(CNN) – A primera vista, la cifra es sorprendente: una mayoría, el 51%, de los votantes demócratas y de tendencia demócrata dijeron que preferirían que el partido nomine a un candidato diferente en lugar del presidente Joe Biden para 2024.
Eso parece un hallazgo catastrófico, ¿no? Los demócratas preferirían ver a alguien, cualquiera, que no sea Biden como su candidato en las próximas elecciones presidenciales. Aproximadamente en este momento de la presidencia de Barack Obama, casi 8 de cada 10 demócratas y votantes de tendencia demócrata (79%) querían que el partido lo volviera a nominar. ¡Pánico! ¡Sirenas! ¡Caos!
Excepto, bueno, que tal vez no sea así. Aunque los números de Biden son malos, son mejores de lo que se podría pensar. Aquí está la razón.
La pregunta de la encuesta no cuestiona específicamente si los encuestados quieren ver a Biden o a Bernie Sanders o a Elizabeth Warren o a Gavin Newsom o a Kamala Harris como el candidato de 2024. Pregunta si creen que el partido debería volver a nominar a Biden o elegir “un candidato diferente”.
Ese candidato “diferente” puede ser cualquiera. Y ese candidato suele ser muy diferente para, por ejemplo, un demócrata liberal que para un demócrata moderado. O para un demócrata que vive en Kansas frente a un demócrata que vive en Nueva York. Muy pocos votantes están pensando en el mismo candidato “diferente”.
De hecho, a los que dijeron que querían a alguien distinto de Biden se les preguntó si había alguien específico que esperaban ver nominado.
En total, solo el 12% de los votantes de línea demócrata tienen en mente un candidato distinto a Biden para 2024.
Piénsalo así: vas a un restaurante. Pides el pescado. Llega tu platillo. Estás más o menos a mitad de camino de terminar tu platillo, y te sabe un poco demasiado a pescado. El mesero se acerca y te pregunta si quieres seguir comiendo el pescado o si quieres otro platillo. En ese momento, es probable que tu mente piense en tu platillo ideal, lo tengan o no en el menú. Es muy probable que te deshagas de tu comida actual para optar por el nuevo platillo, sea cual sea el que hayas evocado en tu mente.
Ahora, considera el mismo escenario, excepto que cuando estás a mitad de camino con el pescado, el mesero se acerca y dice que estaría encantado de cambiar tu pescado por el platillo principal de pollo. Ahora bien, ya habías elegido el pescado en lugar del pollo por alguna razón: tal vez no te gustó cómo estaba preparado o simplemente no te apetecía el pollo. En este caso, es mucho más probable que te quedes con el pescado.
La cuestión es la siguiente: las opciones para 2024, suponiendo que haya siquiera una opción en el lado demócrata, serían entre Biden y otro candidato específico. Ese candidato, sea quien sea, tendrá sus propios puntos fuertes y débiles. Para algunos demócratas que buscan desesperadamente una alternativa a Biden, ese candidato será la opción perfecta. Para muchos otros, sin embargo, ese otro candidato no será en absoluto lo que imaginaron cuando dijeron a un encuestador que preferirían a alguien que no fuera el presidente como candidato del partido en 2024.
Biden no se enfrentará a un “candidato diferente” genérico. Se enfrentará a otro político concreto. Y eso significa que casi inevitablemente le irá mejor contra esa persona, sea quien sea, que contra un otro candidato idealizado.
Nada de esto quiere decir que Biden esté en una posición fuerte en este momento. No lo está. Seis de cada 10 votantes independientes que se inclinan por los demócratas preferirían que los demócratas nominaran a otra persona. Un número similar de liberales, el 57%, dice lo mismo.
Lo que quiere decir es que estas cifras no dicen que Biden perdería unas primarias en 2024. Aunque los votantes demócratas no estén encantados con él, cualquier otro candidato que le desafiara también tendría defectos, y eso significaría que él o ella tendría una contienda mucho menos prolífica contra Biden que el “candidato diferente” genérico.