(CNN) – Si tienes una enfermedad cardíaca, consumir una pequeña cantidad de alcohol todos los días está relacionado con un menor riesgo de sufrir otro ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular, angina (dolor cardíaco debido a arterias constreñidas) o una muerte prematura, según un nuevo gran estudio.
“Esta no es la población en general, el estudio se aplica a personas a las que ya les ha sucedido algo relacionado con la salud cardiovascular”, dijo la investigadora del alcohol Emmanuela Gakidou, directora senior de desarrollo organizacional y capacitación en el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud en la Universidad de Washington.
“Y lo que encontraron es que si continúas bebiendo después de haber tenido un evento cardíaco, no es tan malo para ti, siempre y cuando mantengas el consumo bajo”, dijo Gakidou, que no participó en el estudio.
Eso es mucho menos que el límite superior de consumo recomendado por la Organización Mundial de la Salud para hombres y mujeres (166 gramos por semana). También para el límite para hombres actualmente recomendado en Estados Unidos (196 gramos por semana).
Un hallazgo con límites
Sin embargo, el mayor beneficio provino de beber menos de la mitad de esa cantidad, según el estudio publicado el lunes en la revista BMC Medicine .
“Nuestros hallazgos sugieren que es posible que las personas con ECV (enfermedad cardiovascular) no necesiten dejar de beber para prevenir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o angina de pecho adicionales. Pero que tal vez deseen considerar reducir su ingesta semanal de alcohol”, dijo el autor del estudio Chengyi Ding, estudiante de posdoctorado en el University College London, en un comunicado.
Pero este hallazgo no se aplicaría a todos, ya que beber alcohol aumenta el riesgo de ciertas enfermedades como cirrosis, tuberculosis y cáncer y de accidentes y lesiones relacionados con el alcohol, dijo Gakidou.
“Si su principal problema de salud es el cáncer, entonces el nivel más seguro de beber es probablemente cero”, dijo Gakidou.
“Y si tiene menos de 40 años, el nivel más seguro de alcohol sigue siendo cero porque adultos más jóvenes mueren por lesiones relacionadas con el alcohol en todo el mundo”, añadió.
El mayor estudio sobre alcohol y enfermedades cardiovasculares hasta la fecha
En lo que los investigadores llaman el estudio más grande hasta la fecha para examinar el riesgo de consumo de alcohol en personas con enfermedades cardiovasculares existentes, se recopilaron datos de más de 14.000 personas que ya habían tenido un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular o angina, a quienes se les dio seguimiento durante hasta 20 años.
Los resultados de 12 estudios adicionales se agregaron al análisis para hacer una muestra combinada de más de 48.000 personas.
El nuevo estudio encontró que el riesgo más bajo ocurrió cuando las personas con afecciones cardíacas existentes bebieron de 6 a 8 gramos de alcohol por día (42 a 56 gramos por semana). Las personas que bebían 8 gramos de alcohol al día tenían un riesgo 27% menor de sufrir un segundo evento cardiovascular en comparación con las personas con enfermedades cardíacas que no bebían.
Pero cuando la gente bebía un poco menos, solo 6 gramos de alcohol al día, el beneficio casi se duplicaba. Tenían un riesgo 50% menor de sufrir otro ataque cardíaco, otro accidente cerebrovascular o episodio de angina que los que no bebían.
Eso no es mucho alcohol de una sola vez. En Estados Unidos, eso sería alrededor de medio vaso de cerveza o vino normal o 2200 mililitros de licores destilados.
En el Reino Unido, donde una unidad estándar de alcohol son 10 mililitros u 8 gramos, es un poco más complicado. Por ejemplo, “una pinta de cerveza fuerte contiene 3 unidades de alcohol”, según los Servicios Nacionales de Salud. Entonces, 6 gramos de alcohol serían solo un tercio de una pinta de cerveza fuerte al día.
