Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento. Productora de cine. Columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion
(CNN Español) – Si existiera una “aristocracia” en el mundo de la moda, Óscar de la Renta habría sido, al menos, un gran príncipe… O un formidable emperador. ¡Así fue de especial este hombre, que por muchos años pude llamar mi buen amigo!
En octubre se cumplieron 7 años de su muerte. Aquello fue un mazazo en el mundo de la moda. Fue una noticia que resonó. Y hoy, recordándolo con alegría, quisiera compartir con ustedes algunos recuerdos sobre él, cuyo nombre se convirtió en una marca de belleza y de lujo —cuya personalidad y charme estarán siempre presentes en los que lo conocimos—.
Y, por cierto, tuve la alegría de haberle presentado una noche, en la famosa discoteca Regine’s de Nueva York, a mi también buen amigo Julio Iglesias, que se convirtió en su gran cómplice en la vida.
Es que la vida de Óscar de la Renta fue siempre un collage de lugares y de gente tan fascinante como sus creaciones. Pues no solo fue un latinoamericano triunfador en la moda, sino también un hombre culto y con amigos en todos los mundos, como Julio Iglesias, Henry Kissinger, los Rothschilds, los Agnelli, los Astor…
Además, como mejor amiga tenía a su mujer Annette de la Renta, “con quien puedes hablar de todo lo que se te ocurra y es una mujer brillante”.
¿No les encanta que un hombre hable así de su esposa? Precisamente fue esa continua conversación, llena de curiosidad y de verdadera empatía por su interlocutor, lo que hacía a Óscar un hombre irresistible. Le interesaba todo y poseía una gran alegría de vivir. ¡La frase joie de vivre parecía hecha para él!
El diseñador dominicano tenía su vida en tres lugares muy diferentes: una bucólica finca en medio de colinas verdes en Kent, en el estado de Connecticut; una casa de playa en Punta Cana, en República Dominicana; y un suntuoso y barroco apartamento en Park Avenue, en Manhattan.
En cada uno de esos lugares no solo lo rodeaban importantes muebles y valiosos cuadros, sino que siempre se las arreglaba para crear un “hábitat” personal extraordinario. Era un mundo lleno de belleza, donde vivía una existencia que no queda más remedio que llamar “exquisita”. El espíritu del “chic” más moderno existe, mano a mano, con la herencia latina del diseñador. La combinación es, sin duda, fabulosa y a la vez muy “cool”.
Óscar tuvo una carrera larga y exitosa. Sus diseños, creados “para embellecer a la mujer”, fueron los favoritos de personalidades como Sharon Stone, Julia Roberts, Catherine Zeta-Jones o Sarah Jessica Parker, quienes adoraban su ropa y sus perfumes… ¡Y al muy seductor Óscar!
¿Quién era Oscar de la Renta?
Recuerdo estar sentados almorzando en su finca de Connecticut —donde en un carrito de golf me enseñó con orgullo su enorme jardín— y oírle decir de pronto:
“Si no hubiera sido diseñador, habría sido jardinero. ¡No sabes la alegría que me da ver crecer las flores, las plantas, y con mis propias manos quitar las hojas muertas… Y en ese rincón del jardín que te enseñé es donde quisiera estar enterrado el día que me muera. Annette y yo lo escogimos”.
Recuerdo haberle comentado que pocos saben que otra de sus pasiones era la naturaleza.
“Cuidar el jardín se ha convertido en mi pasión. Es algo muy creativo y otra forma de jugar con las formas y el color. Me gusta estar solo y trabajar la tierra con mis propias manos, pues uno comienza a sentir un nuevo equilibrio con la naturaleza y con uno mismo. Ver crecer las plantas es una experiencia muy espiritual, igual que la renovación de las estaciones. Tenemos también una huerta donde cultivamos espárragos, papas, todo tipo de lechugas y unos tomates fantásticos… Para Annette, y para mí, ese es el lugar donde rejuvenecemos día a día nuestro espíritu”.
También me explicó dónde se sentía más “en casa”, lo que me encantó.
“Estados Unidos, un país al que le estoy enormemente agradecido, es sin duda ‘mi casa’. Nueva York es la ciudad que me ha dado el triunfo. Allí se puede ver de primera mano la gran generosidad de los estadounidenses. Es una ciudad extraordinaria, glamorosa y llena de contrastes. Pero después recargo mis energías en Santo Domingo, un verdadero paraíso, y en Connecticut. Son mis tres ‘hogares’, donde me río, me relajo, me divierto y bailo. Porque me encanta cantar y bailar, como buen latino al fin. Y en Estados Unidos nunca bailo porque mi mujer odia bailar, pero lo hago cuando voy a Santo Domingo”.
