(CNN Español) – Las sequías no han dado tregua a México y todo indica que no harán más que agravarse en el futuro. Sin embargo, no hay desafío al que la creatividad humana y la investigación no puedan hacer frente. Hoy, múltiples cultivos ya se benefician de una invención que les permite ahorrar agua, tenerla disponible cuando la necesitan y en las cantidades que la necesitan, y mejorar la calidad de sus productos: el agua sólida.
¿Agua sólida? Sí. No se trata de hielo, por supuesto, sino del nombre con el que han bautizado a un polímero superabsorbente desarrollado especialmente para la agricultura.
Los cristales de este polímero capturan hasta 250 veces su peso en agua y la retienen en forma de gel, que se coloca alrededor de las raíces de las plantas de cualquier cultivo creando una reserva de agua subterránea que puede durar un largo tiempo.
Para entender el concepto, Amílkar Mendizábal, director de Mercadotecnia y Operaciones de Agua Sólida, propone esta comparación: imagínate una pequeña cantimplora o vaso o botella que se llena poco a poco con el agua de lluvia o riego, reserva el agua de 30 a 45 días como máximo y la libera lentamente para lograr que haya una “humedad estable” en el suelo. “Conforme la planta lo vaya necesitando, agua sólida va a ir liberando esta humedad” y manteniéndola donde se necesita: en la zona de las raíces.
Los polímeros superabsorbentes se usan desde hace ya muchos años en diferentes industrias. Sin embargo, Agua Sólida decidió desarrollarlos para que fueran compatibles con la agricultura: liberaran el agua como la necesitan los cultivos, son biodegradables y no tóxicos.
La cifra clave: 80%
En México, el principal uso del agua potable es para las actividades agrícolas (76%), seguido del abastecimiento público (14,4%), la industria (4,9%) y la energía eléctrica (4,7%), de acuerdo con el Consejo Consultivo del Agua, una organización civil dedicada a esta problemática.
Mendizábal explica que el uso del agua sólida permite ahorrar un 80% del recurso (líquido) destinado a los cultivos.
Además, explica Amílkar Mendizábal, cuando se riega una planta el 80% del agua va hacia el fondo, donde la raíz no la alcanza, y el resto de evapora. Con el agua sólida pueden “cambiar ese embudo de desaprovechamiento”. “Podemos poner tan solo el 20% de esa agua y que funcione como el 100 % que necesita la planta”, afirma.
Cómo se usa el agua sólida
Hay dos versiones del polímero: uno para los cultivos temporales, como el del maíz, que tiene una duración de dos o tres años, y otro de largo plazo que se utiliza en árboles frutales cuyo desarrollo tarda años. Este se aplica, por ejemplo, para el cultivo de los aguacates y limones, y está diseñado para durar cinco o seis años.
En estos cultivos temporales se vierte la dosis adecuada del polvo, el agua sólida, en la tolva del tractor agrícola, en la sembradora de precisión.
En el caso de los árboles frutales, se hace un rodete y se mezcla la tierra dejando la cantidad de agua sólida que necesite.
Un proyecto que reúne a generaciones
Se trata de un proyecto familiar: el padre del socio fundador y director general de la empresa dueña de Agua Sólida, Asdrúbal Mendizábal, era un ingeniero químico experto en polímeros de la UNAM. “Me decía ‘hijo, se va a acabar el agua’”, recuerda Asdrúbal años después, y su previsión se hizo realidad: “la estamos acabando”.
Su padre aseguraba que los polímeros podrían contribuir con su “granito de arena” para ayudar a gestionar de manera inteligente el agua. El hijo recogió el guante y se dio a la tarea y, tras años de investigación con participación de la academia, lograron desarrollar este producto.
Hace 12 años empezaron a comercializarlo. Hoy llegan a miles de clientes pequeños, medianos y grandes agricultores a nivel nacional: aguacateros, cañeros, maiceros, frijoleros.
Además de permitir un mejor uso del agua, esta agua sólida hace que la germinación se acelere hasta en un 30%, los tallos sean más amplios y las hojas más robustas, aseguran.
Además de una solución al problema del agua, para Asdrúbal es una demostración de lo que son capaces los mexicanos. “Es increíble ver cómo la gente mexicana es brutalmente creativa, con un palillo y con un poco de inversión en equipamiento correcto de laboratorio, hemos logrado cosas a la talla donde nos podemos dar codazos con los principales laboratorios agronómico del mundo”, reflexiona.