(CNN Español) – La pandemia de covid-19 tuvo un impacto mayor en la economía de las mujeres que en la de los hombres, de acuerdo con el informe “Centroamérica: Retos y Oportunidades para el Desarrollo en el Mundo post-covid”, elaborado por el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, el Incae.
El estudio señala que, en 2020, entre un 20% y un 30% de la población centroamericana perdió su empleo; entre un 17% y un 26% presentó disminución de ingresos, y entre un 4% y un 11% se vio afectado por reducciones en su jornada laboral. Sin embargo, ese impacto no fue homogéneo y tuvo un importante componente de género. Por ejemplo, el 28% de las mujeres perdieron su empleo, mientras que entre los hombres la cifra fue del 23%.
Mira el informe completo de Incae aquí:
Centroamérica, Retos y Oportunidades para el Desarrollo en el Mundo Post-COVID
Milagro Cabrera, una madre soltera que en el inicio de la pandemia fue despedida de una organización no gubernamental en la que trabajaba como auditora, contó a CNN que entró “como en shock”. “No me lo esperaba la verdad”, contó mientras pelaba verduras para preparar una sopa que vende en una calle de San Salvador.
Según el informe de Incae, el desempleo genera consecuencias mentales que se traducen en trastornos como “ansiedad, estrés y depresión”. “Sí había disminuido el trabajo realmente, porque las empresas o los clientes no estaban en las condiciones para estar invirtiendo o para estar al día en las cosas legales”, agrega Cabrera.
Región afectada hasta 2027
La pandemia de covid-19 impactó en una Centroamérica que, si bien había logrado algunos avances, aún atravesaba problemas de inequidad, vulnerabilidad y de baja competitividad y crecimiento económico.
La región, a excepción de Panamá, tiene problemas para generar altas tasas de crecimiento económico, sostiene el informe. De ahí que para una recuperación del bienestar económico perdido pasarían “varios años, si es que se da un crecimiento constante similar al visto previo a la pandemia”, afirma el Incae.
Si este escenario se cumple, la recuperación llegaría en 2022 a Guatemala y Nicaragua, en 2023 a Costa Rica, en 2025 a Panamá y El Salvador, mientras que a Honduras llegaría recién en 2027.
En busca de préstamos
A raíz de la pérdida de su trabajo, Milagro Cabrera se vio obligada a vender platos de comida para generar ingresos y mantener a sus dos hijos, de 12 y 15 años. Para montar su negocio dice que buscó, sin éxito, financiamiento en la banca privada. “No soy sujeto de crédito porque, como acababa de perder el trabajo, obviamente no tenía ninguna garantía para el sistema financiero”, relata Cabrera. “El dinero lo conseguí con amigos y algunos prestamistas”, agrega.
Al igual que Cabrera, los gobiernos se han visto obligados a adquirir nueva deuda debido a la disminución de ingresos que llegó con la menor actividad económica por el confinamiento y la mayor inversión que se han visto obligados a hacer para afrontar la pandemia, sostiene el Incae.
Eso, dice el informe, ha provocado un nuevo riesgo: un aumento en la corrupción debido a “la opacidad” en la compra de suministros, insumos médicos y la compra de vacunas.
En el caso de El Salvador, la Fiscalía del país, con el apoyo de la desaparecida Comisión Internacional contra la Impunidad, abrió en 2020 una investigación por supuestas irregularidades en la compra de insumos, señalamientos que el gobierno de Nayib Bukele ha rechazado.
Retos y oportunidades
Los principales retos que enfrenta Centroamérica están ligados a la competitividad para crear mejores condiciones “para alcanzar un crecimiento económico sostenido verde”, y también en el progreso social de las personas “que contribuya a lograr una mayor calidad de vida”, afirma el estudio.
El Incae señala que una de las apuestas debe ser la promoción de inversiones en nuevas tecnologías, y sugiere también que los gobiernos promuevan “proyectos innovadores con impacto económico, social y ambiental con modelos de negocios sostenibles”.
En el caso particular de Cabrera, dice que usa lo que tiene a su alcance para vender comida, promoviendo el menú diario en sus redes sociales y en grupos de mensajería instantánea, donde sus clientes pueden hacer sus pedidos. Reconoce que su emprendimiento, por ahora, no es muy rentable, pero dice que le sirve para subsistir. “Mucha gente sigue trayendo su comida por lo mismo que seguimos en pandemia y hay bastante competencia alrededor”, afirma.
A pesar de los inconvenientes, dice que tiene claras las metas a corto y largo plazo: obtener financiamiento, un local propio y vender su comida a través de aplicaciones de entrega a domicilio.
La ruta a seguir, según el estudio, es importante para superar la crisis. Para ello, dice que es necesario que los gobiernos promuevan diálogos con amplios sectores en busca de puntos en común sobre el camino a seguir y que la crisis sea una oportunidad para alcanzar el desarrollo.