(CNN) – A Eric Robison nunca se le acabarán las palabras para describir a su esposa.
Su sonrisa, su risa, sus constantes payasadas, las caras que ponía cuando estaba malhumorada, la amabilidad que le sacaba, la forma en que lo hacía sentir como en casa.
Perderla hizo que el mundo se detuviera, dice, como si el camino que estaban recorriendo se detuviera en un callejón sin salida y sin futuro a la vista.
Emily Robison no estaba vacunada cuando murió el 20 de septiembre a causa del covid-19, tras luchar por sobrevivir durante más de un mes.
Apenas tres semanas antes de su muerte, había dado a luz a su primer hijo, una niña a la que llamó Carmen en honor a su bisabuela.
“Sabía que algo iba mal esa noche”, dijo Robinson a CNN, refiriéndose a sus últimas horas. “Podía sentirlo en mi pecho. Sentía que Emily estaba más lejos de mí de lo que ya estaba. En mi corazón, sentí que ella estaba demasiado lejos de mi alcance”.
Añadió: “Aunque estaba en el hospital, siempre sentí que estaba allí, aferrándose a mí. Pero en ese momento, supe que se estaba alejando”.
En el mismo instante en que iba a llamar al hospital, recibió una llamada. El corazón de su esposa se había detenido, le dijeron.
En 46 minutos, Emily había fallecido, dejando atrás a sus seres queridos, incluidos su marido y su bebé.
“Después de eso, fui un alma perdida”, dijo Robison.
Ahora, como padre soltero, llorando la pérdida de su alma gemela y preparándose para embarcarse en el viaje de la paternidad en solitario, Robison no sabía qué hacer.
Pero una enfermera lo apoyó, al igual que cientos de desconocidos que escucharon su historia y le enviaron artículos para bebés, materiales, regalos y donaciones para ayudarle a superar la tragedia.
Una mano amiga en tiempos de necesidad desesperada
Ashlee Schwartz recuerda la primera vez que vio a Robison.
Estaba sentado frente a la habitación de su mujer en el hospital, separado por una puerta de cristal, mirándola “evidentemente desconsolado”, dijo Schwartz.
Schwartz, que ha sido enfermera de la unidad de cuidados intensivos (UCI) del Hospital Mercy de Fort Smith, Arkansas desde hace 10 años, acababa de enterarse de que la esposa de Robison, una mujer embarazada de 22 años, había sido intubada y conectada a un sistema de respiración artificial.
“La imagen quedará grabada para siempre en mi cabeza. Se quedó mirando aturdido. Me rompió literalmente el corazón en pedazos”, dijo a CNN.
“Especialmente como enfermera de la UCI, la realidad de la vida con este virus es que la historia de cualquier paciente podría fácilmente ser nuestra propia historia algún día y simplemente me dije: ‘¿Y si esta fuera yo sentada en esta silla mirando la habitación de mi marido?’”
La pareja no se había vacunado debido a la información errónea de que la vacuna contra el covid-19 causa problemas en las mujeres embarazadas y podría perjudicar al bebé.
Las personas embarazadas que desarrollan síntomas de covid-19 corren el riesgo de sufrir complicaciones de urgencia y otros problemas en sus embarazos, según dos nuevos estudios. Y el embarazo por sí solo supone un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte.
Pero, a pesar de los riesgos, las embarazadas siguen siendo uno de los grupos de población más reacios a vacunarse en EE.UU., según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Robinson se contagió del virus a través de una persona con la que trabaja, pero en pocos días había mejorado, mientras que la salud de Emily se deterioró rápidamente. El 15 de agosto fue hospitalizada con neumonía por covid-19 y tres días más tarde se le colocó un respirador artificial, según Robison.
“Antes de que la pusieran en el respirador, le dije que la quería más que a nada en el mundo”, dijo. “Le dije algo que no debía, le prometí que volvería conmigo. Me susurró que me quería y esa fue la última vez que hablé con ella”.
El 25 de agosto, el estado de Emily empeoró y las enfermeras obstétricas no encontraban el ritmo cardíaco del bebé.
Ese día, Carmen Robison nació en una cesárea de urgencia, con casi dos meses de adelanto.
