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Nota del editor: Camilo Herrera Mora es economista y filósofo de formación, marketero y analista por vocación. Es fundador de RADDAR Consumer Knowledge Group, un laboratorio de ideas de pensamiento económico comportamental sobre el consumidor. Ha sido asesor ministerial en Gobiernos de varios países, miembro de diversos comités técnicos, profesor invitado en instituciones educativas como la Universidad de los Andes, el CESA, la Georgia State University, la Wharton School of Business, la Universidad Autónoma de Barcelona y la New York University. Es autor de más de 20 libros y columnista de opinión en diversos medios de Colombia y el mundo. Los comentarios expresados en esta columna pertenecen exclusivamente al autor. Mira más en cnne.com/opinion

(CNN Español) – Siempre son más ruidosas las críticas que las realidades, y si bien en Colombia en este 2021 las cosas no fueron perfectas, están mejorando y no lentamente como se podría pensar.

El cambio del país en los últimos 30 años es tan grande que, incluso, tuvimos una selección de fútbol que logró pasar al Mundial por repechaje y la de hoy tiene casi todos sus jugadores en equipos internacionales; pasamos de oír casi siempre música mexicana y argentina, a que el mundo entero oiga a nuestros artistas. Éramos una economía con un ingreso bajo y ahora somos un país de ingreso medio.

Sin embargo, todo esto se desdibujó en los últimos 7 años, porque el crecimiento económico del país, la generación de empleo y la creación de capital se estancaron. Si se miran los datos por persona, vemos un gran auge de 2000 a 2014 y un estancamiento desde allí, pero un enorme aumento del gasto público por persona, sobre todo en 2020 y 2021 en Colombia.

Es importante recordar que desde 2015 han entrado al país millones de venezolanos, la menor parte de ellos de tránsito, y unos 1,7 millones de ellos siguen en Colombia a la fecha, siendo la migración más grande de nuestra historia. Esto ha traído consigo un aumento en las cifras de pobreza multidimensional, en el desempleo e incluso el gasto público. Así, desde la Constitución de 1991, hemos mejorado enormemente y por eso el mundo nos admira, pero debemos ser honestos y aceptar que en los últimos años nos hemos estancado, al igual que muchos otros países de América Latina.

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¿Por qué nos estancamos? Hay muchas razones para explicar esto y una de ellas es que nos dedicamos a importar mucho, aprovechando que el precio del petróleo estaba alto y generando que entraran muchos dólares, lo que permitió que pudiéramos comprarle cosas al mundo entero, olvidando desarrollar la industria nacional en bienes básicos e intermedios. Hoy Colombia tiene una balanza comercial negativa, que muestra esta dependencia de las importaciones y bajo valor de nuestras exportaciones, causando devaluación y poca creación de valor y de empleo.

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En esta situación entramos a 2020, donde los confinamientos dejaron ver lo evidente: teníamos problemas muy profundos a los que nos habíamos acostumbrado y solucionarlos en el corto plazo sería un reto enorme. No solo hablamos de pobreza y desempleo, sino baja penetración de internet en los hogares y un descontento social que se había sentido en 2019 en las manifestaciones de los jóvenes, con un problema fiscal creciente.

2020 acabó con mejores datos de lo esperado, porque la caída de nuestra economía fue menor que la de muchos otros países latinoamericanos y antes de terminara el año, ya casi se había revertido la tendencia del desempleo creado por los confinamientos; pero esto dejó un doloroso indicador del 42% de población en condición de pobreza que nos mostró lo lejos de estar en un país de encanto.

¿Por qué el desencanto de la gente? Porque si el ingreso y el gasto por persona no han cambiado en 7 años, la sensación de estancamiento en las personas es muy fuerte y más aún en los jóvenes, que sienten que nada haya mejorado, pese a que los mayores de 30 sí pueden decir que el país ha mejorado mucho. Nadie puede estar encantando sin ver cambios en su bolsillo en 7 años.

Así comienza Colombia el 2021, con nuevos confinamientos en Bogotá por una nueva ola de covid-19 que ha frenado la reactivación que se estaba dando; y llegan las manifestaciones sociales, paros y bloqueos de abril y mayo, que frenaron la economía: el malestar social llenó las calles por la necesidad de una reforma tributaria, que no fue explicada, escuchada y mucho menos, entendida.

Más, en el segundo semestre volvió la selección Colombia de fútbol y comenzó a darle alegría a las personas; la música volvió a sonar y varios artistas colombianos son nominados a los Grammy, mientras suena la campana de la NYSE por NuBank, convirtiéndose en el banco más valioso de la región.

Así, 2021 para Colombia fue un año de dos tiempos: un primer semestre en el cual el malestar social tomó las calles, como consecuencia de las voces políticas y el desconocimiento del enorme esfuerzo que hizo el Estado para proteger a su gente en 2020 y recuperar la economía en 2021.

Y el segundo semestre, con la sombra de una inflación creciente, acaba con una tasa de desempleo similar a la de 2019, siendo una de las economías que más crece en el mundo, y, según las estimaciones de varios expertos, para 2022 se espera la reducción de pobreza más grande que se haya visto en el país, con un fuerte e inesperado aumento del salario mínimo, y con una película de Disney que nos recuerda que nuestro país es un Encanto, pese a la violencia que ha vivido y que con la fuerza de las familias, siempre pueden contar con su “casita”.