(CNN Español) – Ha’kanules significa, en lengua maya, guardianes del agua. Y esto es exactamente lo que hace Bacab, una organización de Yucatán que se dedica a proteger, a través de la educación ambiental, el mayor tesoro de estas tierras: los cenotes.
En Yucatán hay aproximadamente 8.000 cenotes. Son la única fuente de agua dulce en el estado. Pero son mucho más que un recurso: tienen un enorme valor cultural y hasta religioso para la comunidad, cuenta a CNN en Español Yamili Salazar, directora general de Bacab.
Sin embargo, algunos de ellos se encuentran “en latente vulnerabilidad a la contaminación” por las acciones de los seres humanos, explica Salazar. Los cenotes sufren las consecuencias de las malas prácticas de muchos habitantes y también del impacto del turismo, según la organización.
Aunque no se cuenta con datos oficiales sobre cuántos cenotes están contaminados, Bacab trabaja en 17 pequeñas comunidades para mantenerlos limpios. Lo hacen en la Reserva Estatal Geohidrológica Anillo de Cenotes, la principal zona de recarga de agua de Yucatán.
Esta asociación surgió hace más de siete años a partir de las acciones de voluntarios, principalmente de Mérida, que buscaban atender un recurso sobre el que en su momento no había tanta consciencia como ahora.
Para cumplir con su objetivo de promover la educación ambiental, capacitan a niños, jóvenes y más integrantes de las comunidades para que realicen sus propios monitoreos de la calidad del agua usando laboratorios portátiles.
El trabajo para preservar los cenotes tiene un desafío extra, explica Salazar, y es que se trata de un curso subterráneo de agua que no se puede observar a simple vista en gran medida.
Y su trabajo parte de la premisa de que “además de ser los principales causantes de las problemáticas ambientales, también somos los principales solucionadores”, explica Salazar.
Laboratorios portátiles para medir la calidad del agua de los cenotes
Comunidad es una palabra clave del proyecto, porque lo que quieren es “fortalecer capacidades de las personas de las comunidades que al fin y al cabo se convierten en agentes de cambio y creadores de soluciones”, explica Salazar.
“¿Es importante tomar la calidad del agua?”, se pregunta. La respuesta, evidentemente, es sí, por eso hacen un monitoreo de parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos. Pero no es lo único. “También es importante generar conciencia social”, explica, y los laboratorios portátiles permiten que la gente se involucre más a fondo en el proceso.
“Normalmente vienen personas a tomar las muestras, pero las llevan al laboratorio y luego los resultados no regresan. En cambio, si la misma gente se involucra y es parte del proceso, ellos empiezan a generar datos que se vuelven también relevantes (…) y que además a ellos les ayuda a sensibilizarse”, explica.
Además de monitorear la calidad del agua, Bacab colabora en las jornadas de limpieza que lleva a cabo la Secretaría de Desarrollo Sustentable del estado. En 2021, sacaron más de cinco toneladas de basura de 24 cenotes.
Bacab es mucho más que una organización dedicada al monitoreo de la calidad de agua de los cenotes y otras actividades vinculadas. Es “una familia de guardianes, de protectores del agua”, dice Salazar, y constituye un estilo de vida que hay que mantener cada día. Un estilo que actualmente cuenta con más de 150 voluntarios activos.