(CNN) – El líder de la pandilla haitiana que secuestró a 17 misioneros estadounidenses y canadienses amenazó con matar a los rehenes si no consigue lo que pide, según un video publicado este jueves.
El video fue grabado el miércoles en un funeral de los miembros de la pandilla que, según él, murieron a manos de la policía, según informa una fuente de las fuerzas de seguridad de Haití a CNN.
El grupo de misioneros, entre los que se encuentran varios niños, lleva cautivo desde el sábado. Un portavoz de la organización Christian Aid Ministries rechazó hacer comentarios a CNN sobre las declaraciones del líder de la pandilla.
Los misioneros fueron secuestrados el fin de semana por la pandilla “400 Mawozo”, mientras viajaban en coche al noreste de la capital, Puerto Príncipe. Sus captores exigen un millón de dólares por rehén, según el ministro de Justicia e Interior de Haití, Liszt Quitel.
Entre los secuestrados hay un bebé de 8 meses, un niño de 3 y otro de 6 años, así como dos jóvenes adolescentes. Todos los miembros del grupo proceden de comunidades amish, menonitas y otras comunidades anabaptistas conservadoras de seis estados de Estados Unidos y Ontario, según Weston Showalter, funcionario de Christian Aid Ministries.
La amenaza se produce después de la primera declaración pública de las familias de las víctimas, que el jueves agradecieron a quienes les brindan apoyo y describieron el secuestro como una “oportunidad única” para mostrar compasión.
“Dios le ha dado a nuestros seres queridos la oportunidad única de vivir el mandamiento de nuestro Señor de amar a tus enemigos, bendecir a los que te maldicen, hacer el bien a los que te odian”, dijeron las familias en un mensaje leído frente a la sede de Christian Aid Ministries en Ohio.
Quitel dijo que los negociadores de la policía de Haití y el FBI están involucrados en ayudar a resolver el secuestro, que ha centrado la atención mundial en una epidemia de violencia de pandillas e inseguridad en la empobrecida nación caribeña.
Al menos 782 personas fueron secuestradas en Haití entre el 1 de enero y el 16 de octubre, según las últimas estimaciones de la organización de Puerto Príncipe Centro de Análisis e Investigación para los Derechos Humanos (CARDH). Al menos 53 eran extranjeros.
Los secuestros para pedir rescate se han disparado en los últimos meses tras el asesinato del presidente de Haití en julio, según CARDH. Tan solo en la primera quincena de octubre se registraron al menos 119 secuestros, entre ellos 10 en grupo en solo dos días en el barrio de Martissant de Puerto Príncipe.
La pandilla 400 Mawozo, en particular, se ha hecho famosa por los secuestros de grupos, obligando a autobuses enteros a salir de la carretera, según el CARDH.
El padre Michel Briand, un sacerdote francés que sobrevivió a su propio secuestro a manos de 400 Mawozo esta primavera, señala la pobreza y la desigualdad como motores de la delincuencia en un país donde muchos haitianos viven con el equivalente a unos pocos dólares al día.
“El problema en Haití es que lo que es anormal se ha vuelto normal, lo que es ilegal se ha convertido en parte de la vida cotidiana, y siembra problemas en el país. (Los secuestradores) están haciendo un trabajo. Es un medio de subsistencia”.
Él y varios otros sacerdotes y monjas fueron retenidos durante más de dos semanas en abril antes de ser liberados. Briand dice que sus captores empezaron a retener la comida hacia el final, lo que cree que fue una táctica de presión.
“Si los misioneros secuestrados están juntos, su cautiverio será más fácil y podrán consolarse mutuamente. Pero no deben perder la esperanza. Los secuestradores juegan con el tiempo y con los nervios de la gente y de los negociadores”, dijo.
Briand, que lleva más de 30 años viviendo en Haití, también culpó al gobierno de no haber puesto fin a la racha de secuestros. “Las cosas parecen estar fuera de su control”, dijo a CNN. “Un día, todo el país será un rehén”.
El gobierno está trabajando incansablemente para lograr una solución pacífica a este secuestro, dijo Quitel.
Pero hay pocas dudas sobre el inmenso poder que ejercen las pandillas haitianas bien armadas en la capital del país. El mismo fin de semana del secuestro de los misioneros de Christian Aid Ministries, los problemas de seguridad obligaron al primer ministro Ariel Henry a frustrar sus planes de depositar una corona de flores para el líder de la Revolución Haitiana, Jean-Jacques Dessalines, en un monumento situado en una zona de Puerto Príncipe controlada por las pandillas.