(CNN) – Las zapatillas de correr, las llaves, el reloj… siempre solía llevar lo esencial antes de salir a correr.
Cuando empecé a correr en el bachillerato, en el equipo de atletismo, tenía sentido cronometrar cuidadosamente cada kilómetro y esforzarme por superar mis marcas personales. Pero cuando pasé de correr por deporte a hacerlo por placer, me di cuenta de que el seguimiento de mis entrenamientos era más perjudicial que útil.
Las carreras ocasionales se convirtieron en una competencia conmigo misma, que solía acabar en frustración si no conseguía mantener el ritmo que dictaba mi reloj.
Algunas investigaciones sugieren que abandonar el reloj para correr, sobre todo si se trata de un reloj inteligente o un monitor deportivo, podría mejorar el entrenamiento o, al menos, los niveles de estrés y el disfrute de la actividad.
No fue hasta que la pila de mi reloj se agotó hace varios años cuando experimenté por primera vez la sensación de calma que produce correr por puro placer. Nunca cambié la pila del reloj, y los expertos dicen que eso no es malo para mis objetivos de entrenamiento.
Ejercicio sin datos
La idea de correr sin estar conectado a una app está ganando adeptos en la comunidad del entrenamiento físico, ya que estudios recientes muestran que el seguimiento obsesivo de las métricas de nuestra aptitud física puede conducir a una mentalidad y resultados negativos.
“Sin duda, hay pruebas de que la gente se está obsesionando con ello: personas que antes se interesaban por su deporte y lo disfrutaban, pero que ahora lo están cambiando por los datos”, afirma Eoin Whelan, profesor titular de sistemas de información empresarial en la Universidad Nacional de Irlanda. Su investigación explora la psicología que hay detrás de la participación en las redes sociales y las aplicaciones de monitoreo de la actividad física.
“La gente disfruta más recopilando datos, analizándolos y compartiéndolos con otras personas”, explica Whelan a CNN, y añade que existe un gran elemento de comparación social para quienes utilizan aplicaciones de monitoreo de la actividad física. “Las personas se comparan con otras que son mejores que ellas, que corren más rápido o más tiempo. Y en última instancia sabemos que eso las hace sentir mal”.
Whelan también señaló que las personas que dependen mucho de los relojes inteligentes, los monitores de entrenamiento o las apps de fitness son más propensas a saltarse su entrenamiento si las baterías de su dispositivo se agotan.
“Es como si no pudiéramos interpretar nuestras propias señales corporales. Nos estamos volviendo muy dependientes de la tecnología para que lo haga por nosotros”, afirma Whelan. “A algunos de los atletas que entreno, puedes hacerles una simple pregunta como ‘¿cómo dormiste anoche?’ y no pueden responder si no miran los datos”.
Pero no todo es negativo. La investigación de Whelan también muestra que el uso de monitores de aptitud física tiene muchas ventajas. De hecho, algunos corredores se motivan comparándose con otros, o crean comunidades en línea que les ayudan a alcanzar sus objetivos. Así que dejar de lado los datos puede no ser lo mejor para todos.
“Sabemos por otros estudios que cuando la gente utiliza estas tecnologías, está más motivada para hacer ejercicio, y tiende a hacerlo durante más tiempo y a mayor intensidad, lo que es bueno para su bienestar físico”, dice Whelan, y añade que lo preocupante es cuando el uso del seguimiento de la actividad física pasa de ser motivador a obsesivo. “También sabemos que no todo el mundo obtiene esos beneficios”.
Una extensión del tiempo de pantalla
En general, las investigaciones demuestran que el exceso de tiempo frente a la pantalla, que podría incluir mirar el reloj inteligente o las aplicaciones de fitness, tiene impactos negativos en la salud mental. El uso excesivo de teléfonos inteligentes también está relacionado con peores dolores de cabeza, patrones de sueño alterados y una mayor impulsividad.
Según el psicólogo Larry Rosen, profesor emérito de psicología de la Universidad Estatal de California en Dominguez Hills, la información que se obtiene de los relojes inteligentes y las aplicaciones de seguimiento del ejercicio físico puede contribuir a los problemas de “sobrecarga de información”. Su investigación muestra que tener un flujo constante de información debido a la tecnología puede provocar “estrés, ansiedad, pérdida de sueño, depresión y más”.
“Cuando tenemos las pantallas a mano (o en el brazo) con frecuencia son solo extensiones de las aplicaciones conectadas que utilizamos en nuestros teléfonos”, dijo Rosen por correo electrónico. “Cuanto más permitimos que las notificaciones y las alertas nos llamen la atención, más sustancias químicas de estrés y ansiedad se liberan, lo que hace que estemos al límite y que nuestros sistemas mentales y emocionales se inunden con un mensaje que dice: ‘revísame ahora’”.
Rosen aboga por crear zonas libres de pantallas, así como por hacer “descansos tecnológicos”, en los que se establece un plazo de 15 o 30 horas para no consultar el teléfono. El límite de tiempo le dice a tu cerebro que puedes revisar el teléfono pronto y reduce “la ansiedad de sentir que tienes que revisarlo todo el tiempo”. Correr sin reloj también puede servir como un breve descanso tecnológico.
“[Estar] sin pantalla no tiene que ser un tiempo largo”, dijo Rosen. “Es probable que los periodos cortos sean mejores para ti”.
Los profesionales ignoran el ritmo
Correr sin reloj es beneficioso para algo más que para el corredor ocasional o el guerrero de fin de semana. Algunos profesionales también han tenido éxito al dejar sus relojes en casa.
El corredor galés Steve Jones estableció un récord mundial en el maratón de Chicago de 1984 sin llevar reloj. Más tarde dijo a los periodistas que ni siquiera sabía que iba a ritmo de récord mundial hasta que cruzó la línea de meta.
Más recientemente, el maratonista olímpico Trevor Hofbauer fue noticia por ganar el Campeonato de Maratón de Canadá 2019 sin reloj. Él le dijo a CNN que dejó de seguir su ritmo hace años y que solo se entrena en función de su esfuerzo y de su tiempo total de carrera.
“Solía estar obsesionado con eso”, dijo. Deshacerse del seguimiento del ritmo en su reloj, así como desconectar otras tecnologías mientras corre, le ha ayudado a estar más “en sintonía” con su cuerpo, añadió.
“Dejé la música y disfruté mucho escuchando la naturaleza y estando en silencio y en soledad y saludando a otras personas en el camino”, dijo Hofbauer.
Hofbauer dijo que tal vez vuelva a monitorear su ritmo en algún momento en el futuro, pero por ahora, correr con la muñeca libre también significa tener la mente despejada.
“Si recibes demasiada información en tiempo real, se te puede meter en la cabeza”, dijo Hofbauer. “Para mí, cuanto más sencillo sea, mejor”.