El papel de la mujer en sus diseños
Es bien sabido que la mujer que lleva un diseño de Óscar de la Renta (tanto antes como ahora con los nuevos diseñadores Fernando García y Laura Kim, quienes fueron sus asistentes) se siente bella, seductora y femenina.
“Hacerlas 100% irresistibles es mi deseo”, era la frase favorita de Óscar, que fue un estudioso y filósofo de la moda. Para Óscar, el siglo XXI es el siglo de la mujer. Así me lo dijo en una ocasión:
“Tanto la profesional, como la que trabaja en su hogar, es una mujer moderna, con muchos intereses en la vida, que sabe quién es y lo que quiere. Y para esa mujer que admiro es para quien diseño. Nunca la moda ha sido más excitante, precisamente porque nunca ha existido una mujer que controle su destino como la mujer de hoy, que ya no tiene que vestirse con una moda masculina, casi con trajes de hombre, para que se le respete y se le considere en el mundo profesional. ¡Ya no hay que imitar a los hombres para ser parte del mundo de los negocios!”
Y agregó: “Da gusto ver a las profesionales que quieren lucir bonitas y femeninas. Mari, el mundo de hoy también me encanta por la sinceridad que existe. Si a una mujer le gusta un hombre, puede pedirle salir con ella, a cenar o a tomar una copa. ¡Es algo que ya no se ve mal, pues ya la mujer no es solamente la ‘seducida’, sino que le es permitido ser la ‘seductora’”.
¡Bravo! ¡Me encanta que estas frases hayan venido de un hombre latino, modernísimo, inteligente, muy lejos de absurdos machismos! ¿No les digo que Oscar de la Renta era un “fuera de serie”?
Su visión de la moda
¿Qué marca la moda? ¿A quién va dirigida? ¿Cómo reflejas lo latino en tus diseños? Esas preguntas le planteé una vez.
“La moda está siempre orientada a la juventud. Empezó a finales de los años 60 con los Beatles, la modelo Twiggy y los flower children que revolucionaron todo. En los años 50 las mujeres imitaban la forma de vestir de las artistas de cine. A comienzos de los años 60 querían imitar a las “socialités”, como Jackie Kennedy. Ahora la moda nace de la calle. Y las superestrellas que todas quieren imitar son las modelos, las cantantes, por lo que la moda es joven y nada elitista, ni snob”.
Y me explicó cómo refleja su visión latina:
“Lo latino en mí lo reflejo en mi gusto por el color, por la energía de mis diseños. Todos saben que mi ropa lleva bordados, vuelos y una riqueza de detalles y materiales que acentúan la belleza de la mujer que la lleve. ¡No me gusta lo minimalista, ni la ropa aburrida!”
—Siempre me has dicho que los perfumes que creas vienen de tus recuerdos. Cuéntame cómo, le pregunté en una ocasión.
—Los recuerdos de cuando somos pequeños nos marcan de forma muy profunda, y en especial los olores. El olor de los jardines de mi niñez inspiró años más tarde mis perfumes. Eran jardines fragantes, llenos de color y de sol. ¡Y por eso siempre digo que no podría vivir sin el sol! Era la búsqueda de una fragancia que siempre sentía cuando cruzaba un parque cercano a la casa, cada vez que iba a buscar algo que me había pedido mi madre. ¡Y que años después descubrí que era un perfume llamado “Ylang ylang”! Igual que me encantaba el perfume del “galán de noche”, que en las noches era tan intenso. Todos estos recuerdos vuelven a uno y me han ayudado a crear fragancias.
Su vida
La vida de Óscar de la Renta fue un recorrido fascinante, que comenzó el 22 de julio de 1932 en Santo Domingo. Tuvo un segundo comienzo cuando a los 18 años se mudó a Madrid a estudiar pintura. Y experimentó una tercera y sensacional etapa cuando comenzó a vivir en Nueva York, en 1963.