Tras descubrir que el bebé había nacido, Schwartz hizo una publicación en Facebook preguntando a sus compañeros de trabajo y amigos si querían comprar un regalo para los nuevos padres.
“Llamé a Eric y le pregunté si él y Emily tenían una lista de regalos para el bebé y él no sabía lo que era. Dijo que todo lo que tenían para Carmen era ropa. Mientras Emily luchaba por su vida, sentí un llamado y un sentido de la responsabilidad para asegurarme de que este bebé tuviera todo lo que necesitaba”, dijo Schwartz.
“Todo lo que podía imaginar era a Emily volviendo a casa después de estar en el hospital durante meses y sin tener casi nada para Carmen y preguntándose ‘¿Por qué no me ayudó alguien?’”.
La enfermera creó una lista de regalos de bebés en Amazon, Babylist y Target, y estableció una campaña en GoFundMe para la familia que hasta ahora ha recaudado más de US$ 16.000.
Los regalos llegaron a raudales, y casi todo lo que Schwartz había seleccionado en la lista fue comprado y enviado por correo a la familia. Más de 200 personas contribuyeron con regalos y otras 300 donaron dinero al GoFundMe.
“Nunca hubiera imaginado que los regalos empezarían a llegar de todo Arkansas y del resto del país”, dijo Robison. “Es agridulce, porque me gustaría que Emily siguiera viva para verlo. Pero no tener que preocuparme de que Carmen tenga lo que necesite es una cosa menos de la que tengo que preocuparme ahora”.
La bebé Carmen se irá a casa con su padre este lunes después de pasar dos meses en el hospital por problemas de reflujos en su alimentación, un problema común en muchos bebés prematuros.
“Estoy muy agradecido con todos los que han ayudado, incluso a los que me han mandado mensajes diciendo que no pueden darme dinero pero que rezarán por mí. Eso es suficiente para mí”, dijo Robison. “Sé que Emily está mirando ahora mismo llorando de felicidad. Siempre quiso ser madre”.
Schwartz tomó dos impresiones de las manos de Emily, con el permiso de Robison. Cuando Carmen sea dada de alta colocarán las huellas de sus manos sobre las de su madre.
“Tendrá para siempre un recuerdo de su mamá”, dijo Schwartz.
“Ella seguiría aquí si nos lo hubiéramos tomado en serio”
Este sábado se habría cumplido el cuarto aniversario de Emily y Robison y tres años desde que se casaron.
La pareja se había conocido en Facebook, donde conectaron inmediatamente y se encontraron hablando por teléfono todos los días durante horas. En un mes, se mudaron juntos y se volvieron inseparables.
En octubre de 2018, se casaron. Su sueño de encontrar a su persona para siempre se había hecho realidad, dijo, y no pensaba dejarla ir nunca.
“Ella era como Jim Carrey en mujer. Era extremadamente graciosa, extremadamente linda”, dijo Robison. “Dondequiera que estuviera con ella, me sentía como en casa. Así me sentía siempre con ella, incluso cuando tocábamos fondo”.
Cuando Robison cierra los ojos, lo único que puede oír es el intercomunicador del hospital, que emite una y otra vez el “código azul habitación 22” en los momentos previos a la pérdida de su esposa. El código azul es el código de emergencia del hospital.
“Ese sonido del monitor cardíaco mientras la empujan, tratando de recuperarla, es el que suena en mis pesadillas cada noche desde entonces”, dijo.
“Tuve que ponerme el equipo de protección al covid para verla después de su muerte porque había estado muy enferma, pero eso me impidió besarla. No me importó. En cuanto cerraron las cortinas, me arranqué la máscara y la besé. Le dije que la quería y que sentía no haberlo intentado más”.
Ahora, Robison solo desea que se hubieran vacunado, un mensaje que quiere enviar a todos los que aún no lo han hecho.
“Es un dolor diferente a todo lo que he sentido en mi vida, estar sentado mirando a mi esposa, muerta en una cama, sosteniendo su mano y viendo cómo se le va el color de la cara”, dijo. “Vacúnense. Es muy grave. Ella aún estaría aquí si nos lo hubiéramos tomado en serio”.