(CNN) – Stephanie Grisham pasó años al lado de los Trump, sirviendo como secretaria de prensa del entonces presidente Donald Trump y como jefa de gabinete de la primera dama Melania Trump.
Grisham renunció a su empleo en protesta después de los disturbios del 6 de enero en el Capitolio de EE.UU. y ha escrito un libro revelador de su tiempo en el centro de la tormenta Trump, que se publicará la próxima semana.
El martes se filtraron extractos del libro, entre ellos lo que escribió Grisham sobre el temperamento “aterrador” de Trump: “Cuando comencé a ver que su temperamento no era solo por el impacto o las cámaras, comencé a lamentar mi decisión de ir al Ala Oeste”, escribió.
Trump, que nunca dejó pasar ningún desaire (real o percibido), emitió una declaración a través de una portavoz que, en parte, decía así:
“Stephanie no tenía lo que se necesita y eso era obvio desde el principio. Ella estaba muy enojada y amargada después de su ruptura y, a medida que pasaba el tiempo, rara vez se podía confiar en ella, o incluso pensar en ella. Tenía grandes problemas y sentimos que debía resolver esos problemas por sí misma. Ahora, como todos los demás, ha recibido el pago de una editorial de izquierda radical para decir cosas malas y falsas”.
Sí, lo leíste bien. El expresidente de Estados Unidos dijo que el libro de Grisham no debería tomarse en serio porque ella estaba “muy enojada y amargada” después de una ruptura amorosa.
(La relación a la que se refiere Trump es la de Grisham y el exasesor de la Casa Blanca Max Miller, quien actualmente se postula para el Congreso en Ohio y enfrenta algunas preguntas difíciles sobre su comportamiento pasado).
El desdén de Trump del libro de Grisham –y de la propia Grisham– como solo una mujer amargada en el lado equivocado de una ruptura es espantoso incluso para sus estándares decididamente bajos.
Si esperas que exista una respuesta de funcionarios electos republicanos al ataque de Trump a Grisham, no has prestado mucha atención a la política durante los últimos cinco años.
Este, como otros tantos excesos y comentarios inapropiados de Trump, será ignorado o, en algunos sectores, incluso defendido.
El punto: Cuando no denunciamos cosas como esta de Trump, las toleramos tácitamente. Y mira a dónde ha llevado eso al Partido Republicano.