Luis Alfredo Garavito.

(CNN Español) – La posibilidad de que se le otorgue libertad condicional a Luis Alfredo Garavito, conocido como ‘La Bestia’ uno de los violadores seriales de niños más peligroso de Colombia y el mundo, encendió la polémica en el país. Sin embargo, un juez negó la petición hecha por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) de Colombia.

La polémica se dio luego de un reporte de televisión en el programa ‘Los Informantes’, de Caracol Televisión, en el que se informó que el Inpec solicitó la libertad condicional de Luis Alfredo Garavito, un depredador de niños que violó y mató a casi 200 de ellos en la década de los 90, y que paga 40 años de prisión desde 1999.

Garavito, el peor asesino en serie del mundo, paga su condena en la cárcel “La Tramacúa” de Valledupar, una ciudad en el norte de Colombia.

Según el reporte de Los Informantes, que cita un documento del juzgado, fue el Inpec el que solicitó la libertad condicional de Garavito.

Pero el Inpec niega que haya solicitado la libertad de Garavito. Dice en cambio que cumplió con tramitar la entrega de los documentos ante el Juzgado Primero de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Valledupar. CNN no ha podido acceder a los documentos del Inpec ni del juzgado.

Citando varias leyes, el Inpec dijo en el comunicado que “está en la obligación de entregar esta documentación” al juzgado, y que actuó “conforme a los postulados legales y de acuerdo con la norma y la Ley”, pues este ya cumplió 3/5 partes de su condena. (En 2006, obtuvo una reducción a 24 años por informarles a las autoridades el paradero de los cuerpos de algunos niños).

Una revisión de CNN de la legislación que cita en el comunicado, no establece en ninguna de ellas que sea el Inpec el que deba solicitar la libertad de los presos.

Una de las leyes citadas por el Inpec es el artículo 471 del Código de Procedimiento Penal. Según el establecimiento carcelario, “cuando se cumplan las circunstancias previstas, el Inpec debe enviar la documentación”.

Pero lo que dice este artículo es que es “el condenado” el que debe solicitar al juez de ejecución de penas su libertad condicional. Pero no establece que sea el Inpec el que deba solicitar esa libertad.

La Oficina de comunicaciones del Inpec le dijo a CNN que este procedimiento “hace parte e la labor de las oficinas jurídicas de las cárceles”, pero no aclaró si Garavito o su defensa solicitaron su libertad condicional o si fue iniciativa del INPEC. Además que Garavito aún no saldrá pues tiene más penas acumuladas y está sindicado por otros procesos.

“Existen 18 sentencias condenatorias y cursan actualmente 26 procesos judiciales en calidad de sindicado. En consecuencia Luis Alfredo Garavito seguirá recluido en la cárcel de máxima seguridad en Valledupar”, dijo en Twitter el mayor general Mariano Botero, director del Inpec.

El juez primero de ejecución de pena de Valledupar afirmó que fue el Inpec el que solicitó la libertad de Garavito y que tras revisarla, negó su libertad provisional, por lo que, hasta el momento, Garavito seguirá en prisión cumpliendo su condena.

“Con base a una solicitud por parte del Inpec de la libertad condicional, el juzgado le negó ese beneficio por no cumplir con todos los requisitos que exige la norma. Aunque tiene las 3/5 partes [de la pena] cumplidas. Sin embargo, como no ha pagado los perjuicios eso es un tema jurídico para negar el beneficio”, le dijo a Los Iinformantes Camilo Manrique Serrano, juez primero de ejecución de penas de Valledupar, que lleva el caso.

“Se puede decir que si Luis Alfredo Garavito Cubillos no cancela los perjuicios materiales, morales, lucro cesante, y los daño emergente, consignados en cada sentencia condenatoria, supuestamente no tiene derecho a la libertad”, agregó.

CNN no ha logrado establecer si CNN cuenta con un abogado que lo represente.

Garavito tendría que pagar una multa de 172 salarios mínimos mensuales vigentes, según reportan medios locales, poco más de US$ 41.000.

Garavito no podría recibir libertad condicional

“Cuando se cumplen las 3/5 de su condena se le envía esa documentación, y ya el juez estudia ese proceso y él decide. En el caso de Garavito, él estudió ese proceso y determinó que no era conveniente generar la libertad condicional”, dijo a Los Informantes el mayor general Mariano Botero, director del Inpec.

