(CNN Español) – Este 25 de enero se cumplen 25 años del secuestro y asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas. En Argentina, sus familiares, amigos y colegas lo recuerdan con actos y homenajes. Es considerado el peor ataque contra la libertad de prensa desde el regreso a la democracia en el país, en 1983. Un crimen que conmocionó al país y un reclamo que sigue vivo pese a que la Justicia condenó a ocho personas a largas penas de cárcel.
El reportero gráfico José Luis Cabezas fue secuestrado la madrugada del 25 de enero de 1997 en la puerta de su casa en Pinamar, un balneario en la costa atlántica, provincia de Buenos Aires.
Cabezas se encontraba cubriendo la temporada de verano junto al equipo de la Revista Noticias. Según determinó la investigación judicial, fue golpeado y conducido a una cava, a 30 kilómetros, donde lo esposaron y ejecutaron de un tiro en la cabeza. Lo remataron con un segundo disparo. Su cuerpo fue hallado dentro del auto, carbonizado por el fuego.
La foto al “enigmático” empresario
El fotógrafo había ingresado a Noticias en 1989. La revista fue una publicación emblemática de la década de 1990. Con su cámara y su ojo clínico, retrató a personalidades de la política, el espectáculo, la cultura, los negocios y la moda.
Pero su obra más icónica son las fotos que le tomó en febrero de 1996 al empresario Alfredo Yabrán, por entonces uno de los hombres más poderosos de Argentina, pero cuyo rostro aún era un enigma para el público.
El periodista Gabriel Michi fue el último compañero de Cabezas en la cobertura de las temporadas veraniegas de 1996 y 1997. “Yabrán era un empresario muy poderoso, pero que a su vez era muy enigmático porque nadie le conocía el rostro. Antes de que José Luis consiguiera exponer su rostro con su cámara fotográfica, Yabrán había dicho que sacarle una foto a él era como pegarle un tiro en la frente y que ni los servicios de inteligencia tenían imágenes de él”, afirmó Michi en diálogo con CNN.
“Noticias fue el medio que más ha investigado a este personaje, que era un empresario que manejaba desde las sombras todas las áreas sensibles: la entrada y salida del país a través de los aeropuertos, las empresas de depósitos fiscales, las empresas de correo, también de la circulación interna, las empresas de carga y descarga de los aviones”, aseguró Michi. “Un empresario al cual nadie le conocía la cara, pero que en los círculos del poder todos le debían favores o le tenían mucho miedo”, agregó.
Aquel verano de 1996, con su cámara Nikon f4, Cabezas retrató al empresario mientras caminaba sobre la arena de Pinamar junto a su esposa. Esas imágenes no eran consecuencia del azar, sino de un largo trabajo de investigación de Cabezas y Michi y de otros periodistas y reporteros gráficos de la revista.
Noticias investigó los negocios de Yabrán pero también la red de relaciones del empresario con personajes como algunos represores de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que más tarde serían condenados por violaciones sistemáticas a los derechos humanos durante la última dictadura militar. Eran sus custodios.
“Esos custodios, de hecho, tenían una agencia de seguridad que se llamaba Bridees, que significa Brigada de la ESMA, que fue el lugar de torturas más fuerte que tuvo la República Argentina. De esa gente se rodeaba yabrán para garantizar sus negocios”, explicó Michi.
Las fotos de 1996 tuvieron consecuencias inmediatas para Cabezas. “Durante todo ese año, José Luis recibió amenazas en su casa, y al verano siguiente, el verano del 97, nosotros volvimos a hacer la temporada en Pinamar, con la intención de poder conseguir algo más: conseguir la entrevista con Yabrán”, recordó su compañero. “Para lograr la entrevista, montamos guardias, sin saber que ya había un plan criminal en marcha para quitarnos del medio, un plan criminal donde intervenían los custodios de Yabrán, la policía local y un policía en particular, Gustavo Prellezo, quien termina ejecutando a José Luis con una banda de delincuentes comunes”.
“No se olviden de Cabezas”
Tras su asesinato, periodistas y reporteros gráficos de todos los medios salieron a las calles al grito de una frase que quedaría grabada en la memoria del país. “No se olviden de Cabezas”.
El juez a cargo de la causa, José Luis Macchi, comprobó que el jefe de la custodia de Yabrán, Gregorio Ríos, había encomendado el crimen a integrantes de la policía de la provincia de Buenos Aires, que luego actuaron junto a delincuentes comunes contratados para la misión, según la sentencia.
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Tras la caída de los autores materiales del crimen, Yabrán se vio acorralado por la Justicia. El 20 de mayo de 1998, 16 meses después del asesinato de Cabezas, el empresario se suicidó en una de sus estancias de la provincia de Entre Ríos, cuando la policía local rodeaba la propiedad para detenerlo y llevarlo ante el juez.
Testigos clave, la ubicación de los teléfonos celulares de los policías, los cruces de llamadas y la confesión de los delincuentes que intervinieron en el crimen permitieron que, en febrero del 2000, un tribunal condenara a prisión perpetua a ocho hombres por el secuestro y homicidio de cabezas.
El policía Gustavo Prellezo, quien se declaró inocente y pidió su absolución, fue condenado como autor material de los dos disparos al reportero gráfico; mientras que Gregorio Ríos, jefe de la custodia de Yabrán, y cuya defensa sostuvo que no había elementos para acusarlo, fue condenado como instigador;
Otros dos policías, Sergio Cammaratta y Aníbal Luna, quienes también pidieron no ser condenados, fueron sentenciados como partícipes primarios, al igual que Horacio Braga, Sergio González, José Luis Auge y Héctor Retana, miembros de la banda conocida como “los horneros”, y cuya defensa solicitó al tribunal que solo los condenara por el secuestro.
Retana murió en la cárcel en 2001. Cammaratta, en 2015. Ninguno de los otros condenados cumplió la totalidad de su pena. “Hubo dos jueces de (la Cámara de) Casación (de la provincia de Buenos Aires) que les bajaron las condenas a los asesinos y a partir de ahí, con el dos por uno y la buena conducta empezaron a salir en libertad, a tal punto que hoy no queda ninguno preso”, dijo Michi.
Prellezo fue beneficiado con el arresto domiciliario y actualmente se encuentra en libertad. CNN se comunicó con Prellezo, pero el expolicía declinó hacer comentarios sobre el caso cabezas y la acusación en su contra.
El crimen de Cabezas tuvo consecuencias directas sobre el poder político, la policía y el poder judicial de la provincia de Buenos Aires, que debieron atravesar reformas para responder a una sociedad conmocionada por los hechos. Veinticinco años después, su familia, amigos y colegas siguen pidiéndole a las autoridades y a los argentinos que no se olviden de cabezas.