Nota del editor: Roberto Izurieta es director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington. Ha trabajado en campañas políticas en varios países de América Latina y España, y fue asesor de los presidentes Alejandro Toledo, de Perú; Vicente Fox, de México, y Álvaro Colom, de Guatemala. El autor también es colaborador de CNN en Español. Las opiniones aquí expresadas son exclusivamente suyas.
(CNN Español) – Es una visita a Ecuador y Colombia, luego de haber estado pocos días antes en México. El principal tema de preocupación y hasta interés de EE.UU. en América Latina no deja de ser la migración y la lucha contra el narcotráfico. Las relaciones económicas, por el contrario, son el gran espacio de oportunidad más que de preocupación.
Generalmente las relaciones de EE.UU. con la región son designadas entre las prioridades a casi todo vicepresidente, así fue con Joe Biden, Mike Pence y, ahora, con Kamala Harris.
Las prioridades, o mejor dicho lo que ocupa principalmente las atenciones internacionales de EE.UU., son y serán siempre Rusia, China, el Medio Oriente y Europa. Nosotros nos disputamos la atención entre colosos. Lastimosamente, siempre la manera más común de concitar atención en todo son las crisis. Y, para la región, las crisis han sido la migración y la lucha contra el narcotráfico.
China, por el contrario, en su conquista por recursos naturales y con una economía estatal mucho más centralizada y gran capacidad de recursos financieros, ha utilizado su poder y acceso con mucha agresividad sobre todo con sus presidentes más adeptos: Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y los Kirchner. Sus bondades crediticias no han sido baratas para la región: sus créditos (sobre todo con los países de mayor riesgo) tienen tasas de interés más altas a las de los organismos internaciones crediticios y, si bien no vienen con metas de salud financiera fiscal ortodoxas, la mayoría de las veces los créditos chinos se adjudican con garantías sumamente graves para nuestros países (, por ejemplo, en el caso de Ecuador, sería respaldada con la venta de crudo).
Con la pandemia, la crisis económica en el mundo, y sobre todo con los países con menos capacidad crediticia, se ha agravado sustancialmente. Las reuniones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial de este año en Washington se centraron en gran parte en cómo atender la deuda y las perspectivas de lograr cobrar esos créditos.
Las vacunas son el triunfo de la comunidad científica internacional más importante de las últimas décadas y China ha sabido usar las suyas para fortalecer su diplomacia y presencia en América Latina. Estados Unidos lo hizo sobre todo a través de las cuotas establecidas en la comunidad internacional (con el mecanismo Covax), o sea que sus vacunas no deben ser distribuidas por razones políticas (salvo contadas excepciones y a cuentagotas).
Donald Trump y los dos presidentes Bush encabezaron gobiernos donde existió la mayor de las atenciones en la región. Los Bush entendían la importancia económica y el potencial de la región. Jeff Bush, el segundo hijo del expresidente George H.W. Bush, fue gobernador de Florida y está casado con una querida ciudadana mexicana, y siempre las relaciones familiares ayudan a eso, a volverse más familiares.
Trump, en sus aventuras de los concursos de Miss Universo en todo el mundo y el éxito de las candidatas venezolanas –más la venta de algunos proyectos de clubes vacacionales–, conoció parte de los atractivos de la región. En su gobierno, Trump también entendió la importancia hispana para conseguir el triunfo electoral en la Florida, lo que era, hasta el triunfo de Biden, la joya de la corona en el Colegio Electoral (sino pregúntenle a Al Gore).
El gobierno de Biden ha tenido graves crisis que manejar estos meses, sobre todo en la retirada de Afganistán y la crisis migratoria. En tal sentido, es de apreciar el esfuerzo de mirar a América Latina con la visita del secretario de Estado Antony Blinken. Lastimosamente, la región necesita más que un guiño de ojos por parte de EE.UU.: necesita inversión, más comercio y una mayor cooperación. Siempre es bueno dar un paso, sobre todo cuando está en la dirección correcta, pero con los retos de seguridad y crisis económica de la región, necesitamos mucho más que unos pasos, aunque sean en la dirección correcta.