Ahora bien, Garavito no podrá obtener su libertad condicional, pues según el Código Penal Colombiano, en su artículo 64 sobre libertad condicional —que cita el Inpec en su comunicado— dice que la libertad condicional no se dará cuando la pena impuesta sea por, entre otros, los delitos de “uso de menores de edad para la comisión de delitos”. Garavito asesinó 186 niños (incluyendo dos asesinatos en Ecuador) y violó a 200, según él mismo lo confesó en 1999, antes de ser condenado a 40 años de prisión por estos hechos.

Los crímenes de Garavito

Luis Alfredo Garavito nació en 1957 como el primogénito de una familia que crecería con otros seis hijos en Génova, departamento del Quindío en plena zona cafetera de Colombia. Su infancia, según lo que registró el escritor Harold Schechter en su libro “The Serial Killer Files” (“Los archivos de asesinos en serie”), estuvo marcada por el maltrato. Schechter explica que Garavito fue “sometido a golpizas brutales y constantes por su padre alcohólico” y “violado por dos vecinos adultos”. De ahí que haya crecido como una persona alcohólica y depresiva con tendencias suicidas.

A finales de los 80, empezó a cambiar de residencia, tras haber pasado por un centro de tratamiento psiquiátrico.

Desde la década de 1990, Garavito empezó a sembrar el terror en Colombia. Atraía a sus víctimas haciéndose pasar por vendedor ambulante, monje, indigente, persona en condición de discapacidad o incluso representante de fundaciones falsas para ancianos y niños, con el objetivo de tener acceso a las escuelas, según lo informó en 1999 el entonces fiscal general del país, Alfonso Gómez Méndez, meses después de capturar a este hombre. “Esto no tiene precedentes en Colombia”, sostuvo el funcionario.

Schechter apunta a que “La Bestia” primero se ganaba la confianza de niños entre los 8 y 16 años con su empatía, charla y a menudo comprándoles alcohol o dándoles algo de dinero. Después empezaba a ejecutar su macabro plan, invitando a los menores a dar un paseo por zonas rurales. “Cuando los niños empezaban a cansarse, Garavito lanzaba el ataque. Los amarraba con nylon, los violaba, mutilaba y después les cortaba la garganta o los decapitaba”, escribió el autor.

Se trata de una versión que ratificó el entonces fiscal Gómez Méndez en 1999, cuando habló del escabroso caso. “Los cuerpos fueron decapitados y mostraban señales de haber sido atados y mutilados”, sostuvo y agregó que Garavito antes bebía mucho y luego ataba a los niños. Los restos de sus víctimas se descubrieron en más de 60 lugares de Colombia. Y Garavito tenía un perfil claro: la mayoría eran hijos de vendedores ambulantes a los que sus padres descuidaron en algún momento en parques, semáforos o que pedían dinero en las calles. En pocas palabras, niños de bajos recursos, algunos de los cuales incluso vivían en la calle, según Schechter.

El crimen por el que atraparon a Garavito

Durante mucho tiempo, las autoridades de Colombia creyeron que esta ola de desapariciones y asesinatos de niños, en cuyos casos también tenían señales de abuso, correspondían a algún ritual satánico. Hasta noviembre de 1997 se descubrieron los restos de al menos dos docenas de niños en un barranco y en un lote cerca de Pereira, ciudad de la región central de cultivo de café. Ese hecho llevó a que las entidades investigadoras crearan un grupo nacional de trabajo que encontró similitudes entre los casos de todo el país.

Las autoridades dieron con su nombre y emitieron una orden de captura por el homicidio de un niño en la ciudad de Tunja, en el centro de Colombia. Pero para ese momento, Garavito se movía frecuentemente de lugar y ya tenía un nuevo nombre: Bonifacio Morera Lizcano

¿Cómo lo encontraron entonces? Primero fue en la ciudad de Villavicencio, también en el centro del país. La Policía lo capturó en 1999 cuando intentaba abusar de un menor. La Fiscalía ya venía cruzando información con sus diferentes departamentos para actualizar los registros y estar alerta de cualquier hecho similar al del hallazgo de Pereira. Fue por esta razón que cuando compararon el registro fotográfico de Garavito y Morera, se dieron cuenta de que era la misma persona. Para ese momento, Garavito era un vagabundo con un largo historial de enfermedades mentales.