Londres (CNN) – La posibilidad de una inminente invasión rusa a Ucrania intensifica el estado de alarma en la región, amenazando con hundir aún más a los 44 millones de habitantes del país en las garras del conflicto.
Pero un movimiento del Kremlin también se extendería mucho más allá de la frontera compartida de las dos naciones.
Los expertos temen que pueda marcar el comienzo de una nueva era de incertidumbre en Europa del Este, que interrumpiría las cadenas de suministro y la economía global y forzaría un cambio en la influencia geopolítica que podría dañar la credibilidad de Occidente.
Estos temores aún podrían evitarse. El gobierno ucraniano está minimizando los riesgos inmediatos de una invasión a gran escala, incluso cuando los funcionarios de todos los bandos se esfuerzan por encontrar una solución diplomática a un enfrentamiento que, según advierte la administración de Biden, está peligrosamente cerca de la guerra.
Si ocurre una incursión, no está claro qué forma tomaría, y predecir las intenciones del presidente de Rusia, Vladimir Putin, es un ejercicio notoriamente imprudente. “Cualquier guerra contemporánea sería horrible, pero hay gradaciones en el horror”, dijo Nigel Gould-Davies, exembajador británico en Bielorrusia que ahora es investigador principal para Rusia y Eurasia en el grupo de expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés).
La eficacia de una respuesta dirigida por la OTAN también es crucial para determinar la duración y el alcance de los impactos de cualquier invasión, según los analistas.
Pero cualquier movimiento ruso pondría a prueba la resolución de las naciones occidentales y plantearía una serie de incertidumbres económicas y de seguridad.
“Esta es fácilmente la crisis de seguridad más grave en Europa desde la década de 1980”, dijo Gould-Davies.
“Rusia y Occidente han estado en desacuerdo tan fundamentalmente sobre la visión del mundo y ese desacuerdo fundamental fue barrido bajo la alfombra durante años”, agregó James Nixey, director del programa Rusia-Eurasia en el centro de estudios con sede en Londres Chatham House.
“Ahora Rusia decidió que va a subir la apuesta”, dijo. “Es un problema del mundo real que tiene implicaciones globales”.
El nuevo frente en Europa
A medida que crece la amenaza de un movimiento ruso hacia Ucrania, también lo hace el volumen de la retórica de Occidente.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo a CNN este martes que habría “graves consecuencias” por cualquier invasión rusa. El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que el país contribuiría a cualquier nuevo despliegue de la OTAN tras un ataque, mientras que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que “el costo será muy alto” si Putin decide moverse.
Pero la “escala de la reacción global depende del grado de inserción de Rusia en Ucrania”, dijo Nixey. Agregó que si bien muchos observadores son cautelosamente optimistas de que se evitará una guerra total, “me he equivocado antes, como lo han hecho la mayoría de los analistas de Rusia”.
Las consecuencias más inmediatas más allá de Ucrania se sentirían en los estados de Europa del Este y del Báltico, que encontrarían una Rusia abiertamente belicosa a sus puertas.
“Ucrania limita con varios estados de la OTAN. Habrá una gran preocupación de que esto no sea solo algo cercado y que tendría efectos indirectos, sino que su seguridad podría verse amenazada”, dijo Gould-Davies.
“Si a Rusia se le permite, o no se le desalienta, volver a trazar las fronteras una vez más, entonces claramente Rusia aprenderá lecciones de eso, ¿a dónde sigue?”, agregó Nixey.
Mucho dependería entonces de la respuesta de la OTAN, y los países que podrían encontrarse en la línea de fuego notarían rápidamente una mayor presencia de tropas. Hasta 8.500 soldados estadounidenses han sido puestos en alerta máxima por un posible despliegue en Europa del Este, dijo el lunes el portavoz del Pentágono, John Kirby. Tres funcionarios estadounidenses familiarizados con las discusiones también le dijeron a CNN que Estados Unidos y sus aliados podrían enviar despliegues adicionales a Rumania, Bulgaria y Hungría en los próximos días.
Ucrania no es miembro de la OTAN y es probable que la alianza no envíe soldados al país. Pero después de una incursión, una fuerte presencia de tropas probablemente permanecería a lo largo del borde oriental de Europa mientras Rusia mantuviera la tierra ucraniana, una perspectiva que reavivaría los recuerdos de una barrera de la era de la Guerra Fría que se dividía al este del oeste.
“Va a tener que haber una respuesta a lo largo de la línea del frente de la OTAN que actúe como elemento disuasorio… y hay que tener toda una estrategia de guerra en torno a eso”, dijo Neil Melvin, director de estudios de seguridad internacional en la Real Instituto de Servicios Unidos (RUSI).
“En Europa, esto cambiaría las cosas enormemente, porque estamos muy lejos de pensar en esos términos”, agregó. Melvin predijo que las naciones requerirían “fuerzas lo suficientemente grandes para luchar durante un período prolongado, para traer nuevas fuerzas de los EE. UU. [y] para luchar contra las dimensiones cibernéticas”.
“Va a ser un gran cambio”.
Preocupaciones económicas
Las consecuencias económicas de una invasión son desconocidas, pero hay varios posibles efectos colaterales que han preocupado a los expertos desde que se hizo evidente por primera vez la acumulación de tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania.
Más directamente, la interrupción de la producción agrícola de Ucrania podría tener un impacto directo en el suministro de alimentos.
El país es uno de los cuatro principales exportadores de cereales del mundo (se espera que represente alrededor de una sexta parte de las importaciones mundiales de maíz en los próximos cinco años, según las proyecciones del Consejo Internacional de Granos), por lo que un impacto directo en su producción podría afectar el suministro de ciertos productos alimenticios.
