(CNN) – Millones de rusos se enfrentan a partir de esta semana a nuevas y estrictas restricciones por el covid-19, después de que una lenta campaña de vacunación, un sistema sanitario desbordado y la desconfianza generalizada en el gobierno se combinaron para sumir al país en su peor momento sanitario desde el inicio de la pandemia.
Este martes, el alcalde de Moscú ordenó a todos los residentes mayores de 60 años no vacunados, así como a las personas no vacunadas “que padecen enfermedades crónicas”, que permanecieran en casa durante cuatro meses, hasta finales de febrero, mientras la ciudad se enfrenta a una crisis cada vez mayor.
El presidente Vladimir Putin aprobó este miércoles una propuesta presentada por el gobierno para declarar días no laborables del 30 de octubre al 7 de noviembre en toda Rusia, en un esfuerzo por frenar la última oleada de la pandemia. Altas personalidades del país también han empezado a admitir abiertamente que la situación es grave mientras los rusos se dirigen a un invierno sombrío.
Recórd de muertes y contagios por covid-19
En los últimos días, Rusia ha notificado en múltiples ocasiones su mayor número de casos y muertes diarias, y el miércoles registró la cifra récord de 1.028 víctimas mortales oficiales.
Los expertos apuntan a un programa de vacunación atrasado y a un fallo en la comunicación del gobierno como factores detrás del aumento, que ahora amenaza con desbordar los hospitales de toda la nación.
“Creo que el país está cayendo en el desastre”, declaró a CNN Vasily Vlassov, epidemiólogo ruso y exasesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Tengo la esperanza de que pronto llegaremos a un cierto límite más allá del cual no iremos, pero la morbilidad y la mortalidad siguen siendo muy altas. Los hospitales están desbordados”, dijo Vlassov, y predijo que las muertes se dispararían aún más antes de que termine el año.
Desconfianza en cifras oficiales
Hay además preocupación de que las cifras oficiales de Rusia no reflejen la verdadera magnitud de su emergencia de salud pública.
“(Una) persona que muere de insuficiencia respiratoria por covid-19 suele figurar en las estadísticas como una persona que murió de insuficiencia respiratoria, pero no de covid-19”, dijo Vlassov. “La alta morbilidad en Rusia se considera un signo de fracaso del Estado y la sociedad”.
CNN ha informado anteriormente de la preocupación por el hecho de que las autoridades rusas no estén reportando con exactitud las cifras de muertes por coronavirus. El método de recuento de Rusia no incluye parte de las muertes en las estadísticas oficiales, afirmando que las personas murieron “con covid-19” pero no “de covid-19”, lo que no cumple las recomendaciones de la OMS.
Los funcionarios del gobierno han empezado a hablar abiertamente de la profundidad de la crisis. El primer ministro Mikhail Mishustin dijo el martes en una reunión del grupo de trabajo de covid-19 que la carga de las instituciones médicas está aumentando seriamente, mientras que el gobernador de la región de Oryol, Andrey Klychkov, reveló recientemente que la región no tiene capacidad para hospitalizar a más pacientes con coronavirus.
“La cifra más terrible es que teníamos 1.854 camas preparadas, hoy no hay más camas libres disponibles. Por supuesto, liberaremos todas las camas que podamos, buscaremos opciones. Pero en este momento no hay camas disponibles, y esto plantea serias preocupaciones”, dijo Klychkov durante una transmisión en vivo en Instagram.
Problemas en la campaña de vacunación
Los esfuerzos de Rusia para reducir la transmisión se han visto seriamente obstaculizados por un programa de vacunación poco convincente. Apenas un 30% de la población está totalmente vacunada, en un país en el que hay cuatro vacunas nacionales disponibles.
Rusia tiene un alto índice de escepticismo sobre las vacunas, según múltiples encuestas. Una encuesta de Ipsos realizada en mayo reveló que la intención de vacunación entre las personas no vacunadas de 15 países era la más baja en Rusia (41%) y después en Estados Unidos (46%). Y un estudio publicado en septiembre por Levada-Center mostró que el 52% de los rusos no estaban dispuestos a vacunarse.
“La razón principal es la desconfianza en las autoridades y en la información que emiten”, dijo a CNN Denis Volkov, director del Levada-Center, una organización no gubernamental de encuestas e investigación sociológica.
“Desde el principio se emitió información contradictoria a través de los principales canales: algunos decían que había que vacunarse; otros, que se trataba de una enfermedad ficticia”, dijo. “En los medios de comunicación estatales se dieron varias teorías conspirativas. No hubo un mensaje claro y coherente por parte del gobierno desde el principio”.
Volkov también sugirió que una temprana campaña rusa para promover sus propias vacunas y menospreciar las extranjeras resultó contraproducente, reforzando en cambio las preocupaciones de muchos rusos sobre las vacunas en general.
“Es hora de decirlo sin rodeos: el Estado ha perdido la campaña de información para combatir el coronavirus y explicar a la gente la necesidad de la vacunación”, dijo el sábado el vicepresidente de la Duma Estatal Pyotr Tolstoy.
“Esto es un hecho: la gente no confía en la vacuna”, dijo Tolstoy citado por el medio estatal RIA Novosti.
El Kremlin admite parte de la culpa
El martes, cuando el país alcanzó otro récord de muertes por covid-19, el Kremlin admitió su responsabilidad parcial en las bajas tasas de vacunación. “Por supuesto, no se hizo todo lo que había que hacer para informar y explicar la inevitabilidad e importancia de la vacunación”, dijo a los periodistas el portavoz del presidente Vladimir Putin, Dmitry Peskov.
“Pero al mismo tiempo, los ciudadanos de nuestro país deben adoptar una posición más responsable y vacunarse”, añadió.
Algunas regiones siguen introduciendo restricciones locales en función de la gravedad de la situación local de covid-19. Pero, hasta ahora, el gobierno ha afirmado sistemáticamente que no hay motivos para anunciar un bloqueo total.
“[El gobierno] está preocupado de hacer enfadar a la gente, dejándola sin pan mediante el cierre de la economía, lo que hará que se enfade aún más”, declaró a CNN Ekaterina Schulmann, politóloga.
“La nación ha visto un descenso constante de los ingresos reales disponibles desde 2014. El apoyo y la confianza en el poder presidencial han estado en descenso desde 2018. Es arriesgado empujar a la gente aún más”, añadió.