(CNN) – En la búsqueda de vida más allá de la Tierra, el rover Curiosity de la NASA ha estado en una misión de casi una década para determinar si Marte fue alguna vez habitable para los organismos vivos.
Un nuevo análisis de muestras de sedimentos recogidos por el rover reveló la presencia de carbono, y la posible existencia de vida antigua en el planeta rojo es solo una posible explicación de por qué puede estar allí.
El carbono es la base de toda la vida en la Tierra, y el ciclo del carbono es el proceso natural de recirculación de los átomos de carbono. En nuestro planeta, los átomos de carbono recorren un ciclo al pasar de la atmósfera al suelo y de nuevo a la atmósfera. La mayor parte del carbono se encuentra en las rocas y los sedimentos, y el resto en el océano, la atmósfera y los organismos, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Por eso, los átomos de carbono –con su ciclo de recirculación– son trazadores de la actividad biológica en la Tierra. Así que podrían utilizarse para ayudar a los investigadores a determinar si existió vida en el antiguo Marte.
Cuando estos átomos se miden en el interior de otra sustancia, como el sedimento marciano, pueden arrojar luz sobre el ciclo del carbono en el planeta, sin importar cuándo se produjo.
Aprender más sobre el origen de este carbono marciano recién detectado también podría revelar el proceso del ciclo del carbono en Marte.
Un estudio que detalla estos hallazgos se publicó el lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Secretos en el sedimento
Curiosity aterrizó en el cráter Gale de Marte en agosto de 2012. Este cráter de 96 millas (154,5 kilómetros), que lleva el nombre del astrónomo australiano Walter F. Gale, se formó probablemente por el impacto de un meteorito hace entre 3.500 y 3.800 millones de años. La gran cavidad probablemente albergó un lago, y ahora incluye una montaña llamada Monte Sharp. El cráter también incluye capas de roca antigua expuesta.
Para obtener una mirada más cercana, el rover perforó para recoger muestras de sedimentos en todo el cráter entre agosto de 2012 y julio de 2021. Posteriormente, el Curiosity calentó estas 24 muestras de polvo a unos 1.562 grados Fahrenheit (850 grados Celsius) para separar elementos. Esto hizo que las muestras liberaran metano, que luego fue analizado por otro instrumento del arsenal del rover para mostrar la presencia de isótopos estables de carbono, o átomos de carbono.
Algunas de las muestras tenían poco carbono, mientras que otras estaban enriquecidas. El carbono tiene dos isótopos estables, que se miden como carbono 12 o carbono 13.
“Las muestras extremadamente empobrecidas en carbono 13 son un poco como las muestras de Australia tomadas de sedimentos que tenían 2.700 millones de años”, dijo Christopher H. House, autor principal del estudio y profesor de geociencias de la Universidad Estatal de Pensilvania, en un comunicado.
“Esas muestras fueron causadas por la actividad biológica cuando el metano fue consumido por antiguos tapetes microbianos, pero no podemos decir necesariamente eso en Marte porque es un planeta que puede haberse formado con materiales y procesos diferentes a los de la Tierra”.
En los lagos de la Tierra, a los microbios les gusta crecer en grandes colonias que esencialmente forman esteras justo debajo de la superficie del agua.
3 posibles orígenes del carbono
Las variadas mediciones de estos átomos de carbono podrían sugerir tres cosas muy diferentes sobre el antiguo Marte. El origen del carbono se debe probablemente al polvo cósmico, a la degradación ultravioleta del dióxido de carbono o a la degradación ultravioleta del metano producido biológicamente.
“Los tres escenarios son poco convencionales, a diferencia de los procesos habituales en la Tierra”, según los investigadores.
El primer escenario implica que todo nuestro sistema solar atraviese una nube de polvo galáctico, algo que ocurre cada 100 millones de años, según House. La nube cargada de partículas podría desencadenar eventos de enfriamiento en los planetas rocosos.
“No presenta una gran cantidad de polvo”, dijo House. “Es difícil ver alguno de estos eventos de deposición en el registro de la Tierra”.
Pero es posible que durante un evento como este, la nube de polvo cósmico hubiera bajado las temperaturas en el antiguo Marte, que podría haber tenido agua líquida. Esto podría haber provocado la formación de glaciares en el planeta, dejando una capa de polvo sobre el hielo. Cuando el hielo se derritió, la capa de sedimentos que incluye el carbono habría permanecido. Aunque es totalmente posible, hay pocas pruebas de la existencia de glaciares en el cráter Gale y los autores del estudio dijeron que sería necesario seguir investigando.
La segunda hipótesis implica la conversión del dióxido de carbono en Marte en compuestos orgánicos, como el formaldehído, debido a la radiación ultravioleta. Esta hipótesis también requiere más investigación.
La tercera forma en que se produjo este carbono tiene posibles raíces biológicas.
Si este tipo de medición de carbono empobrecido se realizara en la Tierra, mostraría que los microbios estaban consumiendo metano producido biológicamente. Si bien el Curiosity detectó anteriormente metano en Marte, los investigadores solo pueden suponer si alguna vez hubo grandes columnas de metano que se liberaron desde debajo de la superficie de Marte. Si este fuera el caso y hubiera microbios en la superficie marciana, habrían consumido este metano.
También es posible que el metano interactuara con la luz ultravioleta, dejando un rastro de carbono en la superficie marciana.
Más perforaciones en el horizonte
El rover Curiosity volverá al lugar donde recogió la mayoría de las muestras dentro de un mes aproximadamente, lo que permitirá tener otra oportunidad de analizar los sedimentos de este intrigante lugar.
“Esta investigación cumplió un objetivo de larga data para la exploración de Marte”, dijo House. “Medir diferentes isótopos de carbono –una de las herramientas geológicas más importantes– de los sedimentos de otro mundo habitable, y lo hace observando nueve años de exploración”.