Pero más preocupante es el potencial impacto en los suministros de energía y las consecuencias de las duras sanciones occidentales sobre Rusia que se esperarían después de una incursión.
“Si estás hablando de un gran conflicto [que involucra] a uno de los mayores proveedores de energía del mundo, y un importante país de tránsito hacia el resto de Europa, entonces no puede haber impactos significativos en los mercados de energía”, dijo Gould-Davis.
Rusia provee alrededor del 30% del gas natural de la Unión Europea, y los suministros del país juegan un papel vital en la generación de energía y la calefacción doméstica en Europa central y oriental.
Rusia ya fue acusada de explotar esa dependencia; la Agencia Internacional de Energía dijo el miércoles que Rusia ha contribuido a un suministro insuficiente de gas en Europa al reducir sus exportaciones, y en los últimos meses el país también ha ejercido presión sobre el suministro en Moldava.
“Hemos visto a Rusia en los últimos meses explotar y exacerbar los problemas del suministro mundial de energía y aumentar los precios”, agregó Gould-Davies. “¿Podrían considerar el costo de algo mucho más serio que esto?”
La inflación en los costos de la energía ya ha afectado a millones de hogares en Europa; en Gran Bretaña, los consumidores pagarán aproximadamente £790 (US$ 1.075) más para calentar e iluminar sus hogares este año, según Bank of America, y el conflicto en Europa del Este podría desencadenar o profundizar la crisis del costo de vida en varios países.
Una preocupación en Europa es que Rusia estaría dispuesta a manejar una ruptura con el mercado europeo, dado su cambio gradual de suministro de gas y carbón a China en los últimos años.
Una aceleración en ese cambio causaría “una enorme sacudida en la economía [de Europa], porque tendrán que hacer algo más”, dijo Melvin. Esto podría potencialmente estancar los planes para una eliminación nuclear en partes del continente si las naciones se ven obligadas a buscar frenéticamente alternativas energéticas.
Biden estuvo realizando planes de contingencia para apuntalar los suministros de energía de Europa en caso de que Rusia invada, anticipando la escasez de gas y un impacto en la economía mundial, dijeron el martes altos funcionarios de la administración.
Mientras tanto, la UE está trabajando en una “amplia gama de sanciones sectoriales e individuales” en caso de una mayor agresión rusa, según un comunicado de la Comisión Europea que siguió a una reunión virtual con los líderes de EE.UU., Reino Unido, Italia, Francia, Alemania, Polonia, la UE y la OTAN. Biden le dijo a CNN que anticiparía “sanciones económicas significativas”.
Los analistas generalmente esperan un amplio paquete de sanciones que podría afectar a los principales bancos rusos, el sector del petróleo y el gas y las importaciones de tecnología. Pero los efectos en Europa y el resto del mundo también se sentirían.
“Cada vez que impones sanciones, impones grandes costos al objetivo, pero también corres el riesgo de sufrir daños por retroceso para ti mismo y para tus amigos y aliados”, dijo Nathan Sales, subsecretario interino de seguridad civil, democracia y derechos humanos en el Departamento de Estado de los Estados Unidos durante la administración Trump.
Y aunque se ha confiado en las sanciones dirigidas a personas y empresas rusas desde la invasión rusa de Crimea en 2014, todavía existe “una relación de inversión sustancial” entre el país y Occidente que podría romperse, dijo Melvin.
“La pregunta ahora es cuánto más irían esas sanciones y cuánto más aislada se volvería la economía rusa”, agregó.
Un mundo mirando
Los expertos dijeron que las repercusiones de una invasión y, más pertinentemente, la fuerza de la respuesta occidental, se sentirán en todo el mundo. Algunos temen que cualquier movimiento ruso que pueda anotarse como una victoria podría alentar a otras naciones involucradas en disputas fronterizas.
“China observará atentamente las lecciones que pueda extraer sobre la resolución occidental”, dijo Gould-Davies. “Los taiwaneses van a sacar lecciones de eso, como cualquiera en una frontera a pesar de vivir al lado de un líder muy superior”, coincidió Nixey. Taiwán y China continental han sido gobernados por separado desde el final de la guerra civil china hace más de 70 años, pero el gobernante Partido Comunitario Chino (PCCh) de China ve a la isla como parte de su territorio y no ha descartado la fuerza militar para tomarla.
Ese contexto está subrayando la sensación en algunos sectores de que la respuesta de Estados Unidos a la crisis de Ucrania podría dictar cómo se verá en todo el mundo durante una generación.
“Veríamos efectos colaterales durante años y tal vez décadas por venir” si Rusia orquesta un movimiento exitoso, dijo Sales. “Eso les dirá a los dictadores de todo el mundo que Estados Unidos es un tigre de papel”.
Citó a “regímenes rebeldes como Corea del Norte e Irán” como otras naciones que podrían buscar capitalizar tal resultado. Pero Sales agregó que también existe “un escenario en el que Estados Unidos y la OTAN salen de esta crisis con su credibilidad mejorada”, en caso de que una respuesta fuerte inicie una escalada rusa.
Si las tensiones prolongadas derivan en un ataque ruso, también podría renovarse un debate en EE.UU. sobre qué papel debería desempeñar el país en Europa. “Ahora tienen una división política muy marcada entre un papel de policía global, que Biden ha defendido, o el otro campo de que solo hacemos lo que es de interés para Estados Unidos”, dijo Melvin.
Aunque muchas implicaciones de un movimiento ruso en Ucrania siguen siendo inciertas, hay una cosa en la que los expertos pueden estar de acuerdo. “En la política internacional, todo el mundo siempre está mirando a los demás”, dijo Gould-Davies.