(Expansión) – México conmemora este sábado 53 años de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas, en el barrio de Tlatelolco en la Ciudad de México, considerada la peor matanza estudiantil en la historia del país, cometida por el propio Gobierno federal.
El 2 de octubre de 1968 —según los recuentos de la época—, fuerzas de seguridad dispararon y actuaron contra cientos de jóvenes reunidos en el lugar para manifestarse contra otras acciones de las autoridades, lo que derivó en decenas de muertes.
A la fecha, no se conoce el número exacto de muertos ni de desaparecidos. Las cifras varían: mientras algunas versiones hablan de 25 víctimas mortales, otras ubican el total por encima de las 300 personas. Apenas este fin de semana, el diario El Universal publicó una investigación de Susana Zavala, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien refiere que de julio a diciembre de ese año hubo 78 muertos y 31 desaparecidos.
A 51 años de aquellos hechos, presentamos momentos clave de la historia del movimiento que dio vida a la consigna “¡2 de octubre no se olvida!”.
1. El conflicto inició el 22 de julio de 1968, cuando fuerzas de seguridad intervinieron en un enfrentamiento entre estudiantes de preparatoria. Hubo varios detenidos, los uniformados tomaron la Vocacional 5 y se registró uso excesivo de la fuerza contra los jóvenes.
2. Días después, del 26 al 29 de julio, varias escuelas entraron en paro de labores y estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) convocaron a una marcha para protestar contra la reacción de las autoridades y exigir más democracia; a la marcha se sumaron alumnos de la UNAM y de la Universidad de Chapingo. Y una vez más, el Gobierno mandó policías para controlar a los manifestantes.
3. Para ese momento, México se preparaba para ser sede de los Juegos Olímpicos —que se celebraron del 12 al 27 de octubre—, por lo que al gobierno del priista Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) le preocupaba que un conflicto estudiantil dañara la imagen del país.
4. Para entonces ya también había surgido el Consejo Nacional de Huelga (CNH), conformado por estudiantes de la UNAM, del IPN y de otras universidades. Posteriormente se sumaron profesores, padres de familia, activistas políticos, intelectuales, obreros y ciudadanos, quienes consideraban que las autoridades limitaban la libertad de expresión y acción de la sociedad.
Entre las demandas concretas estaba la destitución de jefes de policía, la desaparición de grupos de choque y la eliminación del delito de “disolución social”, con el que se justificaban detenciones arbitrarias.
5. El 27 de agosto, estudiantes que protestaban en el Zócalo capitalino decidieron bajar la bandera nacional y colocar una pequeña bandera rojinegra. Para la madrugada del día 28, tanques del Ejército salieron de Palacio Nacional para dispersar a los manifestantes.
6. El 13 de septiembre, cientos de estudiantes marcharon por la Ciudad de México con pañuelos en la boca como un mensaje para que la Policía no pusiera de pretexto la provocación de los manifestantes para reprimirlos. El acto fue nombrado “La marcha del silencio”.
7. El 18 de septiembre, elementos del Ejército tomaron Ciudad Universitaria, el principal campus de la UNAM. Según un recuento de la revista Nexos , las autoridades justificaron la decisión con el argumento de que había edificios “ocupados ilegalmente por grupos extrauniversitarios ajenos a fines académicos”. Los militares también tomaron instalaciones del IPN.
8. La Cámara de Diputados, entonces dirigida por Luis Farías, había acusado al rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, de dirigir el movimiento estudiantil contra el Gobierno. Barros Sierra presentó su renuncia, pero no fue aceptada; el 25 de septiembre, la Junta de Gobierno de la UNAM le pidió expresamente permanecer al frente de la universidad.
9. Para el 2 de octubre, se convocó a un mitin en la Plaza de las Tres Culturas de la capital mexicana. Cientos de estudiantes se dieron cita en el barrio de Tlatelolco. Mientras esto ocurría, el Ejército vigilaba que no hubieran disturbios.
Cerca de las seis de la tarde, casi finalizado el acto, un helicóptero sobrevoló la plaza y disparó luces de bengala, lo que se ha interpretado como señal para que los francotiradores del Batallón Olimpia, ubicados en el edificio Chihuahua, abrieran fuego en contra de los manifestantes.
Entonces comenzaron los intentos de los jóvenes por huir y la confusión. Distintos testimonios señalan que algunos vecinos abrieron las puertas de sus departamentos para resguardar a los muchachos, aunque los militares iniciaron cateos y detenciones que se prolongaron hasta las primeras horas del 3 de octubre. El número de víctimas sigue sin estar claro, al igual que el de heridos y detenidos. Algunas estimaciones señalan que hubo 700 lesionados y más de 5.000 detenidos.
10. En los días siguientes, mientras diferentes autoridades intentaban justificar la actuación militar, bajo argumentos como que había estudiantes armados, también se registraron protestas hacia el Gobierno. El escritor Octavio Paz, por ejemplo, renunció a la embajada de México en la India.
A la par, algunos líderes estudiantiles mantuvieron contacto con representantes del Gobierno y, según el recuento de Nexos, informaron a sus compañeros que el Ejecutivo tenía intención de cerrar las instituciones públicas de educación superior.
11. El sábado 12 de octubre, el presidente Gustavo Díaz Ordaz inauguró los Juegos Olímpicos. En ese momento, un grupo de manifestantes lanzó sobre el palco presidencial una cometa de color negro en forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre. En noviembre se realizó un acto luctuoso en honor a las víctimas y, para el 4 de diciembre, los estudiantes regresaron a clases.
12. A partir de entonces, lo ocurrido el 2 de octubre se convirtió en un hecho emblemático del México de segunda mitad del siglo XX, en un tema que unió a diversos opositores al Gobierno, y en punto de partida de las reformas políticas que eliminaron el delito de “disolución social”, abrieron el régimen a la pluralidad y, a la larga, permitieron más participación social en la vida pública.