(Reuters) – Decenas de cruces fronterizos entre México y Estados Unidos reabrieron a viajes no esenciales el lunes después de un cierre de 20 meses para evitar la propagación del coronavirus, aunque la vida aún no ha vuelto a la normalidad a lo largo de la franja de casi 3.200 kilómetros.
Antes de la reapertura, cientos de automóviles formaron filas de kilómetros en la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana, mientras que las colas en los cruces peatonales crecían de manera constante.
Aún así, las diferentes reglas sobre las vacunas contra el covid-19 amenazan con retrasar las reuniones familiares, mientras que la perspectiva de que se alivien algunas restricciones también ha alentado a los migrantes a probar suerte en busca de asilo en Estados Unidos, lo que plantea una nueva prueba para la administración Biden.
María Luisa González, una residente de California que visitó Tijuana el viernes para llevar a su cachorro al veterinario y ver a sus familiares, estaba perdiendo la paciencia el domingo mientras esperaba para conducir de regreso a través de San Diego en el puerto de entrada de San Ysidro.
“Los operativos para agilizar no están funcionando”, dijo González, visiblemente frustrada. “El camino me desvió dos veces, las señales que colocaron son muy confusas”, agregó.
Anticipándose a un uso intensivo de las carreteras después de la reapertura, el ayuntamiento de Tijuana dijo esta semana que había redirigido el tráfico en algunas calles, pero algunos residentes no tenían claro a dónde ir.
La frontera de Tijuana con San Diego es una de las más transitadas del mundo y miles de personas cruzan diariamente para trabajar, estudiar o comprar.
Pero algunos mexicanos vacunados no podrán ingresar a Estados Unidos de inmediato si recibieron vacunas en México que no han sido aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como la china CanSino o la rusa Sputnik V.
“Nunca imaginé que por vacunarme con CanSino no iba a poder cruzar”, se lamentó Donato Suárez, un conductor de una universidad privada en Tijuana que esperaba visitar a familiares en Estados Unidos, a quienes no ve desde hace casi dos años.
“Hasta teníamos planes de hacer algo cuando se reabriera la frontera”, agregó, y señaló que alrededor de 300 personas donde trabaja se encuentran en la misma situación. “Vamos a tener que esperar”.