ecuador. ¿Quién lo hubiera pensado? No tenía ni idea. Pero eso me parece muy emocionante. Y eso realmente me energiza y me inspira y me hace sentir más curiosidad por pasar más tiempo en América Latina y América del Sur. Y por eso me encanta ese raro privilegio que tenemos en CNN de poder hablar con una audiencia verdaderamente global y conectarnos con personas de todo el mundo.
Porque a veces es difícil captar la atención hacia temas internacionales, ¿no?
Sí, puede ser, quiero decir, creo que especialmente, bajo la presidencia de Trump, Estados Unidos estaba pasando por una crisis en todo sentido y, por lo tanto, estaba naturalmente muy centrado hacia adentro y en el caos que se estaba desarrollando en la Casa Blanca. Y fue absolutamente más difícil romper eso y sacar historias internacionales al mundo. Creo que tal vez, debido a mi educación, soy mitad británica y mitad estadounidense. Crecí la mitad de mi vida aquí en el Reino Unido y la mitad de mi vida en Estados Unidos. Mi padre se mudó a Hong Kong cuando yo tenía 14 años, por lo que siempre tuve una educación internacional muy privilegiada. Y creo que tal vez, debido a eso, mi perspectiva es más de como si fuera una ciudadana global en lugar de ser británica. Soy estadounidense. Soy de esta o de aquella nacionalidad. Y, de nuevo, es por eso que es genial trabajar en CNN International, porque realmente tienes la oportunidad de hacer ambas cosas.
Sí, porque a veces los estadounidenses sienten que están haciéndole bien al mundo con sus acciones internacionales. Y luego ves que la sensación y la percepción es completamente diferente y tienes que ser capaz de contar esa historia. Lo cual es confrontar totalmente entre lo que muchos estadounidenses sienten y lo que realmente está sucediendo.
Absolutamente. Y, ya sabes, esa es una gran parte de la razón por la que me convertí en periodista y lo que comencé a darme cuenta tan fundamentalmente, cuando trabajaba por primera vez en el Medio Oriente, por ejemplo, fue este enorme abismo entre cómo los estadounidenses se veían a sí mismos y su papel en el mundo y cómo el resto del mundo percibía a Estados Unidos y sus acciones. Y tanto en términos de que Estados Unidos tenga una especie de visión y comprensión ligeramente miope en la forma en que se percibe, pero también en términos del resto del mundo, a veces sin tener una comprensión completa de las acciones de Estados Unidos o lo que motiva a Estados Unidos en ciertas situaciones. Y así, en cierto sentido, al comienzo de este viaje, se trataba de aprender en un nivel más profundo para entender cómo era mi papel como joven estadounidense en el mundo, pero también tratar de actuar como una especie de traductora entre diferentes mundos y mejorar lo que sentía que era esta crisis completa de comunicación entre diferentes mundos.
Has visto tanto dolor, Clarissa, ¿eres optimista?
Siempre le digo a la gente que he visto lo peor de la humanidad, pero también he visto lo mejor de la humanidad. Y, desafortunadamente, a menudo no podemos hablar de lo mejor de la humanidad en las noticias. Estamos más enfocados en lo peor de la humanidad. Pero hay tantos momentos de bondad y conexión humana y sacrificio y coraje y belleza real que he tenido el privilegio de presenciar en las diversas zonas de conflicto y países que he visitado en los últimos 15, 20 años. Y creo que eso es lo que me mantiene en marcha. Eso es lo que me mantiene optimista, es saber que, ya sabes, no puedes tener lo peor sin lo mejor. No puedes tener la oscuridad sin la luz. Y se trata de mantener eso, de encontrar ese equilibrio y no permitir que una de las dos partes te consuma por completo.
Porque las cosas han ido empeorando cada vez más todos estos años desde que empezaste como corresponsal internacional.
Creo que ha habido algunos momentos realmente oscuros, aunque no puedo decir que esté empeorando cada vez más porque las cosas también mejoran. Pero, definitivamente, cuanto más haces este trabajo, cuanto más tiempo lo haces, más expuesto estás a un sufrimiento increíble, trauma, dolor y violencia. Y eso sí pasa factura. Y eso es algo en lo que tienes que tomarte un momento para realmente pensar y navegar si quieres seguir haciendo este trabajo durante mucho tiempo. Porque cuando eres joven, te sientes un poco invencible, como si nada te detuviera y nada te deprimiera. Pero a medida que envejeces y eres un poco más sabio, comienzas a darte cuenta de que el cuidado personal y estar en contacto con lo que está sucediendo espiritualmente, emocionalmente, es muy importante y realmente determinará en última instancia cuánto tiempo puedes hacer este trabajo y si también puedes funcionar y tener una vida saludable y normal.
Y la última, Clarissa: ¿cómo crees que ha cambiado nuestro trabajo todos estos años? La tecnología, internet, Twitter. ¿Para bien o para mal?
Sí, quiero decir, ha cambiado enormemente. No se puede hacer todo bien, tenemos tantas voces nuevas que han surgido y ha habido esta increíble democratización de la información y la gente de todas partes puede compartir sus voces, sus experiencias. Y eso es invaluable. Eso ha hecho que el panorama de las noticias y la información sea mucho más rico, mucho más profundo. Al mismo tiempo, por supuesto, cuando te abres y tienes esa cacofonía de diferentes voces, también creas un escenario en el que hay personas que quieren socavar eso, que quieren socavar la idea de la verdad, que quieren socavar los valores que la gente defiende. Y eso puede ser realmente peligroso. Y creo que estamos en un momento crucial en este momento con este tipo de diluvio de información falsa y desinformación en el que realmente tenemos que estar a la altura del desafío y seguir haciendo el trabajo. Pero no podemos equivocarnos. Tenemos que tener razón todo el tiempo. Tenemos que asegurarnos de que nuestros hechos sean correctos. Tenemos que asegurarnos de que estamos siendo justos. Tenemos que asegurarnos de que estamos siendo inclusivos y dando a tantas de esas voces la oportunidad de expresar su opinión personal y experiencia de cualquier tema dado. Así que, más que nunca, es un momento complejo y desafiante, creo, para ser periodista. Pero también creo que es más gratificante.
También tienes a los medios tomando partido, ¿verdad? Polarización. ¿Cómo es que los periodistas no hacen bien el trabajo? Porque estamos eligiendo bandos. Y ese no es nuestro trabajo.
Creo que eso es verdad. Hay una tentación absoluta en este momento de tomar una postura para ponerse político porque eso va muy bien en Twitter e Instagram. Y es posible que obtengas muchos más seguidores al tomar ese tipo de actitud. Trato de desconectar el ruido cuando estoy en el campo. Creo que todo es una distracción, ya sea un elogio, una crítica, una derecha, una izquierda. Mi trabajo cuando estoy en el territorio es enfocarme en lo que está frente a mí, es hablar con la gente, aprender, comunicarme, dar una idea del oleaje de la escena. Y todo lo demás, honestamente, es solo ruido.