“Mi padre tenía una compañía de seguros, pero como el hermano de mi madre era uno de los poetas más importantes de Santo Domingo, y algunas de mis tías pintaban, yo siempre me sentí atraído por la pintura y las artes. ¡Y no me veía vendiendo seguros o cobrando pólizas! Desde niño sabía lo que quería hacer, pero si le hubiera dicho a mi padre que quería ser pintor, le habría dado un ataque al corazón, porque yo era el único hijo varón en medio de 6 hijas; y, como es lógico, él quería que trabajara en su negocio. Pero tuve la suerte de que mi madre siempre me apoyó en mis sueños y eventualmente pudimos convencer a mi padre de que con solo 15 años me enviara a la Escuela Nacional de Bellas Artes de Santo Domingo”.
Me relató más.
“Como no había terminado mis estudios secundarios, seguí estudiando el bachillerato, además de asistir a la escuela de arte, por lo que me pasaba estudiando más de 12 horas diarias. Quería probarle a mi padre la seriedad que sentía por la pintura. Así también aprendí a ser mucho más disciplinado. Y cuando me gradué pude marcharme a Madrid, a seguir estudiando pintura en la Real Academia de San Fernando”.
Y fue en España que, por pura necesidad, De la Renta comenzó su asociación con el diseño de ropa, pues su madre había muerto y su padre comenzó a pedirle a su único hijo que regresara a Santo Domingo y comenzara a trabajar en algo práctico.
“Yo estaba muy impresionado con las mujeres tan elegantes que veía en Madrid y pronto comencé a trabajar haciendo ilustraciones de diseños de moda”. Uno de esos diseños lo vio en 1956 la esposa de John Lodge, el embajador de Estados Unidos en España, quien le pidió al joven De la Renta que diseñara un vestido para la fiesta de debutante de su hija Beatriz, en Madrid.
El modelo llamó tanto la atención que una foto de la hija de los Lodge, llevando el precioso vestido blanco de vuelos y encajes, salió en la portada de la revista Life, ¡haciendo conocer el nombre de Óscar de la Renta de la noche a la mañana!
Fue un golpe de suerte —o uno de esos misteriosos giros del destino— pero sirvió para que De la Renta comenzara a trabajar como asistente en Eisa, la casa de diseño de Cristóbal Balenciaga, el español que en las décadas de los años 50 y los 60 era uno de los genios de la alta costura internacional.
Después del valioso aprendizaje con Balenciaga, De la Renta decidió irse a París, donde en 1961 comenzó a trabajar como asistente de Antonio Castillo, en la famosa firma Lanvin-Castillo.
“Cuando llegué a París no hablaba francés y pensé que tratar de trabajar con un diseñador que hablara español era lo mejor para mí. Y aunque estaba haciendo moda en Madrid y París, nunca dejé de pintar porque seguía con la ilusión de ser pintor y hacer de ello mi carrera”.
Pero la moda ganó la batalla. Dos años más tarde, en 1963, De la Renta fue contratado por Elizabeth Arden y se mudó a Nueva York para diseñar el couture y el prêt-a-porter de la importante “boutique”, pasando después a la casa de modas de Jane Derby.
En 1965, a los dos años de vivir en Estados Unidos, comenzó a diseñar con su propio nombre y estableció su casa de modas. ¡El resto es historia!
De la Renta se casó en 1967 con Françoise de Langlade, que fue editora de la revista Vogue en Francia. Pero quedó viudo en 1983.
Se casó de nuevo, en 1989, con Annette Engelhard Reed, una privadísima heredera estadounidense, divorciada y madre de 3 hijos, a quien admiro.
Para Óscar, “la familia es la clave de la vida”, pues como el único varón entre seis hermanas disfrutó una niñez y una adolescencia muy felices. También tuvo una madre que lo apoyaba y mimaba mucho. “Siento mucho que no haya podido vivir para ver y disfrutar mi triunfo”.
Óscar de la Renta no solo diseñaba ropa, bolsos, zapatos, perfumes o muebles, sino que su vida abarcó todo tipo de intereses. Su lado humanitario fue muy admirado. Por ejemplo, hizo donaciones a favor de El Hogar del Niño, del que fue fundador en Santo Domingo y donde adoptó a los pocos meses de nacido a su hijo Moisés de la Renta, quien ya es un adulto. También aportó a la Unicef.
El buen carácter y la sencillez de Óscar de la Renta fueron dos de sus características reconocidas en la industria de la moda. No sé si el ser latino —y especialmente caribeño, donde somos gente muy abierta y alegre— tuvo que ver con ello. Sin embargo, su historia personal definió su carácter, al igual que su deseo por hacer cosas nuevas relacionadas con todo lo que represente belleza, ya sea la moda, la arquitectura o las artes.
Óscar murió de linfoma de Hodgkin el 20 de octubre de 2014, a los 82 años.