Sin una cantidad definida de alcohol
Durante décadas, los estándares de salud pública consideraban que una “bebida al día” estaba bien. Muchos estudios similares a lo largo de los años encontraron una asociación positiva entre el consumo moderado de alcohol y un riesgo reducido de enfermedades cardíacas, la principal causa de muerte en el mundo. De hecho, la mayoría de las organizaciones de salud todavía permiten una o dos bebidas al día para los hombres y una o menos bebidas al día para las mujeres como parte de sus pautas dietéticas.
Otros estudios también encontraron una conexión entre el consumo moderado de alcohol y un riesgo reducido de diabetes tipo 2, una epidemia creciente a nivel mundial.
Pero todo el tiempo hubo problemas prácticos. Después de todo, muchas personas terminan agregando mucho más que una “unidad standar” de alcohol a su bebida mezclada. La llegada de cervezas y vinos de “gravedad” con niveles de alcohol mucho más altos de lo normal también agravó el problema. ¿Cuánto alcohol bebía realmente la gente en ese “uno o dos” tragos?
Otro problema: ¿cuán sinceras son las personas cuando les dicen a los investigadores del estudio cuánto beben?
“Un hombre de 60 años en Grecia y una mujer de 75 años en Alemania, quién sabe lo que tienen en mente cuando responden a esa pregunta”, dijo Gakidou. “La probabilidad de que alguien responda de manera veraz y objetiva es probablemente cero”, admitió.
El alto costo de consumir alcohol
La investigación comenzó a mostrar una conexión entre el consumo de alcohol y el desarrollo de demencia, enfermedad hepática, presión arterial alta, osteoporosis, trastornos digestivos y cáncer, otra de las principales causas de muerte.
Si a eso se agrega el costo global que tiene el consumo de alcohol en la pérdida de vidas por accidentes y lesiones, el mensaje para las masas fue que ninguna cantidad de alcohol era beneficiosa para la salud.
“Si bien algunos estudios han encontrado mejores resultados de salud entre los bebedores moderados, es imposible concluir si se deben al consumo moderado de alcohol u otras diferencias en el comportamiento o la genética entre las personas que beben moderadamente y las personas que no lo hacen”, según indicó el Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés.
Gakidou, autora de un estudio de 2016 que concluyó que ninguna cantidad de alcohol era segura, le dijo a CNN que desde que publicó la investigación, su estudio está comenzando a enfocarse en más detalles sobre cómo el alcohol contribuye a la enfermedad. Pronto, dice, es posible que incluso sepamos cómo el alcohol aumenta, o reduce, el riesgo de enfermedades individuales por edad, género y país o región en la que vive la gente.
“Es posible que podamos decir ‘Si usted es un hombre de 30 años que vive en África subsahariana o en Europa o el sudeste asiático, este es su nivel más seguro de consumo de alcohol”. Y luego, cuál es tu nivel más seguro de consumo de alcohol si eres una mujer de 60 años que vive en estas regiones”, dijo Gakidou.
Si no bebes, no empieces
Hasta que la ciencia descubra exactamente cómo interactúa el alcohol con todas las diversas enfermedades y afecciones que nos afectan, hay algo en lo que las organizaciones de salud pública están de acuerdo: si no bebe, no comience, incluso si tiene una afección cardíaca.
Las pautas actuales de los CDC “no recomiendan que las personas que no beben alcohol comiencen a beber por ningún motivo”. La agencia dice que aquellos que deben evitar el alcohol por completo incluyen:
- Mujeres embarazadas o que puedan estarlo.
- Cualquier persona menor de la edad legal para beber.
- Cualquiera que planee conducir o realizar actividades que requieran coordinación y alerta.
- Personas con determinadas afecciones médicas, como enfermedad hepática.
- Tomar medicamentos de venta libre o recetados que pueden interactuar con el alcohol, como analgésicos, pastillas para dormir, medicamentos para el TDAH, antibióticos y algunos medicamentos para la presión arterial.
- Personas que se están recuperando de un trastorno por consumo de alcohol o que no pueden controlar la cantidad que beben.
Y si los adultos “en edad legal para beber eligen beber bebidas alcohólicas, beber menos es mejor para la salud que beber más”, afirman los CDC.