(CNN) – Los últimos momentos antes de la muerte del último rinoceronte blanco del norte, un elefante de 66 años nadando en el océano y la renombrada primatóloga Jane Goodall buscando chimpancés en Tanzania a principios de la década de 1960; todos ellos son momentos captados en una colección de impactantes fotografías que fueron donadas para recaudar fondos para proyectos de conservación.
Las obras de 100 fotógrafos de todo el mundo serán vendidas hasta finales de año por Vital Impacts, una organización sin ánimo de lucro que proporciona apoyo financiero a organizaciones de conservación orientadas a la comunidad y difunde el trabajo de los fotógrafos que dan a conocer sus esfuerzos. Los participantes son un grupo de fotógrafos de la naturaleza, como Paul Nicklen, Ami Vitale, Jimmy Chin, Chris Burkard, Nick Brandt, Beth Moon, Stephen Wilkes y la propia Goodall.
“Cada imagen tiene una historia muy profunda detrás”, dijo Vitale, fotógrafa premiada y cofundadora de Vital Impacts. “Trabajé muy duro en la selección para asegurarme de que estos fotógrafos fueran diversos, pero lo que todos comparten es su compromiso con el planeta. Utilizan su arte para ayudar a la conservación”.
Una inspiración para el mundo
La fotografía de Goodall, sentada con un telescopio en un alto pico de Gombe, Tanzania, fue tomada hacia 1962 con una cámara que sujetó a la rama de un árbol. “Estaba muy orgullosa de mí misma. Me encanta esa foto”, dijo Goodall en un mensaje grabado para Vital Impacts. Todos los ingresos de su autorretrato se destinarán a apoyar su programa Roots & Shoots, que educa a los jóvenes y los capacita para cuidar el mundo.
“Es un trabajo impresionante”, dijo Vitale, que solo se enteró de que Goodall era fotógrafa después de ponerse en contacto con ella para apoyar el programa. “Ha sido una gran inspiración para el mundo. Esta mujer ha tenido un impacto tan grande para la mejora del planeta”.
Vital Impacts ha intentado que la venta de impresiones sea neutra en cuanto a emisiones de carbono, plantando árboles por cada impresión que se hace. El 60% de los beneficios de la venta se repartirá entre cuatro grupos dedicados a la protección de la vida silvestre o el hábitat: La Fundación Big Life, el Proyecto Ranger de la Fundación Great Plains, el programa Roots & Shoots del Instituto Jane Goodall y SeaLegacy. El 40% restante se destinará a los fotógrafos para ayudarles a continuar su trabajo.
Todos estamos en la misma balsa
Vitale fue fotógrafa de conflictos durante una década antes de convertirse en fotógrafa de la vida silvestre. Espera que la gente se sienta “inspirada por todo este trabajo” y que las fotografías hagan que la gente “se enamore” de nuestro “magnífico planeta”.
“El planeta es nuestra balsa de vida compartida y le hemos hecho algunos agujeros, pero no es demasiado tarde”, añadió Vitale. “Todos podemos hacer pequeños actos que pueden tener impactos profundos. Por eso lo llamé ‘Vital Impacts’ (Impactos vitales), porque creo que a menudo estamos tan desconectados y no nos damos cuenta de lo interconectados que estamos. Todo lo que hacemos repercute en los demás y da forma a este mundo”.
Una de sus fotografías en la venta de impresiones, “Goodbye Sudan”, muestra a Sudán, el último rinoceronte blanco del norte macho, siendo consolado por uno de sus cuidadores, Joseph Wachira, en el Ol Pejeta Conservancy en el norte de Kenia momentos antes de su muerte en marzo de 2018. Ahora, dos hembras son todo lo que queda de esta especie.
“Es una historia tan importante para mí porque me hizo darme cuenta de que ver a estos animales extinguirse es en realidad como ver nuestra propia desaparición en cámara lenta, sabiendo que va a impactar a la humanidad”, dijo Vitale.
“Está tan profundamente entrelazado. Eso es lo que me llevó por este camino y ahora realmente trato de encontrar estas historias que nos muestran un camino hacia adelante, donde la gente está aprendiendo a coexistir y proteger la vida silvestre y los hábitats que todos compartimos”.