(CNN) – El presidente Joe Biden pasó este jueves por la noche 90 minutos contestando preguntas de Anderson Cooper, de CNN, y del público que participó en un foro en el que habló sobre una amplia variedad de temas, desde destino de su agenda doméstica hasta los problemas de la cadena de suministro y las fechas para la distribución de vacunas para los niños.
Lo vi todo. A continuación, cinco conclusiones clave.
Obstrucción legislativa
Biden fue noticia en varios frentes cuando se le preguntó directamente si apoyaría la eliminación de (una obstrucción legislativa conocida como) filibusterismo.
El presidente dijo que por el momento no podía presionar sobre la revisión del filibusterismo, porque le costaría tres votos que necesita para aprobar su agenda doméstica. Pero, cuando se le preguntó si —si es que esos proyectos de ley se aprueban y cuando eso suceda— apoyaría eliminar el estándar de 60 votos necesarios para poner fin al debate ilimitado sobre un proyecto de ley que busca proteger el derecho al voto, Biden pareció indicar que sí lo haría. Y añadió: “Y tal vez más”.
La realidad política, por supuesto, es que el apoyo de Biden (o la falta de él) a la eliminación del filibusterismo legislativo no es necesariamente indica mucho. Tanto el senador demócrata de Virginia Occidental Joe Manchin como la senadora demócrata de Arizona Kyrsten Sinema han dicho que se oponen a la eliminación de este procedimiento, y los demócratas no pueden cambiar las reglas del Senado con los 50 votos de su partido.
El bipartidismo no está muerto
Biden, tal como ha hecho a lo largo de su presidencia y desde la campaña, defendió de manera implacable la idea de que el bipartidismo en esta era moderna de la política no solo puede existir, sino que tiene que existir.
“El bipartidismo y el compromiso todavía tienen que ser posibles”, dijo Biden sobre el comienzo del foro.
Por supuesto, el verdadero reto para Biden no es reclutar a los republicanos en la Cámara de Representantes o en el Senado, sino convencer a Manchin y Sinema de que se unan. Y Biden fue muy cuidadoso en solo cantar sus alabanzas. Calificó a Sinema “inteligente como el diablo” y dijo que Manchin “no es un mal tipo. Es un amigo”.
Lo que NO está en los proyectos sobre infraestructura
Las preguntas del público, una tras otra, se centraron en qué se estaba retirando de la medida de red de seguridad social —Biden la llamó proyecto de ley de “economía de cuidado”— que actualmente negocian los demócratas en el Congreso.
Hubo una pregunta sobre si la la cobertura dental y auditiva no estaba cubierta en el proyecto de ley. Y otra sobre la eliminación de la universidad comunitaria gratuita de la legislación. Una y otra vez se habló de lo que no estaba en el proyecto de ley en lugar de lo que se mantiene. Y también una sobre las disposiciones relativas al cambio climático que están al borde de ser eliminadas del proyecto de ley.
Esto ciertamente no es lo que Biden y su Casa Blanca habían esperado al tratar de vender los dos proyectos de ley al público.
Ya estuve ahí, ya logré eso
Biden abrió el foro bromeando sobre que había estado en el Senado durante “370 años”, y haciendo hincapié en que era “relativamente bueno en crear acuerdos”. Luego insistió —para sorpresa mía, al menos— en que los esfuerzos para aprobar el llamado plan de infraestructuras duras y la legislación para una red de seguridad social más amplia (y más cara) no eran el acuerdo más difícil que había negociado.
¿Cuál fue ese acuerdo? La prohibición de las armas de asalto, que Biden señaló que negoció y se aprobó. También expresó repetidamente su optimismo de poder llegar a un acuerdo, señalando que estaban “reducidos a cuatro o cinco temas”. “Creo que podemos lograrlo”, dijo.
Un acierto sobre salud mental
En un país en el que la salud mental sigue siendo un estigma para muchos, Biden tomó un momento para reconocer que la pandemia ha sido extremadamente difícil no solo para nuestra salud física, sino también para nuestra salud mental.
“Un espíritu roto no es diferente de un brazo roto”, dijo. “Busquen ayuda”.
Tras cuatro años de un presidente que parecía carecer por completo de empatía, fue un momento de verdadera humanidad que